Parientes solicitaron este Jueves Santo los restos de Ángel David Márquez Márquez, de 31 años de edad, en el anfiteatro del Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses (Senamecf), en Barcelona.
El individuo, conocido como “el cumanés”, falleció el pasado martes 16, tras presuntamente intercambiar disparos con funcionarios de la División de Inteligencia y Estrategias Preventivas (Diep) de la Policía del estado Anzoátegui (Polianzoátegui), en la avenida Principal del Parcelamiento de Puente Ayala, en la capital de la entidad.
Al ser abordados por los periodistas, una mujer que prefirió permanecer en el anonimato contó que su sobrino político era soldador y estaba en su casa, ubicada en el mencionado sector cuando llegó la comisión policial. De seguidas, sacaron del lugar a su concubina Claudis Pérez y a su hija de 9 años.
“Los policías arrodillaron a Ángel en la sala de la vivienda, y lo balearon”.
Preguntamos por qué los oficiales liquidaron a Márquez, y la señora respondió que lo ignoraba. “Si Ángel estaba solicitado, los funcionarios debieron arrestarlo y presentarlo ante las autoridades. Ellos deben preservar la vida de los ciudadanos. Estoy hastiada de la delincuencia. Vivimos en un toque de queda. Uno no puede salir de la casa después de las 7:00 de la noche. Es una locura”.
Supuesto líder de banda
Una versión diferente a la del familiar de Ángel Márquez dio en aquella fecha el director de Polianzoátegui, coronel (GNB) Carlos Salazar García, quien expresó que realizaban patrullaje, en el marco del dispositivo de seguridad Semana Santa Segura 2019, cuando observaron al sujeto que estaba en actitud sospecha.
Según afirmó el jefe policial, Márquez desacató la voz de alto y accionó un revólver calibre 38 milímetros contra los uniformados. Hubo una balacera.
García señaló que “el cumanés” tenía prontuario y supuestamente era el jefe de una banda dedicada al robo de vehículos, extorsión, y secuestro en la zona metropolitana de la entidad. Además se había evadido del Internado Judicial José Antonio Anzoátegui del barrio Puente Ayala.
Barcelona / Yraida Núñez
