El destacado periodista y ex directivo de El Universal, Elides Rojas, recientemente liberado de las medidas cautelares en su contra, reitera que el juicio que se le siguió por “instigación al odio” nunca tuvo razón de ser. Dice que su caso confirma que la justicia en Venezuela, lejos de ser un factor esencial de la democracia, constituye “un arma del régimen”.
–Dos años y ocho meses después de haber sido denunciado penalmente por el dueño de Globovisión y, posteriormente, de El Universal, la fiscalía cerró la investigación. Una vez levantadas las medidas cautelares (prohibición de salida del país y presentación en el tribunal de la causa), ¿ha variado su opinión sobre la justicia en Venezuela?
–No. Ese juicio no debió haber existido. La justicia en Venezuela no es un elemento esencial de la democracia. Es un arma del régimen.
– ¿Qué influyó en esta decisión?
–Lo obvio. Una deuda de casi dos años esperando un Acto Conclusivo de la Fiscalía es demasiada violación del debido proceso para un régimen que quiera mantener cierta cara democrática.
–¿Cómo fue el apoyo recibido durante el proceso?
–De colegas, algunos políticos, fundamentalmente abogados amigos y muy importante, ONG´s defensoras de Derechos Humanos como Ipys y Espacio Público. Y la relatoría de DDHH de la ONU
–Tras su experiencia, ¿ha ideado nuevos métodos para torear la censura?
–No existen. El régimen te apresará y enjuiciará cuando quiera y por la razón que sea.
–¿Se acostumbrará el entrevistado a la cartilla de “temas prohibidos” impuesta por algunas emisoras de radio?
–¡Claro! Mucha gente prefiere algo que nada. Y es lógico.
–¿Bajará usted el volumen contra el régimen?
–Sin pena, claro que será así. Ya fui picado de culebra y no vivo en Madrid.
–¿Considera su caso un aliciente para enfrentar la autocensura?
–No hay manera de ganar a la censura ni a la autocensura. El poder del régimen es bestial y, además, sin límites ni controles judiciales. Tarde o temprano la discreción se impondrá y usted caerá.
De perfil
Elides Rojas López, periodista y abogado, tiene 65 años y escribe desde los 14. A los 15 ya recibía un reconocimiento como cronista del Círculo de Periodistas Hípicos de Venezuela. Mientras trabajaba en la legendaria revista Bohemia, en 1974, ingresa a la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab). Durante la década de los 70 diseña las revistas de la Cadena Capriles. En 1979 se gradúa como Comunicador Social y entra a El Nacional, donde permanece diez años. En 1985 recibe el título de abogado en la misma casa de estudios. Posteriormente, trabaja en Economía Hoy y termina en el El Universal. Allí asciende hasta la Vicepresidencia de Información.
–¿Extraña palpar el papel periódico?
–Hace falta, pero está condenado por el cambio de hábitos del lector y por la gran crisis económica que borró a los anunciantes del medio.
–¿Y El Universal?
–Estuve allí 25 años. Jefe de Economía, Jefe de Redacción y Director. Queda apenas la web muy disminuida en audiencia y un semanario impreso que apenas circula en Caracas. Otra época. Muy triste.
–¿Defiende el usuario a sus medios?
–No le importa. Los medios mueren sin luto.
–¿Cómo reconoce una especie del G2?
–Por la prepotencia.
–¿Ha tenido informantes oficiales?
–Nunca. Ni siquiera por interés del informante.
–¿Ha sido invitado a un medio oficialista?
–Nunca.
–¿Qué le preguntaría a su entrevistador oficialista?
–¿Puedo? ¿Me dejas? ¿No me acusarás? ¿Te molestarás? Me agrederás?
–¿El periodista oficialista ideal para compartir un programa?
–Yo no podría prestarme para esa farsa.
–¿Lo han amenazado?
–Varias veces. Nada personal. Solo al medio donde trabajaba.
–¿Demandaría al Estado-Gobierno?
–¡Nunca! ¿Para qué? Esa gestión está pérdida desde la arrancada.
–¿Una nostalgia periodística?
–La réplica y la aclaratoria. Desaparecieron. Lo que viene después de una publicación que no gusta al régimen es la amenaza y un juicio probable.
–¿Qué ha perdido el reporterismo?
–Ha perdido mucho. Y ha ganado bastante, especialmente en miedo. Los mejores trabajos de denuncia son hechos por periodistas que viven fuera del país. Esa es una señal clara.
–A falta de entrevistados oficialistas…
–Especular, más fuentes opositoras, juicio seguro.
Estrategia deportiva
–¿Una recomendación de colega para ejercer y no morir en el intento?
–Jugar fútbol con la lengua y las letras. Gambetear, driblar, evadir.
–¿A los estudiantes de Comunicación Social, para que luego no se decepcionen?
–En broma, si pueden estudiar en la Academia Militar, mejor. Al menos por estos tiempos.
–¿Para capear a Conatel?
–Aunque evadas, cuando quieran y como quieran actuarán, cerrarán, sancionarán.
–¿Una recomendación a las comunicaciones de la oposición?
–Ya no existe oposición. Y los comunicadores entraron en emisiones repetidas y cansonas. Por ahora hay muerte súbita.
–¿La metamorfosis mediática?
–Volver a la calle y al trabajo directo, a riesgo de una pedrada como mínimo.
–¿El futuro de los medios comunitarios?
–Sin la plata del régimen, mueren. Ya está ocurriendo.
–¿Participaría en alguno de ellos?
–No tiene sentido. Ni para el régimen ni para la oposición, Credibilidad cero de ambos lados.
–¿Se arrepiente de algo cometido antes y durante este proceso judicial que termina?
–Nada. Actuamos con toda seriedad, dignidad y paciencia.
–¿Repite usted la historia de su papá, que fue un destacado periodista?
– Papá fue un gran periodista. Por más de 50 años ejerció en El Nacional, otros medios impresos y en la radio. Fue la voz de los Cardenales de Lara por 20 años, igualmente del Lara Fútbol Club y del Portuguesa FC. Tuvo un programa de radio diario por más de 30 años en Barquisimeto. Fue preso de la dictadura de Pérez Jiménez por tres veces. Por eso termina en Barquisimeto como ciudad por cárcel. Y ahí hace el reto de su vida personal y profesional.
–Ahora que puede salir del país, ¿se exilaría?
–Nunca decir jamás, pero no ha sido parte del plan de vida a pesar de que mi familia directa está fuera del país desde hace tiempo
–¿La hora de cierre de todo esto?
–Hay que revisar la hora de cierre de Cuba. Está en prórroga eterna y suprema.
Caracas / Jolguer Rodríguez Costa
