Vivir en el sector Villa Rosa de la isla de Margarita, estado Nueva Esparta, representa un reto a la paciencia para sus habitantes porque en ese lugar el agua potable no llega con frecuencia.
La comunidad, ubicada en el municipio García, puede pasar hasta dos meses sin el servicio básico algo que afecta a sus pobladores al momento de realizar labores cotidianas, entre ellas cocinar y limpiar.
"El agua tarda en llegar entre 30 y 60 días, y eso representa un suplicio. La gente se ve forzada a recorrer largas distancias para conseguir el vital líquido en otras zonas. La verdad es que todo esto es muy difícil", relató Luis Marín, un hombre que habló en nombre de sus vecinos.
Señaló que para cumplir esta última tarea, los ciudadanos realizan un verdadero sacrificio.
"Para conseguir agua, muchas personas hacen largos viajes de cuatro, cinco, siete y 10 kilómetros hasta los sitios donde pueden surtirse. Después se regresan con carruchas cargadas con tanques de 80 litros totalmente llenos. Eso lo hacen a diario para poder aguantar esta terrible situación".
Algunos residentes de Villa Rosa no pueden buscar agua en zonas cercanas, debido sus compromisos laborales, se ven forzados a pagar dólares que se encarga de cumplir esa tarea, algo que disminuye sus recursos económicos.
Mientras los funcionarios de la empresa Hidrológica del Caribe (Hidrocaribe) ignoran las necesidades de los habitantes de Villa Rosa, estos últimos esperan que un milagro de Dios que les permita mejorar su calidad de vida, misma que se vio afectada por otra carencia.
"Los ciudadanos de Villa Rosa se pasan el día buscando agua y cuando llegan a sus casas para descansar se encuentran con la desagradable sorpresa de que no tienen luz. En el municipio García los cortes de energía duran cuatro horas y se presentan a diario. Al llamar a los trabajadores de Corpoelec (Corporación Eléctrica Nacional), nos dicen que no pueden hacer nada porque todo eso está programado. Es frustrante".
Marín comentó que el racionamiento de electricidad se lleva a cabo desde hace cuatro años y espera que pronto sean eliminados, para que el pueblo de Villa Rosa tenga menos angustias en época de crisis económica.
Porlamar / Joseph Ñambre