Empleados de Bus Margarita han levantado su voz para denunciar una serie de irregularidades que, según ellos, han llevado a una alarmante disminución de la flota de autobuses y a un ambiente laboral insostenible. Los trabajadores señalan directamente a la administración de la empresa, liderada por Edgar Alarcón, como responsable del colapso operativo.
Según las denuncias, de las casi 30 unidades que solían operar, actualmente solo cinco se encuentran en circulación, lo que ha generado un impacto negativo, tanto en el servicio de transporte como en las condiciones de trabajo. Los empleados afirman que la mala gestión de la directiva ha sido la principal causa de esta situación, además de denunciar malos tratos por parte de los altos mandos, lo que ha provocado una significativa reducción del personal.
"Había 27 autobuses y más de 50 conductores. Ahora solo quedamos 13 o 14 personas manejando, y en la calle no hay ni un autobús de 12 metros", declaró un trabajador con una década de servicio en la empresa.
La directiva atribuye las fallas a una disminución en la recaudación, pero los empleados cuestionan esta versión, argumentando que las unidades se utilizan constantemente para servicios privados, presentados como "cortesías", mientras que el servicio regular se ve afectado.
"¿Cómo reclaman recaudación si los carros empiezan a trabajar a las 9:00 o 10:00 de la mañana? Solo dos unidades recaudan temprano, y muchas se encuentran en mal estado. La 121, por ejemplo, tiene los cauchos destrozados", explicó el trabajador.
En la mañana del viernes 4 de abril, funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) se reunieron con directivos y personal de Bus Margarita en las oficinas del Terminal Oeste de Porlamar. Aunque se desconoce el motivo exacto del encuentro, los trabajadores esperan que se investiguen las denuncias y se tomen medidas para solucionar la situación.
Los empleados exigen soluciones urgentes, advirtiendo que la situación podría empeorar si no se toman medidas inmediatas. Mientras tanto, los usuarios del transporte en Nueva Esparta se enfrentan a un servicio limitado y deficiente.
Nueva Esparta / Mario Guillén Montero