El mundo católico, y por supuesto Venezuela, lamentan hoy la partida física del Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano, quien falleció este 21 de abril de 2025, en plena celebración de la Cincuentena Pascual y la Semana de la Divina Misericordia.
Su muerte deja un vacío en la Iglesia, pero también un legado transformador marcado por la opción preferencial por los pobres, la promoción de la paz y un acercamiento revolucionario a la fe, que incluyó las canonizaciones de José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles, un gesto que los fieles venezolanos siempre recordarán.
Elegido el 13 de marzo de 2013, Jorge Mario Bergoglio rompió esquemas desde el inicio. Con 47 viajes internacionales, encíclicas como Laudato Si’ y Fratelli Tutti, y reformas como la inclusión de mujeres en altos cargos vaticanos, su papado se centró en "una Iglesia en salida", donde "los pastores deben oler a oveja".
Su crítica a las desigualdades y su llamado al servicio sobre el poder lo hicieron blanco de polémicas, incluso acusado de "comunista" por su defensa de los marginados. Sin embargo, como destacó Doily Hernández, diputado y director ejecutivo de la Asociación Misericordiane, "él solo siguió el Evangelio: Jesús estuvo con los pobres, y el Papa también".
Entre sus mayores aportes al país estuvo impulsar las causas de José Gregorio Hernández, el "Médico de los pobres", y Carmen Rendiles, fundadora de las Siervas de Jesús. Francisco no solo los beatificó, sino que, desde su convalecencia en el Hospital Gemelli, firmó sus decretos de canonización: el de José Gregorio en febrero de 2025 y el de la Madre Carmen el 31 de marzo de 2025. "Era su deseo y hoy, desde el cielo, celebra con ellos", recordó Hernández.
Más allá de las críticas por su diálogo con gobiernos de distintas ideologías, el Papa insistió en que "el verdadero poder es servir". Sus exhortaciones a la paz en Venezuela, sus reclamos por derechos humanos y su condena a la "cultura del descarte" quedan como un desafío. "No era socialista ni capitalista; era un pastor", subrayó Doily Hernández.
Con su muerte, Francisco deja una Iglesia más cercana, pero también una tarea: seguir construyendo puentes. Y en Venezuela, ese puente tiene dos nombres: José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles, eternizados por el Papa que soñó con una fe hecha misericordia.
Nueva Esparta / Mario Guillén Montero