La celebración en honor a la Virgen del Valle será el próximo 8 de septiembre y la feligresía se prepara para sumarse a esta actividad que, como todos los años, es promovida por practicantes de la religión católica.
La fecha siempre ha sido propicia para elevar oraciones, sincerar el corazón y ofrecer las mejores intenciones a la “Patrona de Oriente”, cuyo homenaje incluye cantos, fiestas, plegarias y ceremonias de sacramento de la eucaristía.
Sin embargo, la pandemia y la necesidad de aplicar medidas sanitarias han cambiado este escenario, en función de cuidar la salud de los creyentes. Aun así, las ganas de agradecer de los devotos se mantienen intactas.
Valentina Díaz es una margariteña que, a pesar de no vivir en su ciudad de origen, conserva sus costumbres y tradiciones religiosas. Resalta que todas las personas que han vivido estas festividades han experimentado la misma alegría o gozo ante la Divinidad Mariana.
“La patrona ha formado parte de mi corazón desde que tengo uso de razón”, afirma Díaz.
Ella ve su vida misma como un milagro, debido a que al nacer tuvo una condición clínica muy riesgosa, pero la devoción de su madre por la "Reina Madre" y los esfuerzos médicos permitieron que viviera con buena salud.
Sin embargo, la situación socioeconómica del país se ha convertido en una limitante para que esta joven y su familia cumplan con la visita que, año tras año, hacían al santuario de “Vallita”.
Díaz, quien está residenciada en Maturín, estado Monagas, dice, con melancolía, que la cantidad de gente que asiste a la conocida “Perla del Caribe” ha disminuido; incluso refiere el hecho de que cada vez son menos los extranjeros que van a la isla, por el tema de la inseguridad.
Asimismo, coincide en que evitar las aglomeraciones es una necesidad impuesta por la pandemia, lo que hace que todo sea más difícil por el temor a contagiarse. De allí, agrega, que muchos prefieren ver la celebración por televisión o escucharla por la radio.
A pesar de todo, aspira a volver con la confianza de que serán recibidos con el buen ánimo y el calor característicos de sus coterráneos, quienes “no se cansan de venerar a la Virgen”.
La fuerza de la resiliencia es de las cosas que, según Valentina, piden más a la "Virgen bonita" en estos días. “Para que nuestra Venezuela no sea la de antes, sino que se convierte en una país mucho mejor para nosotros”.
Maturín / Oriana García Rivas