La piel es el reflejo de los equilibrios o desequilibrios de nuestra salud. Es por ello que una apropiada rutina diaria para cuidarla, no solo ayudará a mantenerla más suave, luminosa, uniforme y equilibrada, sino también más saludable, facilitando nuestra integración social, laboral y emocional al mundo en el que vivimos.
Según una nota de prensa, las pieles, sensibles o no, necesitan atención y una rutina saludable para cuidarlas no tiene por qué ser complicada.
Expertos recomiendan seguir unas actividades específicas para conservar la lozanía de la piel.
Todos perdemos agua diariamente a través de la epidermis. Y aunque es importante tomar agua, para no deshidratarnos, la que consumimos no va a la piel. Su humectación depende de la cantidad de agua que hay dentro de las células.
La hidratación debe ser diaria y sostenida, con productos originales, adecuados a tu tipo de piel. Lo ideal es hacerla inmediatamente después del baño, lo cual permite el paso óptimo del humectante.
Los dermatólogos recomiendan usar un hidratante antes de dormir; esto mantendrá tu piel fresca durante la noche y hará que se sienta equilibrada y suave al empezar el nuevo día.
Limita la limpieza facial a dos veces al día (mañana y noche). Después de limpiar el rostro asegúrate de secarlo con suaves palmaditas. Evita frotar la cara con la toalla para asegurar que no generes irritación.
No te centres solo en el cuidado del rostro, tu cuerpo también merece atención. Tener cubiertos los brazos, piernas, espalda y tronco la mayor parte del día, hace que no le demos prioridad a la piel de estas zonas, pero lo cierto es que la piel aquí también se puede resecar e irritar.
Usar habitualmente protector solar ayuda a protegerte contra los rayos UV, que pueden causar daños y envejecimiento en la piel. Aunque el SPF 15 es el valor mínimo que necesitas para el resguardo diario de tu piel, los bloqueadores solares con un SPF de 30 (o superior) ofrecen aún más protección y son la opción más inteligente bajo el sol.
En general, las personas no deberían bañarse más de una vez al día, excepto que haya condiciones especiales que lo ameriten, como el tipo de trabajo que se realiza. El baño no debería superar los 15 minutos, con agua templada. Al tomar una ducha caliente, ponemos en riesgo la capa natural de oleosidad de la piel y la barrera cutánea.
Durante el aseo personal utiliza productos que sean gentiles con tu piel, ajustado a su PH ácido.
Durante el sueño, las células de la piel se regeneran y su pH se re equilibra. Lo ideal es respetar las horas de sueño mínimas que el cuerpo necesita para descansar (normalmente 8 horas por noche). Esto ayuda a mantener la piel hidratada y a evitar las ojeras.
Como se ve, la rutina para el cuidado de la piel no tiene por qué ser complicada. Sólo requiere de dedicación para cumplir los objetivos deseados.
Caracas / Redacción Web