“Solemos decir que estoy a ‘dieta’, pero cuando no existe una patología de por medio, lo correcto es manifestar que se está comiendo mejor”. De esta manera, la nutricionista Patricia Silva aclara que el término muchas veces es mal empleado, pues no todos la requieren y la cumplen.
La profesional señaló que existen diversos planes de alimentación, pero que cada uno debe adaptarse a las necesidades de cada persona, ya sea por una enfermedad o mera estética.
Silva, nativa de Mérida y residenciada en Lechería, Anzoátegui, desde hace cinco años, explicó que las dietas se aplican frecuentemente en pacientes con una condición clínica, ya sea gastrointestinal, hepática, renal, respiratoria, neurológica, etc.
Covid-19 Silva apuntó que, por ejemplo, los individuos con deficiencias respiratorias por covid-19, deben llevar una dieta alta en grasas sanas y baja en carbohidratos, para que el paciente no libere mucho CO2 y, por ende, no le cueste tanto respirar.
También se hallan las que están dirigidas a la pérdida o ganancia de peso, a fin de contrarrestar afecciones derivadas, como una alteración en los niveles de colesterol y triglicéridos.
Para determinar si el paciente necesita una dieta y de qué tipo, es necesaria una evaluación general.
"En función al peso, a los antecedentes clínicos, diagnóstico establecido y hábitos diarios, se establecerá el plan de alimentación", afirmó Silva.
El tiempo que durará el régimen dependerá del organismo de cada quien y de cómo reaccione a él. No obstante, la experta mencionó que hay enfermedades que requieren la restricción o regulación permanente de algunos alimentos.
Control Se recomienda que las personas bajo dieta, lleven un control con el nutricionista cada mes y medio. Mientras que los que estén en una plan de pérdida o aumento de peso, cada dos meses, ya que los cambios son notorios en ese periodo de tiempo. Siempre con exámenes de sangre a la mano.
Por otra parte, quienes quieran verse y sentirse mejor, sin tener ninguna enfermedad, deben adoptar buenos hábitos, ya que es la mejor manera de implementar cambios reales y duraderos.
El ejercicio en estos casos, aseguró Silva, es fundamental, siempre y cuando no exista una contraindicación médica para realizarlo.
"Siempre le digo a mis pacientes que la alimentación sola no va a hacer milagros, cuando mucho, sólo el primer mes, porque el cuerpo verá que reduces el consumo de comida, pierde calorías y quema grasa".
Pero, continuó, "es necesario impulsar la actividad física para que la pérdida de peso sea mayor. Además, ayuda a liberar hormonas de la felicidad, y estimula la producción de elastina y colágeno (...) El músculo que se entrena, sirve como un horno, que está encendido las 24 horas quemando grasa".
En el caso de quienes están buscando aumentar de peso, deben ejercitarse porque si no, su ganancia se va a dar a expensa de masa grasa y no es la idea.
La persona se verá bien, pero sus arterias posiblemente estén obstruidas, y los niveles de colesterol y triglicéridos altos.
La profesional de la salud, egresada de la Universidad de Los Andes (ULA) hace 14 años, recalcó que para tener una vida más sana, hay que considerar cambiar los hábitos.
"Debemos consumir al menos 8 vasos de agua al día, incluir frutas y vegetales en la alimentación, evitar el azúcar, los alimentos procesados y la frituras, y hacer ejercicio regularmente" puntualizó Silva.
Lechería / Andrea Aroca
