La lactancia materna comprende uno de los actos más beneficiosos para madres e hijos, debido que ayuda a fortalecer la salud. Sin embargo, en algunos casos, su práctica puede resultar complicada.
“La gran mayoría de las madres puede amamantar exitosamente. Sin embargo, un número pequeño de condiciones de salud –en el recién nacido o la madre– podría justificar la suspensión de la lactancia materna de forma temporal o permanente”, explicó la doctora Susana Cedeño.
Algunas de las afecciones infantiles que podrían limitar la recepción de leche materna son la galactosemia, fenilcetonuria y enfermedad de orina con olor a jarabe de arce.
Cedeño precisó que la infección por VIH en las madres también es causal para la suspensión absoluta de lactancia, debido a la posibilidad de transmitir el virus al pequeño.
A pesar de ello, no todo es tan drástico. La pediatra afirma que cuando hay enfermedades graves, que involucran herpes simple tipo I, quimioterapia citotóxica, uso de iodo radioactivo -131 o consumo de sustancias estupefacientes, es mejor suspender esta forma de alimentación temporalmente y retomarla una vez que la situación haya pasado.
Ante la medicación materna, en forma de psicoterapéuticos sedativos u opioides, lo ideal es buscar las opciones de suministro de la leche más seguras para el niño siempre bajo supervisión médica, debido a que estos fármacos son capaces de causar efectos colaterales.
Hay problemas de salud que ameritan intervención de profesionales, pero no impiden el desarrollo de la nutrición a través de los senos. Algunos ejemplos son el absceso mamario, mastitis, coronavirus y tuberculosis.
La residente de Maturín manifestó que, muchas veces, la lactancia es suspendida a raíz de mitos. Lo ideal es investigar y recibir la orientación necesaria por parte de los especialistas.
Puerto La Cruz / Oriana García Rivas