Al interés de Estados Unidos en abrir canales de diálogo con la administración de Nicolás Maduro, se suma ahora la manifiesta disposición de países europeos a restablecer la presencia de Venezuela en el mercado energético internacional. Parecen buenas noticias para el país, sin embargo, la realidad política y económica, revela un espinoso camino que debe recorrerse antes.
Este 27 de junio durante la cumbre del G7, realizada en Alemania, Francia solicitó que el petróleo iraní y venezolano vuelva a estar disponible para el comercio mundial, con el propósito de estabilizar los precios de los hidrocarburos, afectados desde finales de febrero por la guerra con Ucrania.
Según la agencia internacional Bloomberg, un alto funcionario del gobierno francés aseguró que existe “un nudo” en forma de sanciones por parte de Estados Unidos que debe soltarse para que esto se pueda hacerse realidad.
El jefe de Estado venezolano también se pronunció y aseguró que el país estaba “listo para recibir a todas las empresas” de Francia que quieran producir petróleo y gas para el mercado europeo.
“Presidente (francés, Emmanuel) Macron, Venezuela está lista para recibir a todas las empresas francesas que quieran venir a producir petróleo y gas para el mercado europeo, para el mercado mundial (...) El camino está hecho. Estamos preparados, listos y prestos para hacerlo”, dijo Maduro hace una semana en una alocución televisada.
Versiones extraoficiales apuntan desde hace semanas que estarían en curso negociaciones con el Ejecutivo para el regreso de las empresas mixtas al país y la aprobación de licencias para trasladar crudo a Europa.
No obstante, a juicio de analistas consultados por El Tiempo, la venta de crudo al continente europeo no es viable, o al menos, no generará un flujo de caja positivo para el país en el corto plazo.
Para ello sería necesario, en primer lugar, eliminar las sanciones impuestas por EE. UU., -algo sobre lo que, según la Casa Blanca, se avanza con pies de plomo, negociando en forma paralela garantías para unas elecciones presidenciales transparentes a futuro. Por otro lado, se requiere la adecuación de una maltrecha infraestructura industrial, y también cambios en el marco legal existente. Y todo ello tomará tiempo.
Según informaciones de agencias internacionales, el Departamento de Estado de los Estados Unidos, autorizó en mayo a la italiana ENI y a la española Repsol a restablecer parcialmente vínculos comerciales y enviar petróleo a sus respectivas naciones, como una forma de compensar el vacío que dejó el suministro de hidrocarburos rusos luego de la guerra con Ucrania.
Más allá de dar entrada a recursos adicionales para Venezuela, lo cierto es que este escenario otorgaría sólo una ventaja adicional a Pdvsa para amortizar la deuda impaga con estas empresas, así como de dividendos pendientes.
De a acuerdo con los reportes anuales de ambas compañías, los pagos pendientes del Estado se ubican en $1 mil 371 millones-$571 millones corresponden a ENI y $800 millones de Repsol.
ENI está aliada con Pdvsa a través de la empresa mixta Petrosucre, en la cual posee una participación de 26 %; en la Petrolera Güiria 19,5 %, Petrojunin 40 % y Petrobicentenario 40 %. Mientras Repsol, está en Petroquiriquire con 40% y en Petrocarabobo con 11 %.
Según especialistas en el área, permitir el envío de hidrocarburos se traduce sólo en un gesto de buena voluntad por parte de la administración de Joe Biden en el marco de la flexibilización de las sanciones.
Para el experto y economista petrolero, Rafael Quiroz Serrano, el permiso otorgado por el gobierno norteamericano a ambas empresas no es otra cosa que una “pequeña señal simbólica”.
“Es una medida política para propiciar la vuelta al diálogo con la oposición. El autorizar que se lleve crudo para España forma parte de la estrategia de Pdvsa para amortiguar la deuda que tiene pendiente tanto con ENI como con Repsol”, acotó.
Según Quiroz, la estatal venezolana ante la ausencia de liquidez está obligada a pagar con crudo todas sus deudas inmediatas.
Sin embargo, la capacidad actual de producción de crudo está limitada.
“Yo dudo sobre la cantidad de crudo que se pueda negociar. Venezuela tiene una producción anual promedio de apenas 690 mil barriles diarios, de los cuales debe despachar 400 mil a China -para poder amortizar deuda por venta a futuro- y de los cuales 80 % va a la deuda y solo queda un 20 % de retribución al Estado sobre los que, a su vez, se deben aplicar descuentos en los mercados internacionales”.
Quiroz explica que, de su producción deficitaria, Venezuela debe destinar entre 160 a 180 mil barriles a las necesidades del mercado local. Asimismo, agrega, 50 mil barriles van directo al convenio Cuba-Venezuela, suscrito en septiembre de 2000.
Es por ello por lo que, según Quiroz, lo que se puede enviar a Europa, por esta vía, no son más que “remanentes o sobrantes”.
“ENI y Repsol podrán enviar en promedio entre 40 mil a 50 mil barriles de crudo venezolano a Europa”, dijo.
De acuerdo con el experto petrolero, ambas empresas están enfocadas al desarrollo y explotación de las reservas de gas del campo Perla ubicado en el Golfo de Venezuela. “Ahí podrán explotar gas libre, es decir, no asociado al petróleo”. Quiroz reiteró que el poco petróleo que estas trasnacionales puedan sacar del territorio será directamente para pagar deudas y no generará ningún tipo de caja para el Estado.
“No genera factura petrolera, por lo tanto, esto no es motivo de fiesta o celebración por parte del Estado venezolano”.
Según la firma consultora Ecoanalítica, las sanciones financieras aplicadas por EE. UU. desde 2017 generaron una caída de -29,1% en la producción, ahuyentando, de paso a las empresas mixtas con capital extranjero en Venezuela, las cuales llegaron a aportar 60% de la producción del país. En julio de 2019, a los años de corrupción y malos manejos administrativos, se le sumaron los efectos de las nuevas y más agudas sanciones, llevando la producción a un promedio mensual de 392 mil barriles diarios de petróleo, la cifra más baja desde 1934.
Durante mayo de 2022 la producción venezolana alcanzó entre 717 mil barriles y 735 mil barriles diarios, según fuentes oficiales y secundarias, con lo cual apenas existiría margen de ganancia en corto plazo en un escenario de flexibilización. La actual producción no es ni la tercera parte de los más de 2 millones 500 mil barriles que producía Venezuela en enero del 2016.
Las previsiones de expertos indican que escasamente la extracción de crudo podría llegar a los 900 mil barriles diarios a finales de 2022, algo que dista mucho de los 2 millones prometidos por el Ejecutivo el año pasado.
“No hay señales claras de una recuperación exponencial de la producción”, indicó Quiroz.
Hace mes y medio, la Casa Blanca había dado luz verde a Chevron, para sentarse a hablar con el Ejecutivo y negociar los términos de futuras posibles actividades con Pdvsa. Aunque esto no significaba que pudieran suscribirse nuevos acuerdos, ni vender crudo, la medida fue bien recibidas por distintos especialistas, por lo que podría significar a futuro.
Pero Quiroz señaló que al igual que los casos de ENI y Repsol, lo aprobado por el Departamento de Estado, no fue más que un permiso para que la empresa inicie conversaciones con Pdvsa en aras de llegar a un acuerdo que le permita a la estatal pagar su deuda con la compañía foránea, la cual podría superar los $5 mil millones.
El ingeniero petrolero, Rafael Gallegos, si bien no se atrevió a pronosticar a cuánto podrían ascender los envíos de crudo a Europa, reconoció que los volúmenes no podrán ser significativos porque se requieren reformas legales y económicas para que Venezuela eleve su producción.
“Levantar las sanciones a Venezuela no es suficiente con Chevron, ni con ENI, ni con Repsol, sino requeriría una apertura para llegar a dos o tres millones de barriles en un tiempo prudencial y esa apertura necesitaría hasta de otra ley de hidrocarburos, de cambios en la ley actual”, dijo en entrevista reciente a Fedecámaras Radio.
Gallegos considera que, en un gesto de buena voluntad, se necesitaría que en el esquema de las empresas mixtas pudieran tener un mayor porcentaje de participación las compañías privadas.
Por el momento, queda claro que las acciones de apertura son medidas tomadas en el marco de la política de negociación y que un levantamiento de sanciones no será suficiente ni con compañías francesas, ni con Chevron, ni con ENI o Repsol. Trabajar en la recuperación de la capacidad de producción a volúmenes de 2 millones y medio implicará dar mayores garantías a las trasnacionales, además de otros cambios, algo que tomaría más tiempo e inversión.
Caracas / Rafael Arias / Rodolfo Baptista