Luego de las elecciones presidenciales del 28 de julio, tanto el Gobierno como la oposición se atribuyeron el triunfo de la consulta.
Mientras los primeros no han publicado los resultados detallados mesa por mesa, ni han realizado las auditorías exigidas en las normativas legales, los segundos divulgaron las cifras reflejadas en más de 80% de las actas, que darían como ganador al candidato de la MUD, Edmundo González Urrutia, por encima del abanderado del Psuv y aspirante a la reelección, Nicolás Maduro.
Desde el Consejo Nacional Electoral (CNE), su presidente, Elvis Amoroso, ha presentado dos boletines, el último con 96,87 % de trasmisión de las actas, apuntando que el candidato oficialista y actual jefe de Estado alcanzó 6 millones 408 mil 844 votos. Amoroso habría entregado los recaudos de los comicios ante el Tribunal Supremo Justicia (TSJ) quien buscará certificar los resultados. La teoría del “hackeo cibernético” fue la razón de no ofrecer el resultado completo durante más de una semana.
No obstante, observadores del Centro Cárter, quienes fueron invitados y reconocidos como veedores imparciales por el mismo árbitro electoral y autoridades del Estado, señalaron que la consulta presidencial en Venezuela carecía de transparencia, “no fue democrática”, e incluso nunca fue objeto de un ataque cibernético verificable. De igual forma, apuntaron que González Urrutia habría ganado las elecciones “con más de 60% de los votos”.
El Comando con Venezuela, dirigido por Machado, se trazó un plan operativo desde antes de la elección. Fue denominado “Comanditos 600K”, con el objetivo de movilizar a la población y a los testigos para obtener las actas y certificar la veracidad de los sufragios. Fuentes consultadas por El Tiempo apuntaron que la oposición contó, además, con el técnico de un partido en la sala de totalización del CNE en el centro de Caracas, quien pudo constatar el desempeño de la jornada y aseguró que “no existe ninguna prueba de las supuestas irregularidades” o ataques informáticos fraguados desde la oposición.
La tarde del domingo 28J, una vez que los centros comiciales comenzaron a imprimir las actas de votación, los resultados fueron conocidos tanto por el Gobierno como por sus adversarios.
Organismos nacionales e internacionales han apuntado que las actas presentadas, con códigos QR y registros alfanuméricos, demuestran su veracidad y reflejarían el triunfo del aspirante opositor.
“Tenemos las actas”, dijo la dirigente de Vente Venezuela (VV), María Corina Machado la madrugada del lunes 29 cuando habló al país. Según ella, González Urrutia ganó la elección con más de 7 millones de votos (67% de los sufragios).
Actualmente existen bloques de países que, al igual que el Centro Cárter, desconocen los resultados divulgados por el Gobierno.
Desde el no reconocimiento de las cifras del CNE -con el consiguiente aumento de las sanciones y una nueva ola de migración-, hasta la repetición de los comicios, son varios los escenarios que podrían materializarse en los próximos meses, según apuntan diversos analistas.
Países como Brasil, Colombia y México, se han mostrado dispuestos a mediar para ayudar a dirimir la situación y se han reunido para tratar de llegar a un acuerdo que conduzca a una transición pacífica y destrabar la crisis que según el presidente de la nación vecina, Gustavo Petro, podría generar una guerra regional y una “nueva ola migratoria” mucho más grande que las anteriores.
Los especialistas coinciden en que esos tres países, junto a otros aliados internacionales están trabajando no solo para convencer a Maduro y que acepte la voluntad popular expresada el 28 de julio, sino en colaborar en un plan de transición pacifico con negociaciones entre la oposición (Machado y González Urrutia) y representantes de las instituciones. En este proceso se habría estado trabajando desde antes de las elecciones presidenciales.
El analista de entorno, Ricardo Ríos, presidente de la firma Poder y Estrategia, sostiene que este conflicto podría demorar varios meses en resolverse, pero si en ese plazo no se dibuja una ruta creíble que genere acciones positivas, la situación desembocaría en un “tsunami migratorio”.
Asegura que, aunque Maduro atraviesa una crisis que lo ha deslegitimado nacional e internacionalmente (y ha puesto en riego el capital político del fallecido mandatario Hugo Chávez), goza aún de “la ventaja de la fuerza (cuerpos de seguridad) y la propaganda, que lo mantienen en Miraflores en este momento”.
“Es una lucha de mucho tiempo y al final, puede terminar por desgastarse. (Maduro) tiene la fuerza y el estatus quo, entonces tiene la ventaja. A eso es lo que está jugando”, expresa el especialista.
Por su parte, Machado, quien tiene el liderazgo opositor en sus manos, ha llamado a la paciencia y a la calma. Ha dicho también que esta una “lucha espiritual” y que busca la negociación sin violencia.
Carlos Valero, secretario de Asuntos Internacionales del partido Un Nuevo Tiempo (UNT), subraya que una eventual transición podría demorar tiempo y tardar en hacerse efectiva.
“Hoy tenemos un país que, cercano a 80%, tiene una posición distinta a las personas que la gobiernan. El hecho de que la polarización haya desaparecido puede verse como el inicio de una transición”, subraya.
Insiste en que mientras Maduro y la coalición gobernante no asuman que hay una nueva realidad política en el país, ni que existe una mayoría que está “esperando un cambio”, el proceso de transición permanecerá paralizado.
Para el abogado especialista en geopolítica, Mariano de Alba, los gobernantes de Brasil, Colombia y México, se han puesto de la posición correcta al pedir que el CNE no eluda su obligación de desglosar los resultados mesa por mesa.
“Colombia, al igual que Chile, incluso ha llamado a una ‘veeduría internacional’ sobre las actas, lo que sería crucial”.
Destaca que, si el gobierno de Maduro no termina accediendo a esa solicitud, “se confirmará que la capacidad de influencia internacional es muy baja”. Pero, si en cambio, la mediación de los tres países vecinos tiene éxito, probablemente se lleve a cabo una negociación donde la oposición tendría que acceder a “concesiones agrias”, como posiblemente sean unas nuevas elecciones presidenciales con condiciones incluso más ventajosas para el Ejecutivo.
Valero sostiene que debe producirse un escenario de convivencia democrática en el cual, ninguna de las partes se sienta perseguida.
“Llegar a un acuerdo mínimo de garantías hasta ahora, ha sido imposible. Eso se podría lograr en el marco del acuerdo de Barbados o la iniciativa de Qatar”, indicó.
No obstante, considera que la “terquedad con la que está actuando Maduro” cierra esas puertas.
Según el analista político y electoral, Aníbal Sánchez, en este momento se están realizando reuniones en el plano nacional e internacional “que sorprenderían a muchos de los que les interesa una salida a la crisis venezolana”.
Considera que la solución es un tema político. “No vamos a conseguir una solución técnica, electoral ni hay un ‘super abogado’ que dirima la disputa. Hay que arreglarlo en el político”, insiste.
Una fuente allegada a las reuniones reveló que, además de Brasil, Colombia y México, el grupo de interlocución incluiría a Estados Unidos y Chile, mientras que por Venezuela participaría la oposición representada por Machado y González Urrutia, además de factores del chavismo moderado que rechazan a Maduro y algunos funcionarios del Ejecutivo que reconocen que un nuevo período de gobernabilidad hasta el 2031es insostenible.
Recientemente se reveló que Maduro tendría en los próximos días un encuentro por video llamada con su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador y el mandatario colombiano, Gustavo Petro, quienes lo tratarían de “convencer de elegir el camino de la democracia y mostrar las actas” de los comicios.
Sánchez estima necesario volver a demarcar “una nueva cancha de juego”, en el que se plantee un gobierno de transición y quizás realizar una repetición de elecciones, que no serían de manera inmediata.
El analista coincide con Valero en que, en la fase en la que se encuentran los venezolanos, es indispensable “la participación de la sociedad civil”.
“Indudablemente estamos transitando un contexto de muchas expectativas”, dice Sánchez y aclara que “estar movilizados no es solo salir a la calle, con un pito y una bandera, sino también hacer lo que corresponde como sociedad: buscar el reencuentro del otro, el reconocimiento de las partes”.
“Debemos ir a un Gobierno de transición. Y lograr el apoyo tanto en el plano nacional como el internacional. Hay que crear instancias, no puede ser solo una mesa de diálogo”, sostiene Sánchez quien, además, plantea un escenario de resolución de conflicto, que busque una “solución pacífica”.
“Los actores necesitan incentivos y pagar un costo”, agrega el experto.
Mientras, Maduro convocó a un nuevo proceso electoral para el próximo 25 de agosto a fin de hacer una consulta en torno a los proyectos de 4 mil 500 instancias comunales. La medida pondría en evidencia la resistencia del Ejecutivo a entrar en una fase de negociación y apuntaría a una radicalización de su postura en torno a permanecer al frente del Gobierno.
Caracas / Rafael León
