La FIFA impuso un veto de por vida a Enrique Sanz, el exsecretario general de la CONCACAF, tras encontrarle culpable de aceptar sobornos.
Sanz fue fácilmente identificado como un co-conspirador no identificado en la acusación que el Departamento de Justicia presentó en 2015 — el número 4 en la acusación original en mayo de ese año, y el número 3 en la posterior acusación que se reveló en ese diciembre.
Fiscales federales estadounidense alegaron que Sanz, junto a otros funcionarios vinculados con la FIFA, organizó y aceptó sobornos relacionados con los derechos comerciales de torneos internacionales de fútbol. Las competiciones incluyeron partidos de las eliminatorias de la Copa Mundial y la Copa América Centenario 2016.
Aunque los fiscales federales estadounidenses nunca imputaron o sentenciaron públicamente a Sanz, alegaron que el colombiano participó en la trama cuando trabajó para Traffic USA, una compañía de marketing deportivo, antes de unirse a la CONCACAF en 2012.
La acusación que se hizo pública consignó que Sanz recibió una “carísima pintura de una galería de arte en Nueva York” como soborno cuando trabajaba bajo las órdenes de Jeffrey Webb, el entonces presidente de la CONCACAF y vicepresidente de la FIFA. Webb, banquero de las Islas Caimán, se declaró culpable de varios delitos financieros y aguarda sentencia.
La FIFA dijo que el órgano de decisión de la comisión de ética independiente investigó la negociación de sobornos a Sanz durante su gestión en la Confederación de Fútbol de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe entre 2012-15.
Fue encontrado culpable y también deberá pagar una multa de 100.000 francos suizos (100.000 dólares).
AP / Nueva York