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El Tiempo Informando al Pueblo Oriental

José Pulido: Un pueblo sin imaginación permite que la crudeza lo avasalle

diciembre 11, 2022
“Las redes han multiplicado la ignorancia, la injusticia y la soberbia”, señala José Pulido / Foto: Cortesía/ Gabriela Pulido

Para el poeta, periodista y escritor, actualmente en el exilio, la realidad venezolana ha devenido en un tormento continuo, donde solo han variado las “formas de las desgracias”. Sin embargo, estima que la esperanza es un salvavidas interior “que cargamos todo el tiempo, aunque no estemos nadando”.

–¿Sigue siendo Venezuela un poema?

–Todo puede ser un poema. Pero para que el poema contenga poesía se necesita el ingrediente de la libertad.

–¿Qué tiene de oda el país?

–La sobrevivencia es una triste canción, pero es canción.

–¿Cómo evoluciona un poeta en sociedad?

–El poeta no evoluciona en sociedad, el poeta es un individuo que habita sentimientos.

–¿Ha traído evolución la revolución en Venezuela?

–Solo han cambiado las formas de la desgracia aumentando tragedias.

–¿Cómo sobrevive un poeta en este país?

–Un poeta solo necesita sensibilidad, conocimientos y dignidad para aguantarse hasta el día final.

–¿Ha evolucionado el periodismo venezolano?

–Ha resistido a pesar de todas las maldiciones que le han caído encima.

–¿Lo nefasto de las redes sociales?

–La multiplicación de la ignorancia, de la injusticia y la soberbia.

–¿La mayor virtud?

–La comunicación inmediata de lo bueno y lo malo. 

 Masacre mediática 

–Tras el  cierre de 100 emisoras de radio durante las últimas semanas, ¿el pez muere por la boca? 

–La censura es una enfermedad antidemocrática. Inclusive, es un rasgo de hipocresía que pone en evidencia a las falsas democracias. 

–¿Cómo toreaba la censura en Venezuela? 

 –Nunca he toreado la censura. No la acepto en ninguna parte y tampoco me escondo de los censores. Tengo una espada para eso, no un trapo engañador. 

–¿Se autocensuró? 

 –Eso sería como ir en contra de mis principios como poseedor de un lenguaje y de una ciudadanía. 

¿Se podría enfrentar la censura y la autocensura con poesía? 

–Quien es sensible a la poesía no acepta la censura y mucho menos la autocensura; porque la poesía es como una madre: no pare a medias, no ama a medias. 

–Cómo poeta y periodista residenciado en Italia, ¿qué extraña de Venezuela? 

–Los días de mi infancia, con su paludismo y su decencia. La familia, los amigos. El paisaje. Encontrarme contigo en algún lugar y preguntarte. ¿Aquí no hubo un periódico? 

 –¿Qué no extraña? 

–El espagueti. 

–¿Qué tiene el italiano de venezolano? 

–La solidaridad, la alegría y la lengua romance. 

 –¿Y viceversa? 

 –La angustia emigrante, la solidaridad y el origen del idioma. 

–¿Qué personaje de un libro le gustaría encarnar? 

–Solo me gustaría renacer. 

–¿Supera la realidad a la ficción en la crisis venezolana? 

–La realidad se vuelve un tormento cuando la gente menosprecia la imaginación. Un pueblo sin imaginación permite que la crudeza lo avasalle. 

–¿La esperanza es lo último que se pierde? 

–La vida es lo último que se pierde. Pero es una pérdida anunciada. La esperanza es un salvavidas interior, que cargamos todo el tiempo, aunque no estemos nadando. 

–¿Una nostalgia caraqueña? 

–El pan canilla -baguette- recién hecho en la tarde, y uno comiéndose la punta mientras va para la casa. 

–¿Un anhelo constante? 

–Encontrar la poesía. 

–¿Qué lee actualmente? 

–Estoy encallado en Mark Strand y su poesía. Aunque también leo mucha poesía arcaica griega. 

–¿Una autocrítica como poeta? 

–He debido ser más triste. 

–¿Cómo periodista? 

–Me he dedicado más tiempo a comunicar situaciones de la cultura. Al parecer, no he representado los intereses de la mayoría. 

 Terapia poética  

–¿Estimula la crisis la vena poética? 

 –La poesía no vive de crisis ni de armonías. La poesía es una inmortalidad del lenguaje. 

–¿La musa que necesita el país? 

–Una que inspire la producción de bienes. respetando los Derechos Humanos y evadiendo la brutal inmoralidad. 

–¿El lugar ideal para escribir? 

–Donde uno tenga puerta de entrada y de salida. 

–¿Cuál es el poema de todos los poemas? 

–Son varios. Muy conocidos, pero poco leídos. Todo Shakespeare, Las elegías de Duino, de Rilke; La Divina Comedia, de Dante Alighieri… 

–¿El colmo de un bardo? 

 –Morirse sin haber escrito un poema que lo sobreviva. 

–¿El colmo del gobierno venezolano? 

–Creer que lo hace bien, creer para siempre que lo hace bien. 

–¿De la oposición venezolana? 

–Oponerse contra ella misma, oponerse a su propia esencia. 

–¿Por cuál página va el cuento de que “Venezuela ha mejorado? 

–Por la página que cada quien invente, que cada quien quiera agregarle. 

–¿Qué tiene de poeta el connacional? 

–La madre. 

–¿Se inclina un poeta hacia la izquierda? 

–En otras ocasiones te he dicho que el poeta verdadero no se inclina por ninguna ideología, porque toda ideología es una bacteria. 

–¿Coinciden en algo ideología y poesía? 

–Las ideologías se fortalecen con la muerte. La poesía lo hace con la vida. 

–¿Calma el alma la poesía? 

–El necesitado de calma, tendría que saber reconocer lo que es la poesía para poder entregarla a su alma. Pero hay almas que solo se calman con dinero o con cualquier otra cosa. 

–¿Imagina un poeta en Miraflores? 

–Puedo imaginarlo, pero no desearlo. Eso iría contra la poesía. 

¿El prólogo de esta historia? 

–Para decirlo con versos de Wisława Szymborska:  “La historia llegó sin trompetas victoriosas: nos arrojó tierra sucia a los ojos. Nos esperaban lejanos caminos sin salida, pozos envenenados, pan amargo”. 

–¿El epílogo? 

–Liberar la dignidad que habita en cada hecho y en cada cosa, (pongamos más bien “en cada frase”) es una función no obligatoria de la poesía. Hay que enfermar a todos estos desgraciados con el virus de la verdad 

–¿Volverá usted? 

 –Seguiré en el mundo.

De Perfil 

José Pulido nació en Villa de Cura el 1 de noviembre de 1945. Desde los 20 años ocupó un lugar especial en las letras americanas a través de sus cuentos, poesías, novelas y crónicas periodísticas, que lo han hecho acreedor de diversos reconocimientos nacionales e internacionales. Ocupó grandes responsabilidades en el Diario El Sol, Diario Católico y Última Hora. Fue jefe de las páginas de arte de El Nacional, El Universal y El Diario de Caracas. Entre sus poemarios destaca Los Poseídos, por el cual fue galardonado con el Premio Municipal de Poesía del Distrito Federal. Otras piezas poéticas son  Esto (1971), Paralelo Lelo (1971), Peregrino de vidrieras (2001), Duermevela (2004). Dirigió por mucho tiempo la revista cultural del BCV.  Dentro de la narrativa  ha publicado, entre tantos, Pelo Blanco (novela,  1987), Una mazurkita en La Mayor (novela premio Otero Silva, de Planeta, 1989), Vuelve al lugar que se te ha señalado (cuentos) y Ediciones Contraloría General de la República; un cuento de este libro fue publicado en Narrativa venezolana attuale (Bulzoni Editore, Roma,  1995). 

Caracas / Jolguer Rodríguez Costa

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