Desde hace un par de semanas, los vendedores informales que ejercían su actividad en las principales calles del centro de Puerto La Cruz, han ido instalando sus tarantines en los sitios que, antes de la pandemia, eran sus habituales sitios de trabajo.
Las calles Sucre, Libertad, Buenos Aires, así como la avenida 5 de Julio, son algunas de las zonas que los comerciantes han retomado, aprovechando la suspensión de la cuarentena durante el último mes del año.
Mientras atendía a una señora que le preguntaba por el precio de un pantalón, Lorena Medina explicó que esos siempre han sido sus lugares de trabajo, pero que por el tema de la pandemia, habían tenido que salir de allí.
“Dejamos de colocarnos en nuestros puestos porque había cuarentena y la policía no nos permitía laborar, pero ahora que se decretó la flexibilización, decidimos aprovechar este mes para producir un poco más de dinero”, señaló.
Jennifer Zapata manifestó que durante el tiempo que no pudo trabajar como acostumbraba, hubo momentos en los que se encontró en una situación económica difícil, pues no generaba nada de ingresos.
“Tuve que comenzar a ofrecer mi mercancía por redes sociales, pero se vendía poco porque la gente sólo pensaba en conseguir para la comida”, afirmó.
La ropa, tanto de caballero como de dama, es la principal oferta que se puede conseguir en estas tiendas improvisadas. También hay quienes expenden juguetes, bisutería y bolsos, entre otros artículos.
Los precios, al menos de las prendas de vestir, son similares a los que se hallan en los establecimientos tradicionales. Por ejemplo, las franelas o blusas se consiguen a partir de cinco dólares y pantalones desde US$15.
Puerto La Cruz / Javier A. Guaipo