Este lunes, los médicos trabajaban para ayudar a los sobrevivientes, y cientos de personas buscaban a más víctimas en playas repletas de escombros tras el paso de un tsunami que destruyó casas, hoteles y otras construcciones al golpear sorpresivamente una región de Indonesia.
Las olas que arrastraron a gente aterrorizada hacia el mar el sábado por la noche, en el Estrecho de la Sonda, se produjeron tras una erupción y posible deslave en Anak Krakatau, una de las islas volcánicas de fama más siniestra en el mundo.
Al menos 373 personas murieron, 1.459 resultaron heridas y 128 están desaparecidas en la costa oeste de la isla de Java y la costa sur de la isla de Sumatra. La cifra de muertos podría aumentar cuando las autoridades reciban la información de todas las zonas afectadas.
La Asociación Médica de Indonesia indicó que enviará a más doctores y equipo especializado, y que muchos de los heridos requieren de la atención de ortopedistas y neurocirujanos. La mayoría de los pacientes son turistas nacionales que visitaban la playa el fin de semana, que sería largo por la Navidad.
El tsunami fue el segundo que se cobra el número más alto de vidas en Indonesia este año, aunque el que azotó el 28 de septiembre la isla de Célebes estuvo acompañado de un poderosos sismo que alertó a los habitantes de que vendrían las olas.
El sábado en la noche, no hubo temblor alguno que alertara a la gente que llegaría un tsunami, el cual arrancó inmuebles de sus cimientos en segundos y arrastró hacia el mar a aterrorizados espectadores que estaban en un concierto en la playa.
Indonesia / AP