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Dispersión de sectores que se oponen a Maduro entraba cambio político

octubre 2, 2019
Sectores que respaldan a Guaidó cuentan con apoyo pero no han logrado metas / Fotos: Archivo

El reciente “acuerdo nacional del diálogo para la paz”, firmado entre seis grupos opositores y el gobierno de Nicolás Maduro, no sólo reveló que el mandatario insiste en configurar una oposición “a su medida”, sino que también alejó la posibilidad de concretar una pronta salida a la crisis y lograr el cambio político en el país.

El politólogo Fernando Spiritto señaló que los sectores minoritarios de la oposición responden a los “coqueteos” de Maduro debido al interés que tienen en hacerse de capital político. Sin embargo, subraya que “esos grupos opositores representan a sectores ínfimos de la población”.
En este sentido, el analista cree que el mandatario firmó un acuerdo con seis grupos pequeños con el objetivo de legitimarse, dado los cuestionamientos que pesan sobre él desde la elección presidencial del 20 de mayo de 2018. Para Spiritto, con el acuerdo de septiembre de 2019, Maduro entrega a los partidos firmantes “un capital semilla” para ver qué germinan y, al mismo tiempo, evidencia que nunca tuvo la intención real de concretar la negociación de Barbados bajo el amparo de Noruega.

Quienes suscribieron el acuerdo fueron los partidos minoritarios Avanzada Progresista; Soluciones para Venezuela; Cambiemos; el Movimiento al Socialismo (MAS); Bandera Roja (BR) y Esperanza por el Cambio. Pero los adversarios mayoritarios de la revolución se hallan en el antiguo G4 de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD): Voluntad Popular (VP), Acción Democrática (AD), Primero Justicia (PJ) y Un Nuevo Tiempo (UNT). En la lucha opositora también figuran Vente Venezuela y Alianza Bravo Pueblo (ABP), entre otros.

Spiritto puntualizó que no puede perderse de vista que el plan madurista de crear su oposición es antiguo. Recordó que Maduro y su gobierno evidencian con sus llamados a las “oposiciones” que no existe un interés real por alcanzar acuerdos que despejen el camino para solventar la crisis institucional del país.

“Este plan se ratifica con las advertencias sobre la clausura del Parlamento, el cual es poder legítimamente constituido que alberga a las fuerzas mayoritarias de la oposición”, expresó.

El politólogo Luis Salamanca indicó que la organización minoritaria busca sobrevivir y por eso sus planteamientos se caracterizan por cuestionar al sector mayoritario de los adversarios de Maduro, el cual tiene al presidente de la Asamblea Nacional (AN) y presidente encargado, Juan Guaidó, a la cabeza.

“María Corina Machado necesita marcar el espacio con su estilo particular y radical. Los que plantean el diálogo dicen que 60% del país pide este camino y tienden a identificarse con Henri Falcón, pero eso no se puede interpretar al pie de la letra y aunque se le crea su llamado a esta opción, terminan alineados al discurso del oficialismo”, añadió Salamanca.

Asimismo, el politólogo Ángel Álvarez puntualizó que “la oposición venezolana se fragmenta y se hunde en el Mar de los Sargazos, cementerio de naves perdidas, mientras el venezolano común sobrevive como puede y mantiene la esperanza luchando a su manera”.

Alcances

Para la analista en materia política Cristabel Cartaya, más que ver una marcada diferencia dentro de la oposición, el acuerdo con las minorías perjudica la cohesión que puede aglutinar al antichavismo si se mantuviera alineada a las acciones que realiza Guaidó como representante interino del Ejecutivo.

“No veo una división estrictamente dicha, debido a que estos seis partidos a los que se hace referencia son toldas que han mostrado desde hace mucho tiempo diferencias de ejecución con el gobierno interino, entonces esta división ya existía. Estas claras diferencias no son el estatus deseable porque la posición de Juan Guaidó, como gobierno interino, mientras esté más cohesionado podrá ejercer más capacidad de ejecución, opinión y arrastre; pero estos partidos minoritarios no sé qué tanto puedan lograr.

En cambio el gobierno interino sí tiene que negociar, pueden tener interlocución con EE.UU. por el tema de las sanciones, que es lo que realmente le preocupa al gobierno usurpador de Maduro; poseen los mayores escaños en la Asamblea Nacional, y aglutinan una sólida base electoral; en cambio los firmantes de estos acuerdos previos no la tienen”, señaló.

La analista mantiene una posición bastante escéptica sobre el acuerdo y su campo de acción en el juego político actual.
“Soy escéptica con relación a ese acuerdo pero es algo que debe continuar evaluándose de cara a los próximos días”, dijo.

Manifiesta que todas estas acciones erosionan la importancia de los acuerdos y hacen creer a la población que son “caminos equivocados”.

“A corto plazo esto no pasó de ser una noticia, la cual dudo que en este momento pueda tener un mayor impacto, y a largo plazo la consecuencia es que se erosiona más aún la importancia que debería tener el diálogo. Me preocupa sobremanera que se desgaste con acuerdos que sabemos que son fallidos, y en consecuencia se interprete en la población que es un camino equivocado, cuando debería ser la vía a seguir para llegar a unas elecciones”, señaló.

Cartaya expresó preocupación ya que en el marco de diálogo se puede llamar a elecciones donde termine la ciudadanía “entrampada” en un proceso “con unos pactos con los que la mayoría de los venezolanos no estemos de acuerdo”. “Lo básico que debería tener un nuevo proceso electoral en el país es una muy menuda observación internacional en toda la construcción del proceso que incluye: la conformación del nuevo CNE, el registro de electores, la creación de circunscripciones, en general”.

“Una pantomima”

El nuevo diálogo entre los “mini partidos” y el gobierno de Maduro es catalogado como una “pantomima” por el politólogo Piero Trepiccione, quien señala que mientras no exista una representación creíble por parte de la oposición, este encuentro no tendrá futuro. Asegura que el fin de este “diálogo nacional” propuesto por el Gobierno es fracturar la posición de la comunidad internacional y ganar tiempo para retrasar su salida del poder.

“Esto ha sido un juego audaz de parte del gobierno de Nicolás Maduro. Lo hizo para sorprender, confundir y tratar de acrecentar la diferencia en el seno del mundo opositor venezolano con una visión a lo interno de la política en el país. De cara al escenario internacional, sin duda busca generar divisiones con la posición de la Unión Europea y los Estados Unidos tratando de que esa coalición de países que cuestionan la legitimidad de Maduro entre en una etapa de desacuerdos y así el Gobierno pueda ganar tiempo”, dijo.

Para Trepiccione si no se incorpora a los factores mayoritarios de la oposición difícilmente va a haber futuro.

“El Gobierno busca sembrar discordia. Estos mismos factores que suscriben el acuerdo, fueron los que participaron de elecciones presidenciales de 2018 que cuestionaron, lo que deja ver la incoherencia en las acciones. Por eso la opinión venezolana no termina de convencerse de un acuerdo de esta naturaleza que carece de sinceridad y que se convierte en una especie de pantomima para ganar tiempo cuando la crisis económica es más profunda”, expresó.

Insiste en que la oposición debe demostrar que está unida y que aún es mayoría, mostrar que efectivamente este es un acuerdo vacío “y no permitir que el G obierno logre distraer, dividir y ganar tiempo que le permita amarrarse aún más en el poder”.

“Venezuela vive el fin de un ciclo histórico y sin duda viene una transición, un proceso de reconstrucción y realineamiento de las fuerzas políticas. Hay un desgaste de modelo oficialista como vocerías que hacen que se produzca el colapso de un ciclo histórico político”, señaló.

Sin base electoral

Según la experta Cristabel Cartaya no hay una clara evidencia de que estos nuevos acuerdos parciales entre partidos minoritarios vayan a traer resultados porque, a su juicio, son los que menos cuentan con herramientas para fomentar la negociación.

Destaca Cartaya que el camino del diálogo es el que no se termina de abandonar porque es el que puede generar una mayor estabilidad a largo plazo.

“En esos términos la negociación tiene que ser con partes que tienen el interés de estar ahí pero también poseen algo con lo cual pueden negociar. Esos principios no se cumplen con la última negociación llevada a cabo por los partidos minoritarios, debido a que estos no tienen un arrastre con una base electoral amplia; no poseen interlocución política con el país ni mucho menos con la comunidad internacional que apoya al gobierno interino y, por lo tanto, no sabría con qué estímulo o moneda de cambio se sientan estos partidos a negociar”, señaló.

Caracas / Sofía Nederr / Rafael Arias

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