Empresarios y analistas prevén que la economía tenga una leve mejoría para fin de año, a pesar de los resultados negativos en producción y ventas registrados durante la primera mitad del 2023.
De acuerdo a los datos arrojados por la Encuesta de Coyuntura Industrial del II Trimestre del año realizada por la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), el país sufrió una caída de 7,6% entre enero y junio en el volumen de producción del sector manufacturero en comparación con el mismo período de 2022.
Entre los factores que incidieron en esta disminución se encuentran, según los encuestados, la baja demanda de productos por parte de la población -92% de los consultados consideraron que fue el elemento que más impactó en la producción- ; la falta de financiamiento; la competencia con productos importados; el comercio ilícito y el pago excesivo de tributos fiscales y/o parafiscales.
El segundo factor que más impactó la producción según los industriales es la ausencia de créditos y financiamiento -89% apuntó esta variable. Las limitaciones al momento de solicitar un préstamo se han convertido en una barrera que impide la inversión en las industrias, pero también le pone un freno a la demanda de los compradores, al no poder obtener créditos al consumo.
Según Conindustria la cartera de créditos de la banca nacional se ha incrementado en los últimos dos años, ubicándose en julio en $1 mil 039 millones. Aun así, sigue siendo insuficiente para promover el desarrollo industrial.
Obreros del sector privado devengan $189 mensuales
En el caso de la remuneración en el sector privado la desaceleración del primer semestre, revelan la razón de que el salario de los trabajadores no se haya incrementado al mismo ritmo de 2022.
Según la Encuesta de Coyuntura de Conindustria del II trimestre, la remuneración promedio del personal obrero se ubicó en $189 mensuales -una media entre los $183 pagados por la pequeña empresa, los $ 179 de la mediana y los $ 219 de la grande. Para finales de 2022, el pago promedio al personal obrero se ubicaba en $170, lo que significa que en un lapso de seis meses el ingreso obrero se elevó $19.
“Solo estamos a la espera de que haya mayores recursos para el financiamiento, por la vía de la captación, a través de la banca, de aquellos recursos que están en poder del público y que no se encuentran depositados en alguna institución financiera. Necesitamos créditos para incentivar el consumo, y poder crecer y producir más y mejor”, dijo el presidente de Conindustria, Luigi Pisella.
Con respecto al elevado pago de impuestos, Pisella resaltó días atrás, que la reciente aprobación de la Ley Orgánica de Coordinación y Armonización de las Potestades Tributarias de los Estados y Municipios reducirá en corto plazo la sobrecarga fiscal.
Asimismo, señaló que, en relación a la competencia con productos importados, se logró disminuir a menos de 1 mil 600 códigos arancelarios, la lista de productos que ingresaban al país desde otras naciones sin pago de IVA y otros impuestos.
Para Pisella, este tipo de decisiones permiten anticipar que, para fin de año, se pudiera dar una leve recuperación de entre 0% y 2 %, es decir, que no se espera una caída pronunciada en el sector.
El sondeo de Conindustria se realizó a una muestra de cerca de 150 industrias, de un universo de más de 1 mil 600 compañías agremiadas.
Al ser consultado sobre cómo percibe la situación económica del país en este momento, 83% de los industriales aseguró que está “peor o mucho peor”.
Al especificarse como era la situación para sus respectivas empresas, 55% de los encuestados aseguró que estaba “peor o mucho peor”.
No obstante, las perspectivas de los representantes del sector privado son un poco más optimistas respecto al futuro cercano. Ante la pregunta ¿cómo considera que será la situación económica dentro de 12 meses con respecto a la actual? 59% señaló que “mejor para el país” y 68% que “mejor para su empresa”.
Para el segundo trimestre, 68% de los industriales consideraron que la producción había disminuido poco o mucho comparado con el mismo periodo del año pasado. No obstante, 55% de los encuestados considera que entre julio y septiembre la producción se mantendrá igual, mientras 28% estima que se elevará poco.
A pesar de las perspectivas relativamente positivas, lo cierto es que la industria nacional sigue en franca desventaja, y en condiciones de funcionamiento reducidas.
En promedio, las empresas nacionales utilizaron 31,7% de su capacidad operativa instalada, apenas 1% más de la operatividad registrada para el mismo periodo de 2022. Vale apuntar que, para el lapso de octubre, noviembre y diciembre del año pasado, la capacidad operativa se elevó a 39,9%, el punto más alto desde 2015. No obstante, este despunte del funcionamiento de las instalaciones no tuvo permanencia en los seis meses siguientes.
La operatividad industrial en Venezuela resulta aún muy baja si se compara con la de Brasil y Colombia que funcionan con 79% y 78 % de su capacidad instalada, respectivamente.
Según la reciente Encuesta de Coyuntura de Conindustria, en Venezuela 47% de la pequeña empresa usa menos de 20% de su capacidad operativa instalada.
En este caso, hay una marcada disminución con respecto al mismo período del año pasado. Entre abril y junio de 2022, los pequeños industriales señalaron que 40% de sus empresas usaba menos del 20% de su potencial de producción. Esto significa que la pequeña industria ha sido el sector más afectado por la reciente desaceleración económica.
Según Pisella estas empresas requieren un respaldo adicional para que puedan mantenerse y generar más puestos de trabajo.
Al poner la lupa por sector industrial, se observa que, de los 11 grupos evaluados, los que obtuvieron una mayor reactivación fueron: Maquinarias y equipos (que pasó de 30% de utilización de capacidad industrial en 2022 a 67,3 % en el segundo trimestre de 2023) y el Farmacéutico (actualmente en 63,8%). Por el contrario, el área que con más decrecimiento de su operatividad fue la de Metales (que pasó de 24% en 2022 a 17,4 % en 2023) y Bebidas ( actualmente en 15,5%).
La percepción de una mejora relativa de la economía para fin de año -en contraste con un primer semestre de 2023 caracterizado por una marcada contracción-, también es compartida por el socio director de Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros.
Oliveros estima que para 2023 habrá una tasa de crecimiento anual que va desde “prácticamente cero” en los escenarios más pesimistas -esto significa una economía estancada-, hasta un rango más optimista de crecimiento en torno a 3%.
La firma había calculado a comienzos de año un crecimiento cercano a 5%, pero la desaceleración echó al traste estas proyecciones.
“Estamos viviendo una economía que experimentó cierto crecimiento pero que se contrajo en el primer semestre del año, comparado con el mismo período del año anterior, cuando creció 17% (…) Sin embargo, en líneas generales podría registrarse una leve mejora en la economía con respecto al primer semestre”, indicó a través de la red social X (antes Twitter).
El director de Ecoanalítica señaló que el gasto público podría aumentar por el incremento de los flujos de los ingresos petróleos -en julio se reportó una producción de 772 mil barriles diarios. Agrega el experto que otro factor relevante es la desaceleración de la variación de los precios en dólares que se ha reducido en casi 30% en los últimos siete meses.
“El crecimiento económico de Venezuela es triplemente desigual: primero se concentra en un nicho -alrededor de 40%-50% del país que ha dolarizado sus ingresos y que trabaja principalmente en el sector privado, por cuenta propia, o depende de remesas o de economías ilícitas”.
Agrega que el segundo elemento de desigualdad apunta a una economía que solo beneficia a ciertos sectores ligados al comercio, servicios, alimentos, salud y actividades conexas.
El tercer elemento de desigualdad se refiere a que las mejoras se concentran en ciertas regiones del país: principalmente la zona central y las grandes ciudades. “Es una desigualdad social, sectorial y territorial”.
“En este contexto, consecuencia de una falta de reformas profundas, es también probable que veamos una aceleración de la tasa de cambio que podría cerrar en Bs 62 por dólar para final de año y un aumento de la inflación”.
Según el Banco Central de Venezuela (BCV), la inflación acumulada en los primeros siete meses del año se ubica en 121,3 %, con una anualizada de 398,2%. El Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), reportó cifras similares; según los cálculos de esta instancia la inflación acumulada de enero a julio es de 115%, mientras la anualizada se encuentra en 439%.
En cuanto al precio del dólar, su cotización en bolívares ha experimentado un aumento de 92,6% en lo que va de 2023, esto a pesar de la reiteradas inyecciones de divisas a la banca por parte del BCV.
Para sortear este escenario de un crecimiento reducido y desbalanceado, Ecoanalítica hizo una serie de recomendaciones a las empresas para poder atravesar lo que queda de año en forma solvente.
1.- En primer lugar, aprovechar la leve recuperación para tener una estrategia comercial agresiva, captar clientes y aumentar cuotas de mercado, pero a la vez asumir acciones para proteger el negocio de la devaluación y la inflación.
2.- Cuidar las previsiones de inventario para evitar excesos y reducir los riesgos.
3.- Optimizar la estructura de costos y asegurar precios competitivos, ante la caída del consumo y el deterioro del poder adquisitivo de los venezolanos.
4.- Estudiar la rotación de productos y su demanda para priorizar los más exitosos. Considerar como abaratar la producción, atendiendo un gran mercado pobre.
5.- Analizar el comportamiento del mercado para adaptar estrategias y productos a las necesidades de los consumidores, sobre todo aquellos que perviven en contextos de crisis.
Por lo pronto, los pronósticos sobre el desempeño económico, la producción industrial y el comportamiento de las ventas en el país, sigue estando regido por la incertidumbre, y sólo es posible ajustar las estrategias empresariales en lapsos cortos de tiempo.
Caracas / Rodolfo Baptista