Los nacimientos, graduaciones, uniones matrimoniales y cualquier otro logro personal y profesional en la vida pueden ser razones para brindar con sustancias alcohólicas, pero se debe tener atención cuando se vuelve una práctica continua, sobre todo entre los menores de edad.
El psicólogo Juan Carlos Santana explicó que “hay una infinidad de motivos por los que la gente bebe”, pero entre los jóvenes obedece mayormente a que la familia no transmite los valores adecuados y tampoco predican con el ejemplo.
Aseveró que "en la sociedad venezolana, en la que se ha perdido parte de las buenas costumbres, hay una tendencia hacia la bebida", derivado en parte por el incumplimiento de las leyes.
"Si un joven va a una licorería y pide una botella, se la venden. Eso aumenta, obviamente, el acceso de los jóvenes a estas sustancias", señaló el profesional de Barcelona, Anzoátegui.
Las drogas en general, incluido el etanol (conocido también como alcohol etílico), se caracterizan por ser depresoras del organismo. Por ello, cuando una persona las consume puede experimentar exaltación, pérdida de los reflejos y de la coordinación, así como irrumpir en llanto.
"Con uno o dos tragos, el individuo se siente en alza, si es tímido comienza a conversar con mayor facilidad, pierde las inhibiciones y la censura; pero cuando la ingesta es mayor a esa cantidad, el etanol pierde la capacidad de estimulante y se convierte en depresor", explicó Santana.
SOBRE EL PROFESIONAL
El psicólogo Juan Carlos Santana es egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Tiene especialización en Psicoterapia de Pareja y Familia, y en Adicciones, sobre todo en Farmacodependencias. Es miembro de la Federación de Psicólogos de Venezuela (FVP.1933).
Es decir, cuando se alcanza el estado de ebriedad, la persona empieza a cabecear, tambalearse o se calla; al hígado le cuesta seguir procesando el alcohol y envía una señal al cerebro de saturación, por lo que se produce el vómito o la pérdida de la consciencia.
El especialista en adicciones apuntó que el problema del alcoholismo va marcado por la incapacidad de reconocer cuándo parar la ingesta, ya que aun cuando el cuerpo empieza a dar señales de exceso, el individuo continúa. Así también cuando aprovecha cualquier ocasión para beber. De ahí, que el alcoholismo se considere una enfermedad crónica, que si bien se puede controlar, es incurable.
El consumo prolongado de alcohol, puede provocar un estado de desconexión; impacta en los sistemas vitales, como el cardiovascular y el hígado. Este último se convierte en graso y disminuye su funcionamiento.
También genera alteraciones estomacales, como gastritis, y existen indicadores de que puede desencadenar cánceres.
Otro aspecto a resaltar es que diariamente, en condiciones normales, los seres humanos pierden neuronas, pero durante la ingesta de alcohol la cantidad se puede multiplicar hasta por cien.
Esto puede influir en el desarrollo neurológico de los jóvenes, mayormente en los que empiezan a ingerir entre los 14 y 16 años de edad.
"A la larga, la pérdida de neuronas afecta la capacidad de memoria, la percepción y la mayoría de las psicofunciones. De ahí la importancia de no venderles alcohol a los menores de edad y tampoco incentivar su consumo", apuntó el psicólogo.
ENFERMEDAD
El alcoholismo está considerado como una enfermedad por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 1956, ya que afecta todos los componentes integrales de la salud: psicológico y espiritual, social y biológico.
Santana destacó que si la familia es integrada y transmisora de valores, no se debería presentar este tipo de problemas con los hijos, pues siempre habrá preocupación porque éstos entiendan que el consumo de alcohol desencadena efectos negativos a corto, mediano y hasta largo plazo. En todo caso, que se aprenda a beber con moderación.
Cuando existe una situación de estas características, los padres tienen el deber de imponer su autoridad, de ejercer un mayor control. "Ahora, si el problema persiste, lo recomendable es buscar ayuda profesional".
En casos graves, los grupos de Alcohólicos Anónimos, con más de 87 años de existencia y con presencia en más de 185 países, son de gran apoyo.
“En líneas generales, la persona debe tomar conciencia y seguir pasos para aprender a vivir sin beber", dijo el profesional, al tiempo que aseguró que los resultados empiezan a verse una vez que el individuo acepta y trabaja para controlar su enfermedad.
Puerto La Cruz / Andrea Aroca