Desde hace un mes, la publicista Gabriela Pino empezó a notar que le estaba costando leer algunas cosas con nitidez. Sin embargo, no le prestó mucha atención y continuó con sus labores habituales.
Al pasar de los días, no sólo persistía la vista borrosa sino que además comenzó a tener dolores de cabeza constantes, lo cual sí le despertó una gran preocupación.
Luego de contarle a su madre lo que le estaba ocurriendo, ésta le aconsejó que buscara a un especialista para que le evaluara la visión, ya que, según su experiencia, esto era lo que podría estar afectándole
Siguiendo el consejo de su madre, Gabriela acudió a una óptica ubicada en la avenida 5 de Julio de Puerto La Cruz, para que la examinaran.
“Luego de la evaluación del optometrista me dijeron que tengo 0,75 de astigmatismo sólo en el ojo derecho. Como el problema era en un solo ojo, estaba forzando mucho la vista y por eso me dolía la cabeza todas las noches. Gracias a Dios, ya me colocaron los lentes que necesito, según mi problema, y todo ha mejorado”, relató.
Aun cuando encontró solución a su situación visual, hubo un elemento adicional que no pudo evitar y que, por momentos, le quitó un poco la paz: el duro golpe a su bolsillo.
COMUNES
Algunas de las anomalías visuales más comunes que se reportan entre los ciudadanos son el astigmatismo y la miopía. En términos clínicos, ambos defectos son refractivos. Por lo general, las personas confunden uno con el otro, cuando la realidad es que son diferentes. La persona que sufre miopía tiene dificultad para ver de lejos, mientras que quienes padecen de astigmatismo ven borroso de cerca y de lejos.
“En total cancelé 34 dólares por la fórmula y el cristal. El examen me salió gratis porque compre todo lo demás. Yo tenía ese dinero ahorrado para comprar unas cosas personales, pero tuve que descompletar porque esto era prácticamente una emergencia. Si bien es cierto que ya estoy mejor, el bolsillo no me quedó muy bueno. Estas cosas están muy caras ahorita”, dijo la publicista.
Y es que las declaraciones de esta joven no se alejan para nada de la realidad, pues en un recorrido hecho por diferentes ópticas del área metropolitana de Anzoátegui se pudo constatar que utilizar lentes en la actualidad “cuesta un ojo de la cara”. Sólo las monturas se consiguen a partir de 8 dólares, es decir, más de 25 millones de bolívares (tomando como base el dólar paralelo promedio: Bs 3.200.000), mientras que el precio de los cristales oscila entre 10 y 60 dólares, o su equivalente en moneda nacional.
“Yo tengo varios años presentando miopía en los dos ojos, y desde hace algún tiempo dije que quería cambiar mi montura y evaluarme a ver si tenían que aumentarme la fórmula. No lo había podido hacer porque no tenía el dinero suficiente, así que me puse a reunir poco a poco hasta que pude hacerlo. Como mis lentes son de visión sencilla porque sólo tengo 1,75 de miopía, y tomé unos cristales que no son antirreflejos, los lentes me salieron en 35 dólares. Hay promociones de 15 y 20 dólares en algunas ópticas, pero esas monturas son tradicionales, y no llaman la atención de los que somos jóvenes”, adujo la universitaria Adriana Rojas.
Dependiendo del problema en la vista que tenga la persona, y el tipo de montura, se pueden llegar a gastar hasta 70 dólares en la adquisición de unos anteojos.
En la mayoría de las ópticas visitadas por el equipo de El Tiempo, las evaluaciones básicas de optometría cuestan entre 2 y 3 dólares.
No obstante, hay sitios de la zona norte de la entidad en los cuales no se cobra por este examen. En otras ópticas hacen gratis la evaluación a los clientes que terminan comprando algunos de los modelos de anteojos ofrecidos en el comercio.
En el caso de las consultas de Oftalmología, el desembolso es mucho mayor. Al hacer un pequeño sondeo se pudo corroborar que la mayoría de los oftalmólogos ofrecen sus consultas a un costo que oscila entre 25 y 30 dólares, dependiendo del especialista. Este monto se traduce en unos 80 millones de bolívares (10 meses de salario integral mínimo).
Puerto La Cruz / Jesús Bermúdez