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El Tiempo Informando al Pueblo Oriental

Madurismo llega a su sexto intento de diálogo en ocho años con mayor probabilidad de ceder a acuerdos electorales

noviembre 29, 2022
Delegaciones del Gobierno y la Plataforma Unitaria de la oposición suscribieron un acuerdo social parcial para atender la crisis humanitaria del país / Foto: Prensa Presidencial

La reactivación del diálogo entre el gobierno de Nicolás Maduro y la Plataforma Unitaria de la oposición el pasado fin de semana, parece haber iniciado con pie derecho y resultados concretos.

Por un lado, se suscribió un acuerdo social parcial para atender la crisis humanitaria del país. El mismo incluye la creación de un fondo fiduciario que según versiones extraoficiales podría alcanzar los $3 mil millones -con recursos provenientes de cuentas congeladas en el exterior-, y sería administrado con el aval de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para garantizar la transparencia. Estos aportes serán destinados al financiamiento de educación, salud, electricidad y atención a las víctimas de las lluvias.

Por otro lado, -y aunque no formó parte explícita de un acuerdo dentro de las conversaciones reiniciadas en México-, la administración de Joe Biden firmó en paralelo una autorización que permite a la petrolera Chevrón la extracción de crudo en Venezuela, en una clara muestra de la flexibilización de las sanciones económicas aplicadas por Estados Unidos desde 2017.

Sin embargo, a pesar de este arranque, tal vez el más auspicioso de la media docena de intentos de diálogo surgidos desde 2014, diversos analistas consultados por El Tiempo advierten que la verdadera prueba de fuego serán los alcances de la Agenda Política que se centrará en las condiciones electorales de cara a los comicios presidenciales de 2024.

“Está nueva fase de negociación del diálogo, cambia ligeramente con respecto a las anteriores”, apunta el consultor político y abogado, Aldo De Santis.

Advierte que una primera la diferencia tiene que ver con el establecimiento de una agenda de avance, con enfoque en el área social, con un apoyo para el destino de recursos dirigido a las personas más vulnerables.

La segunda diferencia, apunta a lograr una intermediación más pragmática de dirigentes de la región dentro del proceso de diálogo, incluyendo al presidente de Colombia, Gustavo Petro y a su homólogo de Argentina, Alberto Fernández.

“De alguna manera, esto puede llevar a que las reuniones puedan encontrar un espacio de regularidad. Me gustaría creer que, desde ya, se definirá una nueva fecha de reunión para el futuro”, agregó De Santis.

Según diversos especialistas, la llamada segunda ola de la izquierda en Latinoamérica, ha dejado en evidencia desfase del gobierno de Maduro con respecto a otros mandatos de corte progresista que se han ido imponiendo en la región.

La presencia de líderes como Petro y Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, podrían ser un factor clave para lograr que el presidente venezolano flexibilice su posición y acepte condiciones de reinserción a las visiones democráticas que predominan en el continente.

En última instancia, Maduro tendría que dar nuevos gestos de buena fe si pretende que países como Estados Unidos puedan enviar más señales de flexibilización de las sanciones económicas.

Procesos fallidos

Lo ocurrido el fin de semana pasado puede ser el mejor arranque de un proceso de diálogo durante el mandato de Maduro.

Desde 2014 se llegaron a materializar otros cinco acercamientos que resultaron infructuosos. A diferencia de lo que ocurre en la actualidad, la mayoría de esas iniciativas de diálogo surgieron en medio de protestas de calle y contaron con una oposición más cohesionada, y menos atomizada y dispersa que en la actualidad.

Durante el mandato del fallecido Hugo Chávez se registraron iniciativas similares en los años 2002 y 2005. Posteriormente, se dieron al menos otros dos entre 2012 y 2013.

En el marco de las protestas nacionales denominadas La Salida a comienzos de 2014, el gobierno madurista convocó a una Conferencia Nacional por la Paz. En abril de ese año se conformó una mesa de diálogo entre un sector del antichavismo –que incluía a Ramón Guillermo Aveledo y Henry Ramos Allup-, e integrantes del Ejecutivo y contó con la mediación Unasur a través de los cancilleres de Colombia, Ecuador y Brasil, además del nuncio apostólico, en nombre del Vaticano. El encuentro realizado en el Palacio de Miraflores fue transmitido por cadena de radio y televisión.

Un año después de los comicios parlamentarios de 2015 que dieron la victoria a la MUD, la oposición buscó la activación de un referendo revocatorio presidencial que fue obstaculizado. Posteriormente se convocó la realización de marchas pacíficas denominadas la “Toma de Venezuela”. A finales de 2016 se buscó continuar con el diálogo y el arzobispo Claudio María Celli fue enviado por el Vaticano como mediador. El intento resultó infructuoso.

Ya para 2017, y de nuevo con una extensa ola de protestas nacionales como telón de fondo, se registró otro proceso de diálogo que tuvo como sede la ciudad de Santo Domingo, en República Dominicana. Estas negociaciones estuvieron respaldadas por el presidente de esa nación, Danilo Medina, el expresidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, y los mandatarios de Bolivia, Chile, México y Nicaragua. La muerte del efectivo policial rebelde, Oscar Pérez, en medio de un operativo de fuerzas de seguridad el 15 de enero de 2018, llevó a la MUD a suspender los encuentros con el Gobierno.

En 2019, luego de la juramentación de Juan Guaidó como presidente interino, por parte de un sector de la oposición, se reactivó otra negociación, con el aval del reino de Noruega. La ONU, el Vaticano y varias naciones hicieron llamados a comienzos de ese año a favor del diálogo. En un primer momento se realizaron en Oslo y una segunda parte, en la isla de Barbados. Guaidó anunció el fin de estos acercamientos el 15 de septiembre de 2019, luego del abandono de la mesa por parte del sector gubernamental.

Finalmente, en agosto de 2021 se materializó el quinto intento de diálogo, entre las comisiones del Gobierno -encabezada por Jorge Rodríguez- y la Plataforma Unitaria -con Gerardo Blyde como vocero. En ese momento se firmó en México un memorando de entendimiento, donde los aspectos económicos y sociales ocupaban un lugar preponderante, incluyendo el tema de las sanciones contra Venezuela, la protección de la economía nacional junto a los aspectos políticos y electorales.

Dos meses después, el 17 de octubre, Rodríguez suspendió la ronda de diálogo en protesta por el traslado de Alex Saab a Estados Unidos. Saab, empresario colombiano a quien el Gobierno le otorgó el estatus de embajador, está siendo procesado por lavado de dinero. Fue capturado en Cabo Verde en junio de 2020, donde permaneció hasta octubre de 2021 cuando fue extraditado.

Levantar inhabilitaciones

La liberación de Saab se ha convertido en un tema prioritario para el madurismo en este sexto intento de conversaciones, tanto así que la esposa del empresario Camilla Fabri, ex aspirante a modelo de nacionalidad italiana, fue incorporada a la delegación oficialista en México que inició funciones este 26 de noviembre.

Aun así, el tema económico podría seguir siendo la punta de lanza que permita abrir espacio a alguna mejora en las actuales condiciones electorales.

El politólogo Daniel Santolo indica que la condición impuesta para la otorgar la licencia a Chevron para la explotación y venta de crudo venezolano a Estados Unidos, fue que el madurismo se sentara a conversar con la oposición, y de esta forma justificar cierto ablandamiento de las sanciones.

El interés de la oposición, según Santolo, se expresa en la decisión ya tomada por un sector mayoritario del llamado G4 -que incluye el ala de Acción Democrática (AD) representada por Henry Ramos Allup, o Henrique Capriles Radonski y Carlos Ocariz de Primero Justicia- de participar en las presidenciales de 2024.

“Creo que esa mesa en México si va a servir para llegar a algunos acuerdos, primero, en relación con los recursos que están ‘secuestrados’ en Estados Unidos, Inglaterra y Portugal, o permitir prestamos de algunos organismos internacionales que podrían servir para reconstruir la infraestructura eléctrica y petrolera (…) pero también va a servir para que un gran sector del G4 y la oposición, excluyendo a Leopoldo López y María Corina Machado, puedan sentarse a lograr acuerdos”.

El analista apunta que unos de los temas que podrían ponerse sobre la mesa con opciones de éxito, es la habilitación política de candidatos como Capriles Radonski. “Eso a su vez también va a permitir que Estados Unidos siga justificando el relajamiento de sanciones”.
El punto a dilucidar en este momento es si esos logros que se vislumbran serán suficientes para garantizar la transparencia del proceso de 2024, o sólo se circunscribirá a “condiciones mínimas” electorales.

Caracas / Rodolfo Baptista / Rafael Arias

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