A más de 10 días de haberse registrado la explosión de una tubería de combustible, cerca de la entrada de Naricual, en la zona rural del municipio Simón Bolívar, los habitantes de los alrededores todavía padecen las consecuencias.
No conforme con que pasadas las 6:30 pm del 11 de enero tuvieron que salir despavoridos de sus casas en búsqueda de un sitio seguro para resguardarse debido a la amenaza de que las llamas se propagaran, ahora deben lidiar, entre otras cosas, con la contaminación ambiental y la imposibilidad de circular por ese tramo, pues las autoridades tienen restringido el paso.
Al menos así lo señalaron todas las personas que fueron entrevistadas por el equipo de El Tiempo.
“Nos ha afectado el ambiente, enormemente. Los gases y las cenizas afectan respiratoriamente a la comunidad. Por otro lado, nos ha perjudicado económicamente, ya que por el cambio de ruta, el pasaje fue incrementado de Bs 1,50 a Bs 3”, manifestó el trabajador dependiente Leonardo Fabelo.
Y es que, para llegar a Naricual, Aragüita, El Hatico y El Francés –comunidades que están más allá del lugar en donde se registró el accidente–, los conductores, en vez de seguir el trayecto por la zona industrial Los Montones, deben desviarse hacia la autopista José Antonio Anzoátegui para pasar por los sectores de Puente Ayala y Mayorquín I.
Rutas divididas
El presidente de la Unión San Felipe, Alexis Pérez, señaló que ante el cierre de la vía hacia Naricual, por la explosión de una tubería de combustible, los transportistas se organizaron para cubrir dos rutas.La primera sigue el trayecto normal por la Zona Industrial y llega a Pica del Neverí, que es hasta donde hay paso. Mientras que la otra es por Puente Ayala, en la cual –aseguró– la vialidad no sirve.
“Por allí la inseguridad es total, muy peligroso. Yo trato de salir y regresar temprano. Los transportistas a las 6:00 pm dejan de transitar por la oscuridad y el riesgo, aunque de día también han robado. Los organismos de seguridad deberían implementar puntos de control por esa zona para, por lo menos, dar una sensación de seguridad”, resaltó Fabelo.
Manuel López, trabajador del volante residenciado en la comunidad de Aragüita, enfatizó que el valor del pasaje se incrementó por lo largo del trayecto y las condiciones de la vialidad. En su caso, pasó de Bs 2 a Bs 2,50.
“La vía está horrible desde la entrada del supermercado Híper Líder. Luego está el tramo de la cárcel y Constantino Maradei. Yo gastaba antes, en la ruta normal, 20 litros de gasolina; ahora son 25 litros, por toda la vuelta que damos”.
Según el fiscal de la línea de Naricual, Eladio Martínez, por todas estas condiciones el pasajero se ve obligado a cancelar Bs 0,50 de incremento sobre el costo fijado.
“Estamos trabajando como hasta las 6:00 pm, antes de que oscurezca, porque no hemos visto presencia de patrullas para que nos colaboren con la seguridad. Hemos hablado con las autoridades y nada”, señaló.
Según el presidente de la Unión San Felipe, Alexis Pérez, se las han tenido que ingeniar para prestar el servicio.
“Estamos trabajando por necesidad, porque la vialidad está peor que por Los Machos. Desde que salimos de los bomberos hasta Aragüita está deteriorado (el tramo) en 90%, y sin embargo, tenemos que trabajar. Le pido al gobernador Luis José Marcano y a la alcaldesa Sugey Herrera que se aboquen a resolver los problemas, que son bastantes: vialidad, inseguridad y alumbrado”, solicitó.
Tras la explosión de la tubería y el cambio de ruta, los residentes de Naricual y otras comunidades que se encuentran ubicadas más hacia el interior de la zona rural, salen de sus casas por necesidad, pues deben calcular el tiempo de espera de las unidades para movilizarse desde las paradas, ubicadas en la plaza San Felipe de Barcelona.
“Ha mermado la afluencia de pasajeros considerablemente. Hasta dos horas duramos cargando, cuando antes lo máximo eran 30 minutos”, relató el fiscal de la línea de Naricual.
Por su parte, el transportista López calculó que a las 10:00 am de un día normal, ya había dado una vuelta completa (ida-retorno) y media; pero para el momento de la entrevista, apenas iba a dar la primera.
Para Manuel Muñoz, también directivo de la Unión San Felipe, la situación no les permite llevar el sustento a sus hogares, como antes. “Si antes comíamos tres veces, ahora apenas comemos dos. Sólo pedimos que nos abran la vía normal”, expresó.
5:00 de la tarde es la hora en la que empieza a desaparecer el transporte hacia la zona de Naricual debido a la nueva ruta que se debe seguir, por la vía de Puente Ayala. Al menos en ello coincidieron la mayoría de los residentes.
“Uno tiene que regresar temprano a su casa, porque los carros no quieren trabajar de noche por la inseguridad de esa vía”, manifestó la trabajadora doméstica Melissa Ramírez.
Sobre el lapso que permanecerá cerrado el acceso, no existe claridad aún. A los conductores, al parecer, les han dicho 15 días, debido a la sustitución de la tubería. Mientras que residentes como Yenifer Delgado han escuchado que de dos a tres meses.
Según el secretario general de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (Futpv), José Bodas, todavía está presente el Comité de Investigación y se realizan las reparaciones necesarias.
“Activaron varias empresas y toda el área está militarizada. No dejan pasar a nadie que no esté identificado. Se está trabajando full”, acotó.
Según Bodas, el incendio se registró justo en la estación de válvulas Naricual I, afectando en primer lugar una tubería de crudo de PetroGuárico, de 16 pulgadas.
“El tubo se fue completo y todo el derrame de crudo hizo que las llamas fueran tan grandes”.
De igual manera, señaló que también se vio afectado por la radiación y la exposición al fuego el conducto de 8 pulgadas que va del Criogénico de Jose a la Refinería de Puerto La Cruz, por lo que deben reemplazarlo.
“Son ocho tubos, más o menos, que se van a reemplazar. Un tramo grande, estamos hablando como de casi 100 metros. Por ahí transferíamos gasolina y nafta residual, pero también se bombeaba diésel, si la refinería lo necesitaba”, expresó el dirigente sindical.
Barcelona / Elisa Gómez