En 1977 el cineasta y dramaturgo Román Chalbaud estrenó ‘El pez que fuma’, una de las películas más icónicas del cine venezolano y cuatro décadas después regresa a la gran pantalla a través el largometraje documental ‘Un país llamado El pez que fuma’, escrito, dirigido y coproducido por Alejandro Picó.
La película ha participado en festivales de Estados Unidos y Latinoamérica y se proyectó este jueves en la Casa de América de Madrid, su estreno en Europa.
En una entrevista con EFE en Madrid, Picó señala que la idea de realizar el documental surgió cuando estudiaba en la Escuela de Cine y Televisión de Caracas y tras conocer a Román Chalbaud, uno de los realizadores venezolanos “con más extensa filmografía y películas majestuosas”, quien “tenía muchas historias interesantes, anécdotas y sabiduría”, rememora.
Cuando en la Cátedra de Documental le dijeron que debía entregar una pieza documental, su primera y única idea fue hacerlo sobre una película venezolana: “quería que el cine venezolano tuviera un documental”.
El proyecto comenzó a gestarse en 2012 con las primeras entrevistas a Chalbaud y luego a los actores principales.
“Hice la cámara, el sonido, tenía una maleta con tres luces, llegaba a un sitio, iluminaba, hacía las entrevistas y también fui el editor, entonces es un documental que hice prácticamente solo”, afirma.
Para 2019 tenía casi todo y una vez incorporada la música y la mezcla de sonido contactó con Román Chalbaud: “dije esto no lo puede ver nadie hasta que no lo vea él».
‘El pez que fuma’ sigue siendo un referente para quienes estudian cine en Venezuela, “es una película mágica y me atreví a hacer un documental sobre esa película; y, bueno, esa magia salpica a este documental”, comenta Picó.
El largometraje ofrece testimonios inéditos de Román Chalbaud y conversaciones con los actores Orlando Urdaneta, Miguel Ángel Landa, Haydée Balza y Pilar Romero. Además incluye declaraciones del director de fotografía César Bolívar, el crítico Rodolfo Izaguirre, el dramaturgo Ibrahim Guerra y el director cinematográfico Thaelman Urguelles, así como fotogramas inéditos, escenas detrás de las cámaras y anécdotas sobre los ensayos y el montaje.
Alain Acosta, uno de sus coproductores, destaca por su lado la revalorización del patrimonio audiovisual del cine venezolano a través del documental y se muestra «complacido» de «esa reacción de las nuevas generaciones para valorar ese cine de origen y acercarse a él”.
La cinta, premiada en varios festivales latinoamericanos, llega ahora a Europa en «una oportunidad de establecer un puente cultural, que abre el camino a otras películas en un momento en el cual hay un renacer del cine venezolano», según Luisa Virginia Torres, coproductora del largometraje.
“Sientes que te internacionalizas y que estás tocando no solo las expectativas o el sentimiento de los venezolanos, sino del mundo en general”, dice.
Caracas / EFE