Desde septiembre del año pasado la administración de Nicolás Maduro ha logrado estabilizar la cotización del dólar y el mercado cambiario vive una calma que ayuda a desacelerar la inflación, pero en la banca no hay motivos para celebrar.
Desde 2019 los préstamos, excepto unos pocos rubros como las tarjetas de créditos, están indexados al dólar y los ingresos que obtienen los bancos cuando prestan, por el capital e intereses, aumentan en la medida en que la cotización del dólar sube en el mercado oficial.
La consecuencia es que la estabilidad del dólar implica menos ingresos por créditos en un entorno donde la mayoría de los beneficios, principalmente provenientes de comisiones por venta de divisas o transacciones, fluyen hacia un pequeño grupo de bancos.
En los primeros nueve meses de 2023 el precio del dólar aumentó 97% en el mercado oficial y en los últimos cinco meses solo se ha incrementado 5% y los bancos comienzan a sentir el impacto en los ingresos.
La meta del gobierno es mantener lo más estable posible la cotización del dólar porque de esta manera la economía recibe una señal de estabilidad que ayuda a frenar la inflación. Para estabilizar el dólar el gobierno frena el aumento de los bolívares que circulan en la economía. Sin bolívares, no es posible comprar divisas.
Entre otras medidas, para disminuir la cantidad de bolívares el gobierno restringe el crédito obligando a la banca a congelar 73% del dinero que gestiona y solo permitiendo el uso de 30% de las captaciones en dólares para otorgar créditos en bolívares, vendiendo las divisas previamente en el mercado cambiario.
Además la mayoría de los créditos están indexados al dólar para desestimular la posibilidad de que los fondos se utilicen para especular en el mercado cambiario.
La semana pasada los directivos de la Asociación Bancaria se reunieron con la vicepresidenta Delcy Rodríguez y el presidente del Banco Central, Calixto Ortega, para proponer una serie de medidas que ayuden al sistema financiero como disminuir el encaje, el término técnico para la porción de los depósitos que no se puede prestar.
Además los banqueros colocaron sobre la mesa la propuesta de que se les permita prestar directamente en dólares utilizando las captaciones en divisas que al cierre de enero suman 1.200 millones de dólares y representan 46% de las captaciones.
Los representantes de la Asociación Bancaria argumentaron a favor de su propuesta que los factores que llevaron al gobierno a colocar una restricción tan severa del crédito ya no están presentes porque la inflación y la depreciación del bolívar se han desacelerado notablemente, por ejemplo, la inflación de enero de 1,7% de este año contrasta con la de 42% en enero de 2023.
En la reunión con la Asociación Bancaria el presidente del Banco Central, Calixto Ortega, argumentó que en realidad el encaje efectivo, al considerar su monto y el total de las captaciones, es menor a 73% y se ubica en torno a 59%, en una clara señal de que no se inclina por una rebaja.
Tesoreros indican que ciertamente ese es el porcentaje pero se explica porque en el monto del encaje aplican una serie de deducciones, por ejemplo, la porción de los depósitos que los clientes utilizan para comprar dólares no es tomada en cuenta para el cálculo.
El detalle, afirman, es que los fondos que se excluyen del cálculo no van al crédito por lo que en la práctica hay una severa restricción de los préstamos.
La propuesta de prestar directamente en dólares utilizando las captaciones en divisas choca con el objetivo del gobierno de impulsar el uso del bolívar en la economía y contener la dolarización de facto.
Banqueros consideran que ante estas circunstancias hay pocas posibilidades de que el gobierno se incline por rebajar el encaje o permitir la profundización de la dolarización en la economía.
Un rasgo característico del mercado bancario es la concentración del negocio en pocos actores y el tamaño que ha adquirido el Banco de Venezuela, la principal entidad financiera del Estado.
En el rubro de las captaciones el Banco de Venezuela concentra al cierre de diciembre del año pasado 33,9% del total de los depósitos y Banesco, que ocupa el segundo lugar, 11%. Siguen en el ranking BNC, BBVA y Mercantil, de acuerdo con datos de Global Scope.
En total estos cinco bancos concentran 74,5% de las captaciones, lo que indica que una porción muy grande de la liquidez está en pocas manos. El resultado es que hay un grupo de bancos a los que se les dificulta cumplir con el encaje y continuamente son multados por el incumplimiento.
Las ganancias del sistema también están en pocas manos. El Banco de Venezuela concentró 59% de las ganancias del sistema en enero de este año, seguido del BBVA con 17,7%. El ranking continúa con BNC, Banesco y Mercantil. En total estos cinco bancos concentran 88% de las ganancias.
El Banco de Venezuela controla 24,5% de los créditos seguido de BBVA, Banesco, Mercantil y BNC. En total este grupo de bancos tiene en sus portafolios 75% de los créditos.
Con poco acceso al crédito las familias consumen menos y las empresas tienen que trabajar con su propio dinero, algo que limita la producción y la inversión. Como el financiamiento es escaso, las empresas dependen de su flujo de caja para funcionar.
Macroconsultores precisa que entre 2008-2015 el portafolio de créditos de la banca equivalía a 20% del PIB y ahora a tan solo 1,4%.
Luigi Piscella, presidente de Conindustria el gremio que agrupa a la manufactura privada, explica que “el financiamiento es insuficiente, la cartera de créditos debería estar al menos entre 12-14% del PIB, diez veces el valor actual. Equivale a 1.400 millones de dólares y deberíamos estar hablando de unos 14 mil millones de dólares”.
Conindustria ha propuesto que el encaje disminuya progresivamente hasta 20% y de esta forma se liberarían progresivamente fondos equivalentes a 811 millones de dólares que impulsarían la producción en el sector privado.
“Para que un país crezca es necesario el financiamiento”, dice Luigi Piscella.
Un aspecto clave es que la estrategia del gobierno, centrada en mantener la cotización del dólar lo más estable posible mientras el resto de los precios en la economía aumentan a un mayor ritmo, crea la sobrevaluación de la moneda.
El dólar se convierte en un artículo barato y esto exacerba la demanda de divisas. Además, el tipo de cambio favorece el ingreso de productos importados más baratos que los elaborados en el país, algo que beneficia al consumo pero impacta a la producción.
“El año pasado, en promedio, los productos que elaboró la manufactura privada aumentaron de precio en 133% pero la depreciación de la moneda fue 105%, hay una apreciación de la moneda que nos hace ser menos competitivos”, dice Luigi Piscella.
Economistas como Daniel Cadenas, director de Oikos Research, consideran que en realidad el tipo de cambio ha perdido preponderancia en la economía venezolana porque los precios están fijados en dólares y al menos dos tercios de las transacciones son en divisas.
No obstante como los precios en Venezuela aumentan a un mayor ritmo que en el exterior por distintas razones que impactan la producción como falta de financiamiento, fallas de servicios públicos o altos impuestos que se trasladan al consumidor, los productos elaborados en Venezuela son más caros que los importados.
“Cuando los precios y los costos locales aumentan más rápidamente que en otros países los productos elaborados en el país son más caros en el mercado internacional y, por lo tanto, menos competitivos frente a las importaciones, aniquilando a la manufactura local”, dice Daniel Cadenas.
Por lo que ahora nada indica que la administración de Nicolás Maduro contemple un cambio en su política económica.
Caracas / Runrunes