José Pirela quiere que 2018 sea el año de su consagración como bigleaguer, un deseo que podría cumplir si pule su accionar con el guante.
El criollo no ha dejado de trabajar desde que en noviembre, cuando recibió el alta médica.
El utility, convertido en jardinero izquierdo por el mánager Andy Green, está entusiasmado de cara a la próxima zafra de las Grandes Ligas.
Desde que Yankees de Nueva York lo llamó a la Gran Carpa en 2014, ha tratado de establecerse como titular. Ahora, ese sueño parece al alcance.
“Ha sido bien difícil”, confesó el toletero derecho a MLB.com. “No fue nada fácil cumplir mi sueño, que era llegar a las Grandes Ligas. Los Yankees me dieron la oportunidad de debutar, gracias a Dios, y siempre me mantuve trabajando. Sabía que así las cosas iban a llegar. No sabía cuándo, pero iban a llegar”, agregó.
El venezolano comenzó su carrera como camarero y campocorto en 2007. En las siguientes ediciones pasó también por la antesala, las tres praderas exteriores, la inicial y el rol de designado.
Esa polivalencia lo ha llevado a defender seis posiciones distintas en la meca del béisbol. Sin embargo, considera que la versatilidad ha sido tanto una ventaja como una limitación.
“Quizás los Yankees y los Padres no sabían en qué posición iba a jugar”, admitió. “Siempre ha sido esa la duda: que si me falta un poquito en segunda base, que si esto o aquello. El año pasado San Diego me dio la oportunidad que esperaba”.
Accionar
En 68 de sus 83 juegos estuvo en el jardín izquierdo, posición que ganó por su producción ofensiva, que le llevó a batear para .288, con 10 jonrones y 25 dobles en 310 turnos.
La cosecha le permitió ser nominado para el Premio Hank Aaron, aunque la zafra terminó antes de tiempo para él, debido a que golpeó una almohadilla y terminó con el dedo meñique izquierdo dislocado.
“Lo del dedo fue difícil, ya que no pude jugar los últimos 15 juegos y la rehabilitación fue bastante larga”.
Puerto La Cruz / Redacción