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En 2020, derrames y daños ambientales aumentaron la contaminación acuífera

febrero 1, 2021
En la refinería de El Palito se detectaron al menos seis fugas de crudo entre julio y diciembre de 2020 (Fotos: Cortesía)

2020 terminó siendo uno de los años con mayor cantidad de accidentes ambientales y de casos graves de contaminación registrados en la última década en el país. Según reportes de expertos y especialistas en el área conservacionista, el número real de situaciones que comprometen el medio ambiente –y fuentes de agua-, ha permanecido eclipsado por la falta de información oficial. Sin embargo, ello no ha impedido que instancias independientes puedan documentar incidentes y situaciones cuya frecuencia ha levantado las alarmas incluso fuera del territorio.

Durante el año pasado se produjeron diversos derrames de petróleo en las costas venezolanas, algunos de los peores registrados en el país. Sólo en la refinería de El Palito (estado Carabobo) se detectaron al menos seis fugas de crudo entre julio y diciembre, que llegaron a afectar al Parque Nacional Morrocoy y las playas de la zona.

El primero se reportó el 22 de julio. Eduardo Klein, coordinador del Centro de Biodiversidad Marina de la Universidad Simón Bolívar (USB), condenó la opacidad del Gobierno sobre el tema. El especialista, quien también dirige el Laboratorio de Sensores Remotos de la USB, explicó que fueron a dar al mar aproximadamente 23 mil barriles de petróleo.

El accidente ocurrió por fugas en las plantas de crudo por desperfectos del enfriador del sistema de intercambiadores de calor -en un intento de duplicar la producción de 20 mil a 40 mil bpd- y las unidades de craqueo catalítico. Posteriormente se denunciaron otras cuatro fugas: el 8 de agosto, el 13 de octubre, el 16 de noviembre y 29 de noviembre.

El sexto derrame de El Palito ocurrió el 16 de diciembre, y según Klein -quien se mantuvo activo en las redes denunciando accidentes el año pasado y comienzos de 2021-, abarcó un área de aproximadamente 28,5 kilómetros cuadrados, que es el equivalente a 4 mil 750 canchas de fútbol. La fuga de hidrocarburos de diciembre amenazó nuevamente las playas de Boca de Aroa, Tucacas y el Parque Nacional Morrocoy, “cuyos frágiles ecosistemas marino costeros ya se encuentran dañados”. “Eso es irresponsabilidad criminal”, dijo Klein a través de su cuenta en Twitter.

“La refinería de El Palito está todo el tiempo derramando hidrocarburos. Hay hidrocarburos en sus playas todo el tiempo. Hay eventos más grandes, más pequeños, manchas muy localizadas, otras más grandes, pero siempre hay”, apuntó.

También se registraron escapes de crudo en otras zonas del país. En septiembre, se conoció de un derrame al oeste del Golfete de Coro, específicamente en el oleoducto submarino que atraviesa Río Seco hasta el complejo Refinador Paraguaná.

Klein explicó en una entrevista divulgada en las redes, que con la desaparición de la mancha de crudo sobre el mar no acaba el problema. Los compuestos volátiles se evaporan, dejando un material más denso que puede aglomerarse y precipitarse al fondo; y quedan otros compuestos flotantes que llegarán a algún sitio, como las playas. “El compuesto que queda en el fondo se va transformando con el tiempo y va liberando compuestos tóxicos que a la larga pueden tener efectos negativos sobre toda la biodiversidad de la zona. Que no la veas más no quiere decir que se acabó el problema. Al contrario”.

Oriente afectado

Douglas Rodríguez Olarte, PhD en Biología de la Conservación y miembro del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado (UCLA), indicó a El Tiempo que “constantemente hay derrames y accidentes petroleros” que no sólo han afectado a Falcón y Carabobo, también a zonas del oriente del país, específicamente en Anzoátegui; en los llanos e históricamente en el Lago de Maracaibo, “pero lamentablemente por la opacidad institucional no son reconocidos”.

Se ha podido documentar, a través de investigaciones de medios nacionales, la ocurrencia de 49 importantes derrames de crudo en Oriente entre 2013 y 2020, de los cuales 16 fueron en ciudades y poblaciones de Monagas, 12 en Anaco, nueve en el Complejo de Jose, seis en Puerto La Cruz y seis que llegaron al Río Guarapiche (Monagas). Y 30 fugas se registraron en el Occidente.

El 2020 cerró con un nuevo incidente en Monagas. El 30 de diciembre el diputado de la Asamblea Nacional, José Antonio Mendoza, denunció un nuevo derrame de crudo por la rotura de un oleoducto cercano al río Amana, del municipio Ezequiel Zamora de la entidad.

Fuentes de agua afectadas

Rodríguez Olarte explicó que algunos ecosistemas son más vulnerables que otros. “En el caso de los ríos son más frágiles porque reciben directamente los impactos, derrames petroleros, químicos, la sedimentación de cuencas altas. Cada impacto ambiental que se da sobre los ríos es como quitarle un ladrillo a una pared, y cuando se quita el último es el colapso”.

Explotación indiscriminada del Arco Minero afectó 80% de las reservas de agua dulce

No sólo la contaminación producto de derrames de crudo ha afectado las fuentes de agua del país. Vilisa Morón, bióloga, Master of Science y presidenta de la Sociedad Venezolana de Ecología, explicó que el mayor daño ambiental que está sufriendo el país en la actualidad está asociado al agua.

“La destrucción de las cuencas, ya sea por la deforestación, la minería, la búsqueda de leña, las invasiones para cultivos en sitios no apropiados y la falta de control en los agroquímicos, afecta la captación de agua de los ríos (…) Estamos deteriorando la calidad del agua, y si le sumamos la desinversión y los problemas que hay de distribución, pues vamos a tener menor cantidad de agua potable para abastecer a la población. Se necesita diagnóstico, como trabajo a la hora de volver a institucionalizar las dependencias ambientales”, indica.

Aunado a esto, Morón agrega que la falta de protección que el Estado le da a los parques nacionales y los monumentos naturales que posee el país, está ocasionando que las personas entren a territorio con la intención de “invasión para cultivar”. “Estas áreas cumplen objetivos muy importantes para proveer agua y la estabilización del suelo. Se están degradando ecosistemas que son importantes para mantener la estabilidad del sistema”.

Acota Rodríguez Olarte que “la mayor parte de los ecosistemas acuáticos están contaminados”, excepto algunos afluentes de los estados Amazonas y Bolívar, debido a que no hay intervención humana porque están en la selva oculta. Sin embargo, apunta que el Arco Minero o las zonas mineras más antiguas como por ejemplo las claritas del Cuyuní, “tienen un impacto enorme sobre la biodiversidad acuática y sobre la calidad del agua, y esto ha afectado a los peces y también humanos porque el mercurio lo acumulan los peces y se lo come la gente. Hay estudios en el embalse del Guri de acumulación de mercurio en peces de importancia pesquera”.

Según el coordinador de la Asociación Civil Ecológica Chunikai y colaborador de Provea, Jorge Padrón, la explotación indiscriminada del Arco Minero estaba afectando en 2020 el 80% de las reservas de aguas dulces, así como el sistema hidreléctrico del Guri.

Expertos dicen que no hay evidencia que indique que los daños ambientales en mares y ríos se vayan a reducir

Por otro lado, tanto Rodríguez Olarte como Morón aseguran que las aguas residuales de las ciudades del país y de los sectores agropecuarios donde es frecuente el uso de biocida (sustancia química) para la producción, no están siendo tratadas y ocasiona que al ser desechadas sin el respectivo tratamiento, las aguas llegan a los principales ríos e incluso el mar. “Eso es un efecto importante que va en contra de la integridad de los sistemas acuáticos”.

Silencio del Estado

Según Rodríguez Olarte, la información disponible sobre daños ambientales es poca, “pero en el caso actual es más complicado porque lo que vemos de primera mano es que no explican claramente cuáles son los alcances de los impactos ambientales”.

Mientras Morón asegura que, aunque cada Gobierno presta más o menos atención a los temas ambientales, han sido estos últimos 20 años en los que la protección al ambiente ha sido de menor importancia.

En el año 2015, el presidente Nicolás Maduro anunció la creación del Ministerio de Ecosocialismo y Aguas, y la eliminación del Ministerio del Ambiente.

“No es el viejo Ministerio de Ambiente, de permisología (…). Es un nuevo ministerio que debe asumir la tarea del ecosocialismo, del desarrollo del concepto ecológico para salvar al planeta del cambio climático”, dijo el mandatario en aquel entonces.

Morón comenta que fue justo en ese momento cuando se le dio por completo la espalda al ambiente. “No fue que sólo cambió el nombre, ahí hubo un cambio en la misión, visión, objetivo (…) Ahí es donde vino de forma más acelerada la inoperatividad de las diferentes instituciones y funcionarios ambientales que tenían que velar por el resguardo del ambiente”.

Rodríguez Olarte concluye que es imposible conocer con exactitud cuán grandes son los daños ecológicos que sufre el país, pues no hay cifra ni inversión para los estudios. “Sabemos que son muchísimos y lamentablemente no hay evidencia que indique que los impactos se van a reducir”. Daños, puntualizó, que no sólo afectan las fuentes de agua, la biodiversidad y el patrimonio, también afecta la salud de toda la población.

Caracas / Alexandra Sucre

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