El país cierra el 2021 a las puertas de un “punto de inflexión” en la economía. Luego de casi una década de caída sostenida del Producto Interno Bruto (PIB), escasez, alza descontrolada de precios y destrucción de la moneda nacional, las proyecciones de los expertos apuntan a una mejora en gran parte de los indicadores para el próximo año. Pero esto no significa, ni mucho menos, que Venezuela se haya enrumbado por las sendas de un crecimiento sostenido.
“Estamos pasando de una economía que cae a una que se estabiliza en el foso”, explica Asdrúbal Oliveros, director de la firma Ecoanálitica, quien proporciona datos para comprender el comportamiento de la inflación, ingresos y producción en los meses venideros. Y aunque las cifras no son para declarar el inicio de la reversión de la crisis, tampoco son desdeñables, de cara a la cantidad de problemas que han sacudido las finanzas nacionales.
El año 2022 comenzará, según la firma consultora, con el fin de la hiperinflación.Venezuela entró en un alza descontrolada de bienes y servicios desde finales de 2017, cuando se registró un Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) superior a 50%. Según los expertos, para salir de esta zona de peligro, la inflación debe ubicarse por debajo de este 50% de incremento, durante 12 meses seguidos. De acuerdo con el Banco Central de Venezuela (BCV), la última vez que el indicador cruzó esta barrera fue en diciembre de 2020 con 77,5%, por lo ya para comienzos del próximo febrero la economía nacional podría declararse fuera de la amenaza.
Venezuela entró en un alza descontrolada de bienes y servicios desde finales de 2017, cuando se registró un Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) superior a 50%. Según los expertos, para salir de esta zona de peligro, la inflación debe ubicarse por debajo de este 50% de incremento, durante 12 meses seguidos. De acuerdo con el Banco Central de Venezuela (BCV), la última vez que el indicador cruzó esta barrera fue en diciembre de 2020 con 77,5%, por lo ya para comienzos del próximo febrero la economía nacional podría declararse fuera de la amenaza.
Las cifras de inflación en el año que finaliza, echaron por tierra todas las estimaciones de los especialistas, quienes esperaban una aceleración de 1.500%, o incluso más, en los precios de bienes y servicios a lo largo de los últimos12 meses. No fue así, y ahora se prevé que el indicador se ubique por debajo de 1.000%.
La estrategia del Gobierno de combinar la quema de reservas internacionales –inyectando divisas a la banca nacional–, con una política de mantenimiento del encaje legal para frenar la liquidez, además de la disminución del Gasto Público, influyeron en el comportamiento de los precios durante gran parte de 2021. Y la tendencia a la baja continuará el próximo año.
Aunque distintos organismos estiman que en 2022 la inflación acumulada se ubicará entre 700% y 750%, Ecoanalítica cree que estará alrededor de 300% o menos si el comportamiento actual se mantiene. “En todo caso, el orden de magnitud sigue mostrando un grave problema que está lejos de resolverse”, aclara Oliveros.
El experto señala que el interés del Gobierno parece ser prestar mayor interés en la inflación que en el crecimiento real.
“La obsesión de la Vicepresidencia de Economía es que desde el primer bimestre, se salga de la hiperinflación. Vender eso como un triunfo. Eso los ha llevado a una ejecución de gastos que desde el punto de vista macro es muy loable, aunque desde el punto de vista social es terrible. El Gobierno no ha aumentado salarios, ni pensiones o tiene tiempo que no lo hace. Es un recorte de gastos draconiano, incluso en medio de año un año electoral”, indicó Oliveros durante un Foro de Perspectivas 2022, realizado semanas atrás.
Sin embargo, el próximo año se intensificará un problema que ya se ha expresado en el transcurso de 2021, y es la inflación en dólares. A manera de ejemplo, la firma consultora indica, que un producto que costaba $100 en 2018, llegó a $330 entre octubre y noviembre pasado. La tendencia se mantendrá en 2022 –se espera un incremento de precios en moneda extranjera de entre 10% y 15%–, mientras la cotización de la divisa esté controlada por debajo de su precio real. La sobrevaluación se convirtió en una medida de contención cambiaria.
Con todo, se estima que el tipo de cambio se ubique entre Bs 12 y Bs 15 por dólar para el próximo año.
“Siempre en Venezuela se ha utilizado el anclaje cambiario como medida de contención de precios. Lo hicieron los gobiernos democráticos y lo hizo el chavismo, y ahora lo hace Maduro desde una óptica diferente. Pero, efectivamente, estamos pasando de un ciclo hiperinflacionario, que probablemente termine en el primer trimestre del año que viene, a un ciclo de alza del costo de la vida en dólares, que comienza a convertirse en un dolor de cabeza importante para las empresas, sobre todo para su gestión financiera”, señaló Oliveros.
Aunque se ha reducido el Gasto Público, aún la administración madurista no logra ingresos suficientes, y por eso no puede hacer las inversiones en política pública que el país demanda.
“Los ingresos del Estado para 2021 rondan los 10 mil millones de dólares, lo que representa un leve aumento con respecto a 2020. Alrededor de 3 mil 500 millones de dólares los pierde por los descuentos e intermediarios para poder colocar el crudo en los mercados internacionales por efecto de las sanciones”, señala Asdrúbal Oliveros.
Dentro de los elementos relevantes de un año de muchas transformaciones, se encuentra la mejora de caja de ingresos del Gobierno.
Se prevé que, por concepto de venta de petróleo, la entrada de divisas a las arcas del Estado pase de $6 mil 900 millones en 2021 a $12 mil 900 en 2022 -ñ–principalmente por el aumento de los precios del crudo–. Sin embargo, esta cifra continúa siendo inferior a la alcanzada en 2019, que fue de $22,4 millardos. Por ingresos no petroleros, según las estimaciones, se espera que vayan de $2 mil 800 a $2 mil 300.
“Pese a que más de 80% de la producción petrolera ha caído, en gran parte por ineficiencia, además de un precario manejo macroeconómico, y en la última etapa, por el efecto sanciones (...), la subida del precio del petróleo ha tenido su incidencia en la caja del Gobierno, permitiéndole tener elementos importantes frente a su gasto, y a su capacidad de contener la tasa de cambio”.
Adicionalmente, el Ejecutivo ha desarrollado en este contexto de debacle, fortalezas para diversificar sus ingresos.
El deterioro de la infraestructura petrolera, tanto dentro como fuera del territorio, y la escasa capacidad de maniobra, han hecho que la administración madurista recurra a una serie de operaciones como venta de activos, y otras operaciones, a espaldas de organismos contralores (Poder Legislativo o Contraloría General), para intentar obtener otras entradas financieras.
“Las sanciones y la capacidad de sobrevivir retaron al Gobierno, el cual no solamente exporta petróleo, sino que también vende ‘chatarra’ para sobrevivir y además criptomonedas. Todo lo que genera caja lo hace. Entrega activos con un pragmatismo brutal porque retener el poder te lleva a todo. Entonces, diversifica sus fuentes de ingresos que es un tema importante”, agrega Oliveros.
De igual forma, la recuperación no es tal como para volver a subvencionar planes sociales en la magnitud de los años del gobierno del presidente Hugo Chávez.
“El colapso del Estado, y por ende de sus ingresos, es de tal magnitud, que difícilmente eso ocurra en el horizonte cercano. La política clientelar del chavismo ha sido sustituida por la economía negra, que es un factor clave para seguir reteniendo el poder”.
La economía negra, subterránea o ilícita, tiene que ver con ese factor de distorsión, que contamina las cuentas en Venezuela -contrabando, tráfico de estupefacientes, sobrefacturación, entre otros-, que genera dólares y no sólo beneficia a las personas vinculadas con sectores de poder, sino que lleva las divisas a otros estratos de la población con impacto en el consumo.
“Muchos no entienden cómo existen niveles de consumo con los sueldos y salarios promedios actuales. Esta economía es un reto porque va a seguir estando presente y teniendo incidencia en las variables y los indicadores macro (,,,) Hemos intentado cuantificarla para aproximarnos a su tamaño y creemos que representa entre un 20 y un 25 % del total de la economía en este momento”, señala Oliveros.
El tercer indicador que definirá el 2022, además de la inflación y el monto de los ingresos, será el PIB, que por primera vez en años no tendrá valores negativos. Durante 2021 no hubo crecimiento, aunque la economía reportó la menor contracción de los últimos años. No obstante, al separar el comportamiento por sectores, se dejan ver datos que resultan reveladores.
“La economía total cae 0,5% en 2021, así que relativamente se mantiene igual. Sin embargo, el sector público se contrajo 5,4 %, siendo este el que representa el 40 % de la economía. Mientras, el sector privado creció 3,1 %, es decir, que este año, aunque la economía cae en general, el sector privado crece. Por supuesto, esto debe verse en contexto, ya que, caer (en años anteriores) 80% y luego crecer en un año 3,1%, es apenas una bocanada de aire fresco. Lo destacable es el cambio de tendencia más que el número”.
Los sectores que han resultado beneficiados de este cambio son básicamente cinco: el primero, es el sector Salud a través de la producción de medicamentos. Luego le siguen los de Servicios Profesionales, Alimentos, el Comercio minorista, como resultado también del relajamiento del esquema 7+7, así como el Sector Tecnología.
Según Ecoanalítica, resulta clara la estimación de crecimiento económico.
“Aumentamos nuestra previsión de crecimiento para 2022 y estimamos que pueda estar por el orden del 7%. Pasamos del 4,5% de previsión a 6,9%. Destacando petróleo y comercio, pero en realidad toda la economía crece”.
El primer grupo de ganadores por encima del promedio en 2022 estará conformado, de nuevo, por Salud, Alimentos y Comercio. En un segundo grupo, con un crecimiento más alineado al promedio, destacan Cuidado Personal, Tecnología y Servicios Profesionales. Mientras, en un tercer lugar –más bajo que el promedio– están los sectores Inmobiliario y químico, entre otros.
Por lo pronto, en una economía que no dejaba de caer desde 2013, incluso a unas magnitudes extremadamente elevadas, sobre todo a partir de 2017, el hecho de no seguir en picada será un elemento que definirá el próximo año.
Caracas / Rafael Arias