jueves
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El Tiempo Informando al Pueblo Oriental

José Pulido: El exilio sabe a soledad, pero huele a limpio

abril 24, 2022
“Toda ideología es una guillotina que corta cabezas buscando el poder”, señala José Pulido / Foto: Cortesía Gabriela Pulido

El poeta, escritor y periodista José Pulido, quien reside en Italia, considera que informar en Venezuela es hoy más peligroso y banal, al punto que leer y saber ya no son imprescindibles. Asegura no rendirle culto a ningún presidente, menos aún a Vladimir Putin, pues “su índole lo aleja demasiado de toda consideración”.

–¿Un género para la guerra y la pandemia?

–Silbar por dentro a solas para espantar el miedo. Eso sería poesía ¿no?

–¿Un título?

–Domingo en la mañana y otros poemas, de Wallace Stevens.

–¿Ha exacerbado la situación mundial su vena poética?

–Nada puede exacerbar a la poesía, solo entristecerla hasta grados superlativos.

–¿Escribiría un poema a Volodímir Zelenski?

–Cualquier ser humano merece un poema por formar parte de la vida, pero no le rindo culto a mandatarios de ninguna índole.

–¿Y a Putin?

–Menos. Su índole lo aleja demasiado de toda consideración.

–¿Qué es la guerra?

–Es algo terrible, porque solo aspira a destruir, matar y someter. La guerra no tiene un fin noble.

–¿Justifica usted alguna conflagración?

–Ni siquiera la guerra de Troya, aunque me hubiese gustado besar a Helena, antes de que me llovieran las espadas.

–¿Qué puede hacer la poesía por el mundo?

–Se perdió el paraíso para tener poesía. Sentirla y querer leerla es comenzar a entender que todos cargamos ese combustible por dentro.

–¿Ha perdido poesía Venezuela?

–Pierde poesía quien se embrutece.

–¿Qué pasó con el periodismo venezolano?

–No lo sé. Han desaparecido medios. Informar es más peligroso. Pero apartando todo eso, sucede lo mismo que en muchos lugares del mundo: todo se asume banalmente. Leer y saber no parecen algo necesario.

–Como periodista, ¿le teme a las redes?

–Eso sería como temerle a la gente. Pero no respeto la opinión pública lanzada a la ligera.

–¿El sabor y olor del exilio?

–Todo sabe a soledad, pero huele a limpio. 

Tortuoso camino 

–¿El futuro de Venezuela? 

–Tendrá que mejorar con nuevas vidas, pero padeciendo las llagas de este tiempo. 

–¿Una estrofa famosa que resume la situación? 

–El poema de Kavafis: 

“No hallarás nuevas tierras, no hallarás otros mares. 

La ciudad te seguirá. Vagarás por las mismas 

calles. Y en los mismos barrios te harás viejo; 

y entre las mismas paredes irás encaneciendo”. 

–¿Cómo sobrevive un poeta en medio del materialismo mundano? 

–Solo se necesita poder escribir auténticamente lo que se siente. Después basta un pan con café. Un buen vistazo a la vida. 

–¿Una musa en particular? 

–Las propias ganas de vivir enamorado de la vida. 

–¿Un poema para el régimen venezolano? 

–Eso sería como pedir a Cristo que te preste un martillo y unos clavos para la ejecución de esta tarde. 

–¿Para la oposición? 

–Eso sería como mentirle a Cristo diciéndole “Puedes esperar tranquilo en esa cruz. Tus amigos llegarán en quince minutos”. 

–¿Qué le corta la nota poética? 

–Ya nada puede cortármela, es lo más sano que me queda en el cuerpo. 

–¿Un poeta revolucionario? 

–Solo es revolucionario en poesía quien transforma un poema, quien dice algo que no se ha dicho o no se ha sabido. 

–¿Cómo se llevan la poesía y la ideología? 

–“No tenía qué comer y compró un ramo de violetas”, así definió Aloysius Bertrand a los poetas. Toda ideología es una guillotina que corta cabezas buscando el poder. ¿Cómo crees que se lleva la poesía con eso? 

–¿Un presidente amigo de los bardos? 

–Alguien que puede matar para mantenerse en el poder jamás se someterá al amor por la vida. 

–Poeta en capitalismo… 

–El poeta solo produce para el espíritu. 

–¿En socialismo? 

–El poeta rechaza todo lo que amarga la existencia. 

–¿La poesía en comunismo? 

–Que te responda Anna Ajmátova: 

 “Esto sucedió en tiempos en que sólo los muertos sonreían, 

alegres por haber hallado al fin reposo, 

y como un apéndice inútil, Leningrado colgaba 

del portón de sus cárceles, mecido por el viento”. 

Puros cuentos 

–¿El cuento venezolano de siempre? 

–No hay mal que dure cien años… 

–¿El cuento que ya nadie cree? 

 –El mar de la felicidad… 

–¿El cuento chino? 

 –Tenemos patria. 

 –¿Una nostalgia? 

 –Un domingo con toda la familia, asando carne en un patio. 

–¿Un llanto? 

–Sentir que la tragedia abunda 

 –¿Una alegría? 

–Mi esposa viendo fijamente la arepa que ha hecho cerca del mar Mediterráneo. 

–¿Una esperanza? 

–Desear un buen futuro para los que vendrán, es una esperanza básica. 

–¿Un defecto? 

–¿Uno solo? Tengo casi todos. 

–¿Una rabia? 

 –Nunca las uso. 

–¿Una intensidad? 

–Pensar inútilmente, durante horas, en el lugar reseco donde enterramos a nuestra madre. 

–¿Entra en trance? 

–Soy un despistado. 

–¿Imagina una ley mordaza para la poesía? 

–La ignorancia que existe respecto a la importancia de la poesía es una mordaza natural. 

–¿Se autocensura un bardo? 

–Dejaría de ser poeta. 

–¿Y usted como periodista? 

–Dejaría de amar la esencia del periodismo. 

–¿El colmo de un poeta? 

–No ser un chivo expiatorio. 

 –¿Poetas al poder? 

–Eso es como si le pidieras a los niños que se dedicaran a matar ballenas 

–¿Soportarán los medios tradicionales el avance de las redes sociales?  

–Ni los medios ni las redes son lo importante. Lo determinante es la calidad contundente y sublime del mensaje. 

–¿Y cómo se llevan poesía y tecnología? 

–Me aporreo con los alicates, pero consigo buenas fotos con mi teléfono. 

–¿El cuento más cuento?  

–Haz bien sin mirar a quién. 

–¿Permanece en Venezuela una sociedad de poetas 

muertos?  

–Gerbasi, Ossott, Palomares, Schon, Gramcko, Andrés Eloy, Ramos Sucre, Miyó, etcétera, dejaron una poesía completamente viva.  

–¿Volverá a Venezuela? 

–No lo creo. Soy un ocaso enlazado por la noche.

De perfil 

José Pulido nació en Villa de Cura el 1 de noviembre de 1945. Desde los 20 años ocupó un lugar especial en las letras americanas a través de sus cuentos, poesías, novelas y crónicas periodísticas, que lo han hecho acreedor de diversos reconocimientos nacionales e internacionales. Ocupó grandes responsabilidades en el Diario El Sol, Diario Católico y Última Hora. Fue jefe de las páginas de arte de El Nacional, El Universal y El Diario de Caracas. Entre sus poemarios destaca Los Poseídos, por el cual fue galardonado con el Premio Municipal de Poesía del Distrito Federal. Otras piezas poéticas son Esto (1971), Paralelo Lelo (1971), Peregrino de vidrieras (2001), Duermevela (2004). Dirigió por mucho tiempo la revista cultural del BCV. Fue miembro fundador de los suplementos Bajo Palabra y El otro cuerpo. Dentro de la narrativa ha publicado, entre tantos, Pelo Blanco (novela, 1987), Una mazurkita en La Mayor (novela premio Otero Silva, de Planeta, 1989) y Vuelve al lugar que se te ha señalado (cuentos). 


Caracas / Jolguer Rodríguez Costa 

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