Para los habitantes de Porlamar, Nueva Esparta, el agua se convirtió en el bien más preciado, pues casi nunca cuentan con ese servicio.
De hecho, se podría decir que el recurso hídrico se transformó en un "bonito recuerdo" para los vecinos que le comentaron el miércoles al El Tiempo que la sequía puede extenderse hasta por un mes.
"En Nueva Esparta hay una severa crisis en el suministro de agua potable. Son pocos los sectores que reciben con periodicidad el líquido por tubería. La empresa Hidrocaribe (Hidrológica del Caribe) no repara los botes de agua que se registran en Porlarmar y eso origina un problema para todos", explicó un grupo de margariteños que prefirió mantenerse en el anonimato. "En Porlamar, parroquia Mariño, la realidad es muy fuerte para todos porque pueden pasar hasta un mes sin recibir agua".
Indicaron que, a diario, se desperdician litros de agua porque los trabajadores de Hidrocaribe no se preocupan por realizar refacciones en el sistema de distribución.
A su entender, eso no sólo afecta a los usuarios, sino también le quita atractivo turístico al lugar, donde se forman charcos que, a su vez, sirven de criadero para mosquitos.
"Desde hace tres meses hay un bote en el que se pierden millones de litros de agua potable sin parar las 24 horas del día. Los comerciantes informaron sobre la irregularidad a Hidrocaribe, pero todavía no ha sido corregido este grave problema".
Porlamar era un sitio frecuentado por los transeúntes en el pasado, porque está rodeado de tiendas, pero ahora la realidad es distinta porque a las personas les resulta complicado atravesar las calles para visitar locales.
"Alrededor de 12 locales son afectados por el bote de agua. Las personas que hacen vida en el comercio se sienten incómodos por la situación. El bote de agua también afecta a conductores y clientes que pasan por la calle, razón por lo cual muchos optan no transitar por allí, para evitar mojarse".
Los ciudadanos aspiran a que las autoridades gubernamentales intercedan para solucionar la falla de servicio, porque genera incomodidades en los pobladores y, sobre todo, incalculables pérdidas económicas para los dueños de negocios.
Porlamar / Joseph Ñambre