Durante al menos siete años ha estado cerrado el taller de fabricación mecánica, ubicado en el área de Tecnología de la Universidad de Oriente (UDO), Núcleo de Anzoátegui.
El lugar luce abandonado, hay mucho polvo, tanto en el piso como en lo poco que queda de equipos y materiales que anteriormente eran usados en el lugar. Y en varias zonas de las paredes hay telaraña.
Esto sin contar que el sitio carece de iluminación, gracias a la delincuencia que en los últimos meses ha terminado de cargar con lo que aún reposaba en el espacio.
"Primero empezamos con los problemas eléctricos y después vino el saqueo del lugar. El vandalismo se llevó los motores y partes principales de los tornos (equipo para fabricar piezas mecánicas), todo el cableado eléctrico, los sistemas neumáticos, todo eso lo desvalijaron. Eso fue antes de la pandemia y cuando llegó la pandemia terminaron de desvalijar el taller. Ya esto tiene como siete u ocho años que no es utilizado por estudiantes", detalló Venancio Mata, jefe del departamento de Tecnología.
Añadió que unos 600 estudiantes de diferentes carreras se ven afectados en lo que respecta a la práctica por la inhabilitación de este espacio.
Hace 10 años, precisó, se beneficiaban más de mil bachilleres, quienes aprovechan el lugar para ejecutar lo aprendido durante las clases teóricas.
"Aquí se le prestaba servicio a Ingeniería Mecánica y a algunas asignaturas de Ingeniería Eléctrica e Industrial. Aquí, además de los tornos, había prensas, taladros, dobladoras y cortadoras, que eran equipos esenciales para los procesos previos. El almacén de mecánica también se encuentra desvalijado por completo. Es necesario que este taller sea recuperado porque la academia está siendo afectada a nivel del profesional que egresa de la institución. Digamos que el dinamismo que tiene lo teórico-práctico y el aprender haciendo las cosas, está limitado debido a que nuestros talleres se hayan en paupérrimas condiciones", enfatizó.
El jefe del departamento de Tecnología señaló, además, que los profesores, ante la imposibilidad de usar el espacio para dar sus materias, han optado por aplicar la parte práctica a través de simuladores en línea o software que se pueden usar en una computadora.
No obstante, Mata instó al Estado a brindar ayuda a la universidad, ya que para nadie es secreto que desde hace varios años está limitada a nivel presupuestario.
"Todas las universidades tenemos ese problema presupuestario, y lo cierto es que se requiere buscar una forma de financiamiento de las mismas instituciones gubernamentales, que hay muchas que pueden ayudar en la repotenciación aquí o en la dotación de estas instalaciones", finalizó.
Ignacio Díaz, secretario general del Sindicato de Trabajadores de la UDO (Sintraudo), recordó que en el taller laboraban hasta ocho trabajadores, entre obreros, personal administrativo, técnicos y encargados del almacén.
"Unos trabajadores se han jubilado, otros quedaron sin su trabajo cuando fue cerrado el taller. Si no hay áreas cómo éstas, ¿cómo reingresamos a trabajadores? Hay cosas menores que nosotros, dentro de la universidad, lo podemos hacer con los pocos recursos, tales como el arreglo de los baños del área de Tecnología, que es una labor que se está llevando a cabo en la actualidad, pero la recuperación del taller requiere de una mayor inversión. Por eso también hacemos un llamado a las empresas privadas del estado que quieran ayudar a recuperar éste y otros espacios", acotó.
Mientras tanto el estudiante de Ingeniería Química, Adrián Beaumont, resaltó que con los equipos necesarios para las prácticas en las diversas materias pueden lograr aprender más y formarse mejor como profesionales.
"Muchos de esos equipos los vamos a usar en ciertas industrias y por eso es importante, pero la realidad es que varios de esos equipos que hay en la universidad no están funcionando. Nosotros, los estudiantes, tenemos la recurrente necesidad de querer ayudar, porque nos duele la universidad. Antes teníamos más cosas, mientras que ahora no tenemos ni la mitad de eso, simplemente porque se los han robado o las han destruido", agregó el bachiller, quien reside en San Diego, zona rural del municipio Sotillo.
Puerto La Cruz / Jesús Bermúdez
