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¿Cuáles son los argumentos de los leales a Chávez que disienten de Maduro 25 años después?

febrero 1, 2024
Hace 25 años, tras la llegada al poder del fallecido presidente Hugo Chávez, en Venezuela se instaló el chavismo / Foto: TalCual

Un muñeco que emula al fallecido Hugo Chávez, con camisa y boina roja, adorna el cuarto de Gabriela Daza, docente jubilada de 63 años.

Es una fiel seguidora del expresidente (1999-2013), pero no de su sucesor Nicolás Maduro, a quien responsabiliza de la profunda crisis en Venezuela.

Desde hace justo 25 años, este país ha sido gobernado por el chavismo. Primero por Hugo Chávez, que asumió el poder el 2 de febrero de 1999 hasta su muerte, el 5 de marzo de 2013; y luego por su heredero político, Nicolás Maduro, quien, aunque no ha confirmado, aparece como candidato natural del chavismo para buscar un nuevo mandato de seis años.

“(Chávez) logró tocarle la fibra a la gente, a los más necesitados”, comenta a la Voz de América está mujer desde su casa en la ciudad de Maracay, Aragua, estado tradicionalmente alineado con estos gobiernos.

El muñeco fue un regalo de su hija en unas navidades, cuando Chávez “estaba en pleno apogeo político”, recuerda entre risas, mientras presiona una y otra vez un botón que ya no funciona.

Muy cerca de la casa de Daza vive Enrique Barazarte, de 37 años, que tenía 12 cuando Chávez asumió el poder por primera vez.

En 2006 y con edad para votar apostó al proyecto de Chávez, “fascinado” por su discurso y su plan de integración con países latinoamericanos.


Y por fidelidad a Chávez luego de su muerte, Daza y Barazarte se cuentan entre los millones de venezolanos que votaron por Maduro en 2013. Pero ese apoyo se “diluyó” y sostienen que no votarían por Maduro si entra en la candidatura para las elecciones presidenciales de 2024.

«Este gobierno ya no es chavista, no es chavista nada», repite Barazarte.

El gobierno de Nicolás Maduro fue el primero en la historia de Venezuela en recibir sanciones económicas, experimentar un ciclo de hiperinflación por 50 meses y ser objeto de investigaciones por crímenes de lesa humanidad por la Corte Penal Internacional.

De cazar votos a no votar

De padre guerrillero y de pensamientos de izquierda, Daza se unió en 2002 al proyecto chavista.

Fue jefa en su comunidad de las Unidades de Batalla Hugo Chávez (UBCH), el “brazo político” del partido de gobierno (PSUV), que caza votos para cuanta elección. “Era un trabajo arduo”, describe.

“Tenía que hacer entrevistas, encuesta sobre cuáles eran las necesidades dentro de la comunidad (…) Tenía que estar pendiente de que todo funcionara bien en el momento que llegaran las elecciones”, explica.

Daza le dedicó 15 años, hasta 2017, cuando abandonó las UBCH tras meses de descontento.

“Este gobierno dejó a un lado el socialismo, es un gobierno más neoliberal (…) ya no era lo que se quería”, insiste.

Se refiere a una crítica que ya antes recibió el pragmatismo de la política económica de Maduro, que liberó control cambiario y de precios y permitió una dolarización informal de la economía. Le reclama también no proteger los salarios de los trabajadores.

Muchos de los “grandes” programas del chavismo “se fueron al piso”, un declive que Daza lo asocia a la “terrible” corrupción y al “abuso de poder”.

“Se diluye el proyecto bolivariano con el exceso de corrupción en el país. La corrupción no permitió que el país tuviera esa proyección que tenía económicamente y socialmente”, coincide Barazarte.

No creen, por ejemplo, que las expropiaciones o estatizaciones de empresas privadas que encabezó el exmandatario, que abarcó casi todos los sectores de la economía, hayan contribuido al declive.

«Le cae a Maduro las consecuencias de las acciones que tuvo Chávez, en cierto modo, porque no siguió la línea de él», dice confiado Barazarte.

“Es muy triste porque uno tenía muchas esperanzas en ese proyecto de país”, sigue Daza, que menciona, por ejemplo, el fracaso de misiones sociales, el deterioro de la educación pública y de hospitales, así como la profunda crisis económica.

“¡Este gobierno no puede seguir!”

El año en que Daza dejó de respaldar al gobierno de Maduro, en 2017, coincidió con un momento turbulento para Venezuela, con masivas protestas sociales que duraron meses y que dejaron unos 120 muertos.

Además, la crisis económica e institucional se agravó ese año, al tiempo el oficialismo fortalecía su control político.

“¡Este gobierno no puede seguir!”, afirma Barazarte, que comenzó a alejarse de ese proyecto «en 2015, 2016». «El país comenzó a caer económicamente, rápidamente», recuerda.

Las elecciones del 2024 no tienen aún fecha. Las debe designar el Consejo Nacional Electoral, de línea chavista. El gobierno y la oposición acordaron en una mesa de diálogo que media Noruega que los comicios sean en el segundo semestre del año.

Mientras Maduro no confirma todavía su candidatura, a María Corina Machado, electa por la oposición en primarias en octubre de 2023, el Tribunal Supremo de Justicia le ratificó esta semana una inhabilitación política que le impide presentarse.

Las inhabilitaciones políticas han sido utilizadas por oficialismo en distintas etapas para sacar del juego a sus opositores, afirman observadores.

“Yo nunca he dejado de votar, pero de verdad que si son ellos dos (Maduro y Machado) no voy a votar… por ninguno de los dos”, responde Daza convencida.

“No votaría ni por la oposición ni por el chavismo (…) No tienen peso político, no tienen discurso ideológico, no tienen propuestas económicas que de verdad sean convincentes para mejorar el país”, alega Bazarte.

Caracas / TalCual

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