Llamémosle la guerra de las ayudas.
El gobierno del presidente estadounidense Donald Trump está acusando a su homólogo venezolano Nicolás Maduro de hacer que el pueblo de Venezuela pase hambre al bloquear el ingreso de toneladas de ayuda humanitaria estadounidense varadas en Colombia.
En Rusia, el Kremlin dice que el plan de la oposición venezolana de forzar el cruce de la ayuda por la frontera es un pretexto insensato para que Washington ordene una intervención militar.
Mientras aumentan las tensiones en Venezuela con vistas al sábado, cuando se pretende meter la ayuda, ambas partes se atrincheran en sus posiciones, lo que resalta cómo la crisis en el país sudamericano se ha convertido en el nuevo frente de una batalla por la influencia global entre los antiguos adversarios de la Guerra Fría.
En juego está el futuro de Venezuela, un país petrolero agobiado por la hiperinflación y la escasez de alimentos y medicamentos. El mes pasado el líder opositor Juan Guaidó se declaró presidente encargado del país, algo que ha sido respaldado por Estados Unidos y decenas de países que consideran que la reelección de Maduro fue fraudulenta porque se prohibió la participación de la mayoría de los candidatos opositores.
Rusia, firme aliado de Maduro desde hace tiempo, ha mantenido su respaldo al gobernante socialista.
Agencias noticiosas estatales rusas informaron el miércoles que un embarque ruso de medicinas y equipo médico había llegado a Venezuela. No indicaron su tamaño ni sus contenidos, pero sí citaron a una fuente diplomática que dijo que el envío se hizo bajo la tutela de la Organización Mundial de la Salud.
Horas antes, Maduro había dicho que 300 toneladas de medicinas y otra ayuda estaban en camino desde Rusia.
Carlos Romero, profesor de asuntos internacionales de la Universidad Central de Venezuela, dijo que el apoyo del Kremlin a Maduro es más simbólico que relevante si se le compara con las intensas presiones contra el gobierno que está ejerciendo Estados Unidos en lo que describió como el "patio trasero” de Washington.
De todas formas, dijo que las dos potencias globales están en curso de colisión en Venezuela, lo que dificulta calmar las tensiones.
“La suerte de Venezuela no está en las manos de nosotros... Es como un choque de trenes y cada día que pasa los trenes crecen en velocidad”, dijo Romero, que ha asesorado a la oposición venezolana en el pasado.
Guaidó ha pedido que "caravanas" de decenas de miles de venezolanos sumen fuerzas el sábado para llevar la ayuda estadounidense de Colombia a Venezuela, pese a las objeciones de Maduro y las barricadas en el puente que conecta a Venezuela con la ciudad colombiana de Cúcuta, donde está almacenada la ayuda.
El miércoles, Puerto Rico también anunció que había enviado un buque con 250 toneladas de ayuda para Venezuela, mientras que el gobierno derechista de Brasil indicó que también mandaría suministros al selvático estado norteño de Roraima. Ninguno mencionó cómo esperaba que la ayuda ingrese a Venezuela.
El Kremlin ha criticado duramente los planes, y acusó a Guaidó de buscar un pretexto para pedir una intervención militar de Estados Unidos.
"Si los organizadores realmente quieren entregarles ayuda humanitaria a los necesitados, ¿por qué no usar las agencias especializadas de la ONU que tienen experiencia invaluable y extensa en esas operaciones?”, preguntó María Zajarova, vocera de la cancillería rusa, en una declaración.
El canciller ruso Serguei Lavrov reiteró las críticas a la política de Washington hacia Venezuela, y dijo el miércoles que las exhortaciones de Trump esta semana para que las fuerzas armadas venezolanas le retiren su respaldo al gobierno de Maduro representan una violación flagrante al derecho internacional.
"Es indudablemente una violación directa de la Carta de la ONU y una intervención directa en los asuntos internos de un país independiente”, dijo Lavrov. “Cuando uno escucha a algunos representantes del gobierno de Estados Unidos, parece que simplemente pasan por alto la diplomacia”.
Lavrov dice que espera “que prevalezca la razón” y que la oposición venezolana entable conversaciones con Maduro para resolver la crisis. Hizo notar que en la región hay una fuerte oposición a una intervención militar estadounidense.
Dmitri Rozental, subdirector del Instituto para Latinoamérica, una entidad estatal en Moscú, dijo que el Kremlin continuará ofreciendo respaldo político a Maduro, pero que ponderará cuidadosamente sus acciones.
"Rusia ofrecerá apoyo moral, ayuda humanitaria y alguna asistencia económica”, dijo. Pero “los líderes rusos no colocarán los intereses de Venezuela sobe los de Rusia”.
Pronosticó que la ayuda sería en escala limitada, haciendo notar que Moscú no puede darse el lujo de satisfacer las enormes necesidades venezolanas.
"Rusia ofrecerá alguna ayuda, pero es improbable que alcance una gran escala”, dijo Rozental. "Pudiera ser alguna ayuda humanitaria, además de algo de asistencia para ayudar a suavizar el impacto de las sanciones estadounidenses”.
Añadió que, como parte de una potencial asistencia a Venezuela, Rusia pudiera suministrar el agente químico adelgazante necesario para procesar el crudo pesado venezolano.
Sin embargo, Rozental apuntó que las compañías y bancos rusos serán cautelosos en sus contactos con Venezuela para evitar potenciales sanciones de Estados Unidos. Mencionó reportes de que el banco estatal ruso Gazprombank congeló las cuentas de la petrolera estatal venezolana PDVSA como ejemplo de esa cautela.
Mientras tanto, algunos grupos de asistencia recomendaron no permitir que las fuerzas de seguridad o las entidades políticas de Venezuela decidan quién recibe la ayuda y dónde es distribuida, al tiempo que reconocieron que la ayuda alimentaria y medicinal de emergencia es muy requerida en el país.
"Es lamentable que la ayuda se haya vuelto un peón en el ajedrez político entre los gobiernos de Estados Unidos y Venezuela”, dijo Provash Budden, de la organización global Mercy Corps. "La ayuda nunca debería ser usada como carnada política; tanto las personas que la necesitan como las que arriesgan sus vidas para entregarla merecen algo mejor”.
Moscú / AP