Al menos 551 personas -incluyendo 190 niños- han muerto en Sudán por la rivalidad surgida entre las dos facciones militares que dirigían el país, donde el número de heridos ha alcanzado los 5.000, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de Unicef, la agencia de Naciones Unidas para la protección de la infancia.
Las organizaciones humanitarias reportan diversos tipos de violaciones de los derechos humanos, incluidos ataques indiscriminados contra civiles, violencia sexual, saqueos y una criminalidad generalizada, indicó Efe.
Entre las infraestructuras más afectadas están las instalaciones médicas, desde centros de atención primaria hasta hospitales, que han sido objeto de ataques de distinto tipo, con 28 incidentes reportados.
La OMS indicó que, como consecuencia de ello, sólo el 16 % de los establecimientos médicos en la capital Jartum -la zona urbana más afectada por los combates- operan a toda su capacidad y el 60 % ha dejado de funcionar completamente. El resto brinda atención parcial.
Ocho personas han muerto en los ataques contra las instalaciones sanitarias, indicó la portavoz de la organización, Margaret Harris.
Los combatientes impiden a la gente acceder a la atención médica, saquean, ocupan por la fuerza las instalaciones o perpetran ataques violentos contra éstas, explicó la portavoz a la prensa en Ginebra.
Unicef señaló hoy que siete niños murieron o fueron heridos cada hora en las hostilidades desde el día en que se declararon, el pasado 15 de abril.
En total, 190 menores murieron y 1.700 resultaron heridos, según el organismo, aunque estas cifras solo incluyen casos que llegaron hasta establecimientos médicos para ser atendidos, por lo que se cree que el saldo real es mucho más elevado.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) pidió hoy que ningún país del mundo retorne en las circunstancias actuales a sudaneses a su país, sean estos refugiados o migrantes por la extrema inseguridad y el riesgo que esto puede suponer para sus vidas.
Según las cifras del organismo, hay 845.000 sudaneses refugiados, la gran mayoría en los países vecinos, pero también en Europa, Norteamérica y Malasia, además de un número indeterminado que son trabajadores migrantes en el exterior.
“Los refugiados y migrantes en el exterior, aunque no formen parte del sistema de asilo, no deben ser retornados o expulsados, ni siquiera si tienen visados o pasaportes vencidos”, declaró a la prensa en Ginebra la directora de Protección Internacional de ACNUR, Elizabeth Tan.
Tan dijo que se está hablando con los gobiernos de los países vecinos de Sudán para que mantengan sus fronteras abiertas y que las autoridades están asegurando que así se hará.
En las primeras tres semanas de conflicto, 113.000 sudaneses han escapado del país, con la mayoría que ha llegado a Chad -desde Darfur, principalmente- o que intenta entrar en Egipto, procedentes en su mayoría de Jartum.
Tan sostuvo que la situación es difícil en la frontera con Egipto, donde están concentrados un gran número de sudaneses a la espera de cruzar al país vecino, pero deben completar antes los trámites establecidos por las autoridades nacionales para ello.
El número exacto de sudaneses que están pidiendo ser aceptados como refugiados por Egipto se desconoce porque ACNUR no tiene personal del lado sudanés de la frontera, lo que espera remediar lo antes posible.
Sudán / Con información Efe