El reciente contagio de COVID-19 del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se suma a la imparable ola de coronavirus que azota a un país que acaba de superar los 300 mil muertos y los 4 millones de enfermos, de acuerdo con estadísticas reveladas por la agencia de noticias EFE.
Como una "crónica de una muerte anunciada", México cosecha lo que sembró antes de que se iniciaran las Navidades, cuando decidió no aplicar ningún tipo de restricciones.
“Hay la polémica sobre si nos reunimos o no por esta nueva variante (ómicron), que lo hagamos con cuidado, pero que sí procuremos reunirnos con nuestros seres queridos, que es muy importante vernos, es algo bellísimo el encontrarnos”, señaló López Obrador en diciembre cuando eliminó las restricciones.
Ómicron, que las propias autoridades sanitarias ya admiten que se está convirtiendo en la variante con más presencia, ha demostrado su capacidad de contagio en las últimas semanas.
La consecuencia visible es el aumento exponencial en el número de contagios diarios -esta semana se registraron más de 11.000– y en las largas filas para acceder a una prueba en la sanidad pública y privada.
Como respuesta a las ingentes solicitudes para una prueba, Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud y zar contra la pandemia, pidió este martes a la población que ha tenido contacto con positivos y no tenga síntomas no hacerse el test.
Ciudad de México / Redacción Web