El segundo debate de aspirantes a ser el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos (EE.UU.) ha dejado tras de sí mucho ruido, escasas propuestas y la sensación unánime de que la figura de Donald Trump sale reforzada y solo la Justicia impediría su tercera nominación consecutiva.
Expertos en política estadounidense y analistas de los principales medios de comunicación del país coincidieron en que durante la cita, celebrada en la Biblioteca Presidencial Ronald Reagan de Simi Valley (California), ninguno de los siete contendientes consiguió brillar.
O, al menos, no hasta el punto de alterar realmente la hegemonía que el expresidente republicano (2017-2021) mantenía en los sondeos previos al debate, con un 55,1 % de intención de voto, seguido por el gobernador de Florida, Ron DeSantis, con un 13,3 %, según la media de encuestas elaborada por la web FiveThirtyEight.
«Ninguno de los candidatos hizo lo suficiente para que la ventaja dominante de Trump bajase un solo peldaño», aseguró a EFE Aaron Kall, experto en Ciencias Políticas de la Universidad de Michigan.
Una visión en línea con la de Michael Cornfield, profesor de Política en la Universidad George Washington, quien añadió que «el valor de los debates está en ilustrar el potencial de los candidatos», pero que «ninguno sobresalió del resto» porque «se enzarzaron entre ellos» y «no se habló de políticas concretas».
Los aspirantes se enfrentaban nuevamente a un mismo enemigo a batir, Trump, quien volvió a ausentarse del encuentro de precandidatos. Pero solo DeSantis y el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie cargaron contra él principalmente, mientras el resto ni siquiera lo mencionó.
«¿Se presentan realmente a la presidencia? Si quieren ganar peso en el partido, tienen que atacar a Trump. Convirtieron el debate en intrascendente», dijo a EFE Richard Groper, profesor en el departamento de Ciencias Políticas de la California State University.
Entre los que no criticaron a Trump estuvo la exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora de EE.UU. ante la ONU, Nikki Haley, quien, sin embargo, fue la que mejor se desenvolvió en este debate organizado por Fox Business y Univision, según han coincidido buena parte de los analistas y expertos este jueves.
Un análisis conjunto de diversos periodistas de The Hill realzó que Haley «se presentó como la adulta de la sala sin echarse atrás en las diversas refriegas», mientras que Andrew Prokop, corresponsal político del medio digital Vox, hizo hincapié justamente en que «demostró un gran espíritu dando pelea al resto de candidatos».
De hecho, uno de los momentos más comentados de la tarde-noche se produjo cuando Haley protagonizó un intercambio de reproches con Vivek Ramaswamy por los videos que el empresario de biotecnología sube a su cuenta en la red social TikTok.
«Cada vez que te oigo, me siento un poco más tonta por lo que dices», le asestó la única mujer entre la terna de aspirantes republicanos.
Un golpe duro para el candidato más joven, y el único sin experiencia previa en cargos políticos, que fue una de las sensaciones de la cita anterior celebrada en Milwaukee, tras la cual hasta un millón de personas «googlearon» su nombre.
Tampoco le favoreció su nerviosismo rindiendo cuentas apresuradamente a la insistencia de DeSantis, entre otros, sobre su faceta como hombre de negocios y desde cuándo no mantiene vínculos comerciales con empresas de origen chino.
Ramaswamy y DeSantis, con 12 minutos 30 segundos y 12 minutos 8 segundos, respectivamente, fueron los que más tiempo de intervención acapararon en el debate. Haley se situó en quinto lugar, con 10 minutos 22 segundos, por detrás del senador de Carolina del Sur Tim Scott y exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie.
El exvicepresidente de la administración Trump, Mike Pence, y el gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum, fueron los que menos participaron, con 9 minutos 38 segundos y 7 minutos 39 segundos, respectivamente, según un recuento de la CNN.
Restan apenas cuatro meses para el inicio formal del proceso de elección del candidato republicano con los caucus de Iowa, pero todo sigue como estaba: con las miradas puestas más en Trump y sus cuatro causas penales abiertas que en los debates del partido.
Ahora los expertos se plantean incluso la razón de ser de estos encuentros: «Después del primer debate, se definió como una especie de competición por la vicepresidencia, pero el hecho de que Trump lo descartara puede haber puesto fin a eso», manifestó a EFE William Dunlap, experto en política y profesor en Quinnipiac University.
Desde el partido conservador siguen con su hoja de ruta y el tercer debate republicano se celebrará el próximo 8 de noviembre en Miami, para el que solo podrán concurrir aquellos candidatos que acumulen el 4 % de intención de voto en diversas encuestas y un total de 70.000 donantes únicos para su campaña.
Washington / EFE
