Las pasarelas o puentes peatonales son estructuras que permiten el cruce seguro de las personas, a través de las vías, donde las velocidades de los vehículos pueden poner en riesgo la vida.
Sin embargo, en el caso de las ubicadas en las principales avenidas de la zona metropolitana de Anzoátegui como lo son la Intercomunal Jorge Rodríguez y la Alterna Argimiro Gabaldón se evidencia lo contrario, pues ciudadanos consultados aseveraron que la mayoría se han convertido en inseguras por diversos factores.
Una de las principales causas radica en la falta de mantenimiento: pintura desgastada, escalones rotos y hasta incompletos; así como rampa inestable.
Al menos así se puede observar al atravesar casi todos estos puentes peatonales, especialmente los de la primera avenida citada.
Y es que al iniciar el recorrido desde la capital anzoatiguense, la pasarela de Boyacá refleja el abandono en que se encuentra, por lo que pocas personas la utilizan.
“Yo me mareo cuando paso por allí porque se mueve mucho. Cuando tengo que cruzar con mis nietos es que subo y voy con temor, con el Jesús en la boca”, expresó la jubilada Lesli Ramírez.
Al subir las escaleras en ese puente, las ramas de un árbol dificultan el acceso. Seguidamente, la estructura metálica que atraviesa la vía parece hundirse en cada pisada y al final, antes de bajar los escalones del lado contrario, está un tramo de la lámina roto.
Falta de uso
La pasarela que se encuentra en el sector Las Garzas, adyacente a la Estación de Servicio (E/S), es una de las menos transitadas, y no precisamente por malas condiciones, pues sólo adolece de pintura.Durante el recorrido que realizó El Tiempo se observó basura regada en los primeros escalones, sentido Barcelona-Puerto La Cruz, lo que hizo a un ciudadano dudar que estuviese en buenas condiciones.
“Lo que le hace falta es uso”, expresó, al tomar la decisión de utilizarla para cruzar.
Otra de las pasarelas que se ubican en un tramo concurrido, pero que no es muy utilizada por sus condiciones, es la que está a la altura de la entrada del hospital, adscrito al Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), Domingo Guzmán Lander, del sector Las Garzas.
Algunos escalones de cemento están rotos y en el lateral, sentido Puerto La Cruz-Barcelona hasta falta uno de los tramos, por lo que las personas deben hacer maromas para subir o bajar.
“Yo era una de las personas que solían hacer llamados de conciencia para que utilizaran las pasarelas, pero ya ni yo las uso. Primero, por problemas de movilidad, tengo 60 años y eso me cansa; y segundo, por lo inseguras”, manifestó la licenciada en Gestión Social para el Desarrollo Local, Elisa Carpio.
En este sentido, la sexagenaria sugirió que debajo de las estructuras exista también un rayado peatonal que obligue a los conductores a reducir la velocidad y así se facilite el transitar de las personas con alguna discapacidad.
Aparte de tener las láminas de la mayoría de los escalones rotos –al punto de parecer despegarse con las pisadas–, así como también algunos tramos de la rampa que atraviesa ambos sentidos de la vía, la pasarela que se encuentra entre los sectores Sierra Maestra y Pozuelos se convirtió en insegura por la delincuencia.
“Aunque esté en esas condiciones desde hace tres años, yo trato de usarla, caminando con cuidado. Pero a veces se paran los malandros en los escalones a cazar a quien suba, para robarlo. Cuando los veo, prefiero arriesgarme a cruzar la avenida”, relató el ama de casa Ana Gamboa.
Por otro lado, a pesar de estar en buenas condiciones físicas, las dos pasarelas situadas a la altura de Molorca no reciben un adecuado uso, aunque ese tramo es uno de los más concurridos por los usuarios del sistema Bus de Tránsito Rápido (BTR) Cacique Cayaurima, que suelen atravesar los canales de la vía para enlazar con la parada de transferencia.
Por usar más que todo esta estructura, Carpio recordó que quedó psicológicamente afectada, pues antisociales se aprovechaban del cansancio que le generaba subir y bajar los escalones, para robarla.
Más transitada
De las 14 pasarelas que se encuentran a lo largo de las avenidas Intercomunal y Alterna, sólo la instalada a la altura del Complejo Polideportivo Simón Bolívar es la más utilizada. La mayoría de las personas coincidieron en que además de que se encuentra en buenas condiciones, su estructura de rampa completa facilita el paso de las personas hasta con problemas de movilidad.
Este mismo panorama de inseguridad se repite en las ocho pasarelas que hay a lo largo de la antigua Vía Alterna, en las que el problema estructural se reduce más que todo a la mala fachada, pues lo más grave tiene que ver con la delincuencia. Al menos en ello coincidió la mayoría de las personas entrevistadas.
“A nivel de estructura es segura, porque no se mueven las láminas cuando uno camina, como ocurre en otras. Pero a veces roban a las personas, a cualquier hora del día, cuando atraviesan la pasarela. Los malandros las cazan cuando van pasando y al bajar, las agarran. Pasa más que todo cuando cruzas de la urbanización al barrio Razetti I”, relató Argenis Vásquez.
Para Marien España, habitante del barrio Universitario, no hacer uso de la pasarela durante el día es cuestión de inconciencia.
“A la gente le da como flojera. De noche es que puede ser insegura, por la oscuridad de la avenida Alterna”, señaló.
Similar opinión fue compartida por la vendedora informal Delia Ramos, haciendo referencia a la estructura que se ubica a la altura de Tronconal.
“La pasarela no está tan mala, como para decir que por eso no la pueden usar. De hecho, cuando presenta algún desperfecto, la misma comunidad la arregla. Recientemente, arrollaron a una niña de 12 años por no usarla; menos mal que no fue tan grave. Pero ocurrió un domingo, cuando no suelen pasar tantos carros”, mencionó.
Puerto La Cruz / Elisa Gómez