De nuevo una convocatoria de calle para un 12 de febrero es señalada por la dirigencia opositora como un punto de inflexión, un día de transición, que busca retomar la movilización contra el Gobierno. ¿Qué lo hace diferente en esta oportunidad?
La respuesta es sencilla y a la vez compleja: en este momento no existen planes alternativos para el antichavismo. El último atajo se consumió con el reciente y frustrado intento de activar el referendo revocatorio presidencial. Las condiciones impuestas por el Consejo Nacional Electoral (CNE) -recoger 4,3 millones de firmas en 12 horas en sólo 1 mil 200 puntos- echaron por tierra la iniciativa.
De ahora en adelante, las circunstancias parecen obligar a enfocar todos los esfuerzos hacia la unificación del liderazgo, la creación de una plataforma amplia y, principalmente, volver a estimular la participación de la población.
En el horizonte el único pasó inmediato que les quedan a los adversarios del Gobierno son las elecciones presidenciales de 2024, y aunque dos años parezca tiempo suficiente, en la práctica política resulta un lapso muy ajustado para lograr los cambios planteados.
“Vamos a convocar a las calles de Venezuela. A organizarnos en cada municipio, cada estado y cada rincón. Llamo al 12 de febrero a exigir condiciones para unas elecciones libres y justas. La elección presidencial que nos deben desde hace años (…) Si la dictadura pretendía que nos íbamos a quedar en las casas, que nos encuentre en las calles de manera pacífica; con un objetivo claro, con un llamado a la acción”, dijo el presidente de la Asamblea Nacional de 2015, Juan Guaidó, el pasado 23 de enero.
En opinión de un conjunto de especialistas consultados, la oposición tiene el tiempo y una oportunidad real para encarrilar su liderazgo y presentar una propuesta que conecte con las bases sociales.
El politólogo y analista Raniero Cassoni explicó a El Tiempo que la perspectiva de éxito para 2024 dependerá, en un primer momento, de la capacidad que se tenga para concertar una plataforma amplia.
Esto se vincula con la posibilidad de incorporar a todos los sectores del antichavismo, incluyendo tanto al ala radical como a las agrupaciones que han estado más abiertas a convivir con el madurismo. En esta lista se apuntan desde las toldas con representación en la Asamblea Nacional oficialista, como la Acción Democrática (AD) de Bernabé Gutiérrez o Primero Venezuela, así como Avanzada Progresista de Henri Falcón y organizaciones emergentes como la Alianza del Lápiz y Fuerza Vecinal.
“Hay actores (mal llamados alacranes) que quizá están más del lado opositor buscando ese cambio. Nadie tiene duda, por ejemplo, del trabajo de Laidy Gómez en la gobernación del Táchira y su compromiso con la oposición (…) Lo que se debe buscar es un mecanismo de concertación, entendiendo todo lo que va a hacer el madurismo de la mano del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), para impulsar una división interna dentro de la alternativa opositora”.
Cassoni insiste en que es importante consolidar una candidatura presidencial que permita emocionar a la población, “una que pueda soportar cualquier escrutinio que el régimen pueda realizar en contra de ese actor, es decir, que no lo vayan a inhabilitar”.
“Por otro lado, es importante entender que se necesita tener presencia de testigos en todos y cada uno de los centros de votación. De la misma forma, buscar y crear un mecanismo de defensa del voto que garantice la presencia de los testigos y, en paralelo, abrir caminos de diálogo entre la oposición y quienes quieran salir del régimen de Nicolás Maduro”.
Cassoni recalca que a la oposición le ha llegado la hora de propiciar ese diálogo interno, en el marco del entendimiento entre las partes, o abrir el paso a una nueva generación con otras ideas a la hora de hacer política.
“Esto va a depender de la capacidad que se tenga de diálogo, en ocasiones los actores políticos deben tragarse el orgullo, los sectores dentro de Acción Democrática deben entenderse o abrir el compás para que las nuevas generaciones puedan unificar el partido; ese sería el primer paso para lograr ese camino a 2024”.
Aprovechar la división chavista
En opinión del especialista Raniero Cassoni, para la oposición es vital capitalizar las divisiones internas que dentro del madurismo comienzan a ser visibles y tangibles, como un impulso extra en la estrategia unitaria. “Es claro que persisten sus problemas internos. Lo vemos con la situación de la familia Chávez, quienes fueron desplazados en Barinas. Esa situación ha obligado a Diosdado Cabello a cargar con la derrota, por ser vicepresidente del Psuv, y vemos como el ala civil, por decirlo de un modo, va tomando fuerza”.
Agrega que el factor tiempo es importante y que existe un margen favorable para alcanzar las metas estratégicas.
“La oposición tiene esa variable a su favor. No es necesario vender en 2022 que hay unidad. La unidad debe venderse a partir de la convocatoria de las fechas electorales y presionar para que, incluso, se puedan adelantar las elecciones presidenciales”.
El analista y profesor universitario, Daniel Santolo, coincide en señalar que los factores democráticos opositores tienen el tiempo suficiente para reordenarse y conectar realmente con la gente.
Agrega que de entrada se cuenta, por lo menos, con dos años para resolver los problemas internos de la oposición, buscar un programa de gobierno que la unifique alrededor de acciones concretas para ir avanzando socialmente al conectarse con los sectores populares, gremiales y sindicales, construyendo una base amplia y fuerte.
“En 2022 debe resolver ese problema interno de los sectores de oposición que creen en la ruta democrática y que se planteen una estratégica para derrotar al gobierno en 2024. Eso nos va a traer como consecuencia que para 2023 debe estar planteándose, si es necesario, unas elecciones primarias para que este sector que cree en la ruta electoral, constitucional y democrática escoja a un representante o un líder”.
Santolo estima que quienes estén dispuestos a competir deben aprovechar este tiempo para demostrar a la ciudadanía sus propuestas, y con base en el consenso, determinar quién sería el aspirante a enfrentarse a Maduro.
“Yo estoy más ganado a la idea del consenso (…) Si de aquí a 2023 alguno de estos líderes y lideresas repunta no haría falta llegar a las primarias, pero esa es la ruta que considero más conveniente. Hay que organizarse, resolver los problemas, conectarse con las bases sociales y hablar de los problemas reales de la gente”.
A su juicio es vital que los partidos políticos se legitimen frente a la sociedad. “Es necesario que esos liderazgos nuevos surjan y exista esa competencia sana para preparar un gran movimiento nacional que pueda derrotar electoralmente a Nicolás Maduro en 2024”.
Sostiene que los ciudadanos están a la espera de que se les presente un proyecto serio de país, donde se dejen de lado las “salidas rápidas”.
Reitera que solo será posible unificar al bastión opositor a través de una ruta, proyecto y estrategia común. “La unidad debe darse alrededor de esas premisas, de lo contrario nos va a agarrar el 2023 con cada uno andado por su lado”.
Acerca del tema de la movilización y reactivación de los llamados a la calle -como sucede con la convocatoria para el próximo 12 de febrero-, dice que debe verse con cuidado. Advierte que podrían llevar a la repetición de escenarios con manifestaciones o represión.
“Eso no tiene ningún sentido porque no nos lleva a ninguna parte, sobre todo a este Gobierno autoritario que no le cuesta nada reprimir. No creo tampoco que la gente esté esperando un llamado a la manifestación si tomamos en cuenta que cada quien está intentando resolver sus problemas personales, de seguridad, salud, y el país sigue atravesando una crisis pandémica que, de por sí, impide la movilización”.
El subdirector del Centro Gumilla y politólogo, Piero Trepiccione, reitera que la oposición debe ser “afectiva” a la gente para lograr cambios porque, si no, el panorama será favorable para el Psuv en los próximos años.
“Para lograr eso hay que hablar, conversar y transformar las voluntades en una unidad afectiva. Hay que crear un ‘evento avalancha’ de unidad nacional afectiva; si no se logra eso, si no hay esa consolidación, podemos tener a Maduro, o cualquier figura del Psuv, triunfando en 2024”, asevera.
Trepiccione apuesta por el reencuentro, ya que no se trata del mismo país que existió hace unos años: los cambios y las necesidades de las personas están presentes y a la espera de soluciones.
“Este año es propicio para el reencuentro, consolidación, lectura profunda de los acontecimientos y del acontecer geopolítico nacional. El país necesita discutir y reencontrarse. Desde las comunidades, desde el tercer sector y la ciudadanía en general. En este 2022 ya no existe la polarización extrema y es la oportunidad para visualizar qué tipo de país queremos ver en los próximos años”.
Trepiccione manifiesta que la victoria de la oposición en la gobernación de Barinas, a comienzos de enero, no debe tomarse en vano, pues representa una suerte de laboratorio para replicar esa unidad afectiva a lo largo del país.
“Barinas ha sido un laboratorio importantísimo, donde la oposición ganó y el gobierno judicializó el resultado para repetirlo y eso se transformó en un insulto a la inteligencia del pueblo, a la decisión popular. La oposición ahí demostró que puede ser una unidad más afectiva, más de reacción con la gente que apego político o acciones pragmáticas. Y por eso el 2022 se presenta como un escenario para encarrilar el liderazgo opositor actual”, destaca.
Aclara también que “los políticos deben alejarse de discursos y comportamientos llenos de egos, de intereses personales, y enfocarse en la calidad de vida de los venezolanos, en sus problemas diarios”.
“Somos un país devastado, en crisis, donde la calidad de vida es un desastre y sobre eso nuestro liderazgo habla poco”, enfatiza.
La agenda, según los expertos, está planteada en términos concretos para encarrilar los liderazgos y conectar con las bases sociales. Sin embargo, la amenaza del individualismo y las agendas personales siguen pesando sobre el antichavismo como una espada de Damocles, lo que podría echar al traste la oportunidad planteada para los próximos años.
Caracas / Rafael Arias
