La frustración pudo más que la vocación que tenían los dos médicos residentes que laboraban en el ambulatorio Manuel Emilio Dávila Mata de Guanape, estado Anzoátegui. Ellos prefirieron abandonar sus cargos al sentirse incapaces de prestar sus servicios a pacientes debido a la falta de insumos.
Así lo denunció el viernes Flor Enríquez, enfermera que trabajó hace varios años en el centro asistencial y expresó su preocupación porque la decisión de los galenos pues considera que dejaron "indefensas" a las personas con patologías graves.
"Los primeros auxilios, es decir los cuidados más básicos, son lo únicos que están prestando en el ambulatorio porque no tienen insumos médicos. El personal de ese lugar está en el olvido. Este año no les han suministrado nada", señaló Enríquez, quien no explica por qué las autoridades gubernamentales permiten que ese recinto funcione en "condiciones deplorables".
La profesional de la enfermería afirmó que la gente que cumple su labor en el pequeño nosocomio no cuenta con equipos de bioseguridad para poder atender a los enfermos con COVID-19 y tampoco reciben altas remuneraciones por cumplir sus funciones, algo inconcebible en época de pandemia.
Considera que si el Ministerio del Poder Popular para la Salud y la gobernación de Anzoátegui no destinan más recursos financieros para los hospitales y ambulatorios, la situación se agravará no sólo en Guanape sino en el resto de Venezuela.
"Si no se destinan dinero a la salud, este tipo de problemas pasarán a ser más graves. Ante la salida de los médicos, solo ocho enfermeras prestan sus servicios en Guanape y están divididas por turno porque el ambulatorio trabaja las 24 horas del día en pésimas condiciones. Espero que eso cambie pronto", agregó Enríquez, quien recordó que los ciudadanos que presentan patologías crónicas se ven obligados a ir a Valle de Guanape o Clarines, para hallar a los especialistas que les brindan la atención necesaria para salvar sus vidas.
Guanape / Joseph Ñambre