En un país construido por historias de esfuerzo y talento migrante, el pianista y educador venezolano Eddie Cisneros, nativo del estado Sucre, es un ejemplo vivo de cómo el arte puede ser una poderosa herramienta de integración, transformación y aporte comunitario.
Desde su llegada a Estados Unidos en el 2020, Cisneros ha cultivado una carrera sólida como músico profesional y formador artístico, desempeñándose activamente en bandas latinas de gran proyección en Miami y a la vez formando a más de 50 estudiantes de piano en academias locales y clases particulares.
Su compromiso va más allá del escenario: se ha convertido en un referente para jóvenes músicos que ven en él, un guía, un mentor y una inspiración. “Mi misión no es solo tocar, sino enseñar y devolver lo que yo recibí de mis maestros. Aquí encontré el espacio para hacerlo realidad”, afirma Cisneros.
Recientemente participó en La Biblioteca Session, un innovador proyecto audiovisual inspirado en el Tiny Desk Concert, donde grabó una presentación con la banda Bacalao Men. Este proyecto busca democratizar el acceso a la cultura y destacar a artistas que transforman el entorno desde la música.
Eddie representa el tipo de inmigrante que Estados Unidos necesita y valora. Comprometido, talentoso, educador y culturalmente activo. Su trabajo fortalece la diversidad del país, nutre su comunidad y demuestra cómo el arte puede tender puentes reales entre culturas.
En tiempos donde las contribuciones de la comunidad inmigrante merecen mayor visibilidad, historias como la de Eddie Cisneros, reafirman que el arte migrante no solo enriquece, sino que también transforma.
Sucre / Corresponsalía Carúpano
