Un solo cantante en la era contemporánea puede jactarse de haber sido calificado como "La Voz" por antonomasia: se trata de Frank Sinatra, de cuyo fallecimiento se cumplieron 25 años, reseñó EFE.
Su suave voz y su estilo de "crooner" inconfundible quedará asociado para siempre a temas como "Strangers in the night", "My way" (mil veces versioneada en todos los estilos y lenguas) o "L.A. is my lady", por citar solo las más celebradas de las miles de canciones que interpretó.
Pero Sinatra también habría pasado a la historia como actor más que notable, con hitos como su trabajo en "De aquí a la eternidad" (1953) que le valió un óscar como mejor secundario, y otra película tal vez menos recordada como es "El hombre del brazo de oro" donde interpreta de manera escalofriante la vida de un adicto a la morfina.
En su larga carrera que le valió un enorme reconocimiento en vida, Frank Sinatra dejó "un legado canónico", como lo califica la página de la Wikipedia. Supo navegar sin estridencias entre el jazz y el swing, y luego al pop, manteniendo siempre una enorme popularidad ganada en gran parte en los años dorados de la radio.
Se suele atribuir a Sinatra la práctica de la amplificación técnica de la voz -la suya no era especialmente poderosa- por encima de la orquesta, de forma que la interpretación del cantante quedase, gracias a la labor del micrófono, por encima de los instrumentos aun cuando el artista estuviera en un registro más íntimo.
Nueva York / Redacción Web