El aura de Noel Gallagher empujó al Manchester City hacia una victoria supersónica en su visita al Fulham (0-4), que no pudo evitar una exhibición del equipo de Josep Guardiola, líder dos puntos por encima del Arsenal y en la orilla un título de la Liga Premier inglesa de fútbol muy disputado que parece decantarse de su lado.
Como en muchas otras ocasiones, aunque rara vez fuera del Etihad Stadium, Noel Gallagher, figura clave del grupo Oasis (con permiso de su hermano Liam), acaparó protagonismo en la grada del Craven Cottage. Acaparó casi todos los focos del duelo y dio lustre a una victoria que realmente se decidió sobre el césped gracias a un partidazo del Manchester City que coronaron con sus tantos Joško Gvardiol (doblete), Foden y Julián Álvarez.
El Fulham no fue rival para el Manchester City. Jamás amenazó la supervivencia del equipo de Pep Guardiola en su pulso por el título con el Arsenal. Ya salvado, sin nada en juego, el conjunto londinense se presentó como una opción para los hombres de Mikel Arteta, que necesitan un pinchazo de los ‘Citizens’ para llevarse la Premier League. Ese empate o esa derrota que tanto esperaban, esa ilusión, se diluyó pasados los diez primeros minutos del partido.
El Manchester City, dos puntos por debajo del Arsenal y con un partido menos, debía afrontar la final más fácil de las tres que tenía en una semana. Todas ante equipos de Londres, a los que seguramente no les hará mucha ilusión ayudar al Arsenal: además del Fulham, el Tottenham y el West Ham esperan al City en su camino hacia la victoria.
El Fulham sólo dio la cara durante el primer tramo del duelo. Acaparó la posesión, manoseó la pelota sin que prácticamente la tocara el City y dio la impresión de poder dar la sorpresa o por lo menos rozarla. Sin embargo, en ese tiempo, no generó nada más que control. Y el City, en cuanto tomó el testigo del Fulham, acabó con cualquier duda.
Pasado el minuto diez, los ‘Citizens’ agarraron el balón y ya no lo soltaron casi nunca. Impusieron el sello Guardiola en su máxima expresión. Acaparó hasta el abuso todo el protagonismo del partido y la victoria era cuestión de tiempo. Nadie dudaba de ella.
Fue Gvardiol quien dio primero en la diana. El defensa croata se ha convertido en un fijo en las alineaciones del Manchester City, un honor que recae en pocos nombres. Apenas Rodrigo, De Bruyne, Haaland y pocos más tienen su presencia asegurada en los onces. El resto, siempre tiene ratos de banquillo.
Gvardiol, no. Y, además, no hace ruido. Siempre cumple y ante el Fulham apareció como un fantasma, cuando nadie lo esperaba, para sorprender por la banda izquierda. Una pared con De Bruyne le habilitó para entrar en el área de Bernd Leno. Con su pierna mala, la derecha, cruzó la pelota ante el portero alemán y subió el 0-1 al marcador.
Su acción provocó el primer grito de Noel Gallagher. El miembro de Oasis, aún daría otros dos y, mientras éstos llegaban, el City se divertía. Mención especial también para De Bruyne, que sumó su asistencia 111 para igualar a Cesc Fabregas en la segunda posición histórica de los mejores pasadores. Ryan Giggs, con 162, queda lejos.
El primer acto continuó plácido para el City, que aún gozó de otras dos oportunidades con un par de disparos de Foden y de Bernardo Silva que salvó fácil Leno, incapaz en el segundo acto de evitar otros dos goles. Aunque su equipo rozó el empate en su única opción del partido con un remate de Rodrigo Muniz, terminó por hincar la rodilla definitivamente.
Fue Foden, con un remate cruzado con su pierna derecha, quien hizo el 0-2 a falta de media hora para el final. Ahí se terminó definitivamente el choque para el Fulham, que aún recibió el tercero en las botas de Gvardiol, que certificó con un doblete su gran partido.
Noel Gallagher celebró ambos con efusividad. El fan más reconocido del City gozó de la victoria mezclado con el público de su equipo. Eso sí, rebelde como siempre, dejó la imagen de la jornada: fue el único de toda la grada que no se dio la vuelta para saltar de espaldas al césped. Celebró la victoria de otra forma.
Se quedó mirando al verde, tranquilo, satisfecho con la actuación de su equipo. Seguramente, pensó en el tema que lanzó a la fama a Oasis, ‘Supersonic’, y cantaría aquello de «I need to be myself, I can’t be no one else, I’m feeling supersonic, give me gin and tonic» (necesito ser yo mismo, no puedo ser nadie más, me siento supersónico, dame un gin tonic).
Así se sentiría Noel Gallagher, aunque el hombre ‘supersónico’ del partido no fue él. Ese título se lo llevó el City al completo. Y por encima del resto, tal vez estuvo Gvardiol, que renunció a tirar un penalti en el minuto 96 para cerrar el que habría sido un triplete.
Prefirió cedérselo a Julián Álvarez para asegurar la diferencia de goles general con el Arsenal (aún está dos tantos por debajo de los ‘gunners’). El argentino marcó, el City agarró el liderato y pasó la patata caliente al Arsenal, que no puede fallar si no quiere dejar la posibilidad a su rival de ser campeón este martes ante Tottenham.
Londres / EFE