Hace 61 años, es decir en 1960, Roma albergó los XVII Juegos Olímpicos y también fue el escenario de uno de los hechos más curiosos e inverosímiles en la historia del magno evento del deporte. En la capital italiana, el etíope Abebe Bikila se hizo famoso por correr y ganar el maratón descalzo, algo inconcebible por el nivel súper profesional que se impone en esta clase de citas.
En 2 horas y 15 minutos, Bikila recorrió los clásicos 42 kilómetros pasando por lugares históricos de la ciudad de Roma, para así dejar sorprendido al mundo, no solo por sus grandes condiciones físicas para superar a sus rivales, sino también por el hecho de lograr completar el trayecto sin llevar calzado, transformándose en un personaje de culto en la historia olímpica y en la bandera africana de esta disciplina, pues fue el primero de muchos exponentes de su continente en hacerse de la medalla de oro en la maratón. Él abrió el camino a los maratonistas de África que cada cuatro años dominan la competencia.
Bikila se había probado unas zapatillas Adidas antes de iniciar la carrera, pero no se sintió cómodo con ellas y prefirió correr sin el calzado deportivo. Lo que parecía afectar su posibilidad de ser un protagonista en la carrera, se convirtió para él en una ventaja para ganar el evento y entrar en la historia de los Juegos Olímpicos, de África y de su país Etiopía.
Al regresar a su tierra fue recibido con honores y como parte de los regalos recibió un auto de la marca alemana Volkswagen y una casa. Además, tuvo el honor de que se distinguiera el Estadio Nacional con su nombre.
Cuatro años más tarde, en la cita de Tokio 1964 se impuso en la misma especialidad, y esta vez con zapatos hechos a su medida.
Pese a que abandonó este mundo en 1973, con tan solo 41 años, producto de una paraplejia, Bikila es considerado como el atleta que trazó el camino de un gran número de maratonistas africanos que, hasta la actualidad, han dominado esta disciplina.
Puerto La Cruz / Alejandro Jesús Fernández