Luego de presentar a comienzos de año la memoria y cuenta de 2018 y los nuevos factores de corrección del “Programa de Recuperación Económica”, Nicolás Maduro ordenó que durante el primer trimestre del año las cajas debían llegar a los hogares cada 15 días.
“La meta debe cumplirse, la orden está dada y los recursos los tenemos”, expresó en el hemiciclo protocolar del Palacio Federal Legislativo.
Esta misma promesa ya había sido incumplida. En marzo del año pasado había ordenado que las 3 millones de familias “que están protegidas por la Gran Misión Hogares de la Patria” y que cuentan con el bono mensual a través del carnet de la patria, debían recibir cada dos semanas sus combos de los Clap, así como también utensilios, productos de higiene y rubros de primera necesidad.
Marco Antonio Ponce, coordinador general del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (Ovcs) y profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV), afirma que, efectivamente, son constantes los anuncios que el Gobierno hace y que al final no cumple, como la entrega cada 15 días de las cajas. Señaló que con esta última declaración respecto al subsidio de alimentos, Maduro agudizó lo que el experto considera el “sistema de control social”.
“Los Clap continúan siendo uno de los sistemas de control social que implementa el gobierno venezolano. Esa política de control no ha cesado, se ha ido profundizando con el tiempo y busca tener el dominio de los ciudadanos, sobre todo en los sectores más vulnerables, a través de los alimentos, aprovechándose de la grave situación de inseguridad alimentaria que vive la población venezolana y que tiene tres características, que son la escasez, el desabastecimiento y la carestía de los productos (…) El Gobierno en su discurso habla como si se la regalara a la gente. Es un control social que, además, se los vende a los ciudadanos”.
Vecinos de comunidades de la Gran Caracas han rechazado los aumentos del combo apuntando que cada vez contienen menos productos y de muy mala calidad. “El gobierno le aumentó el valor a la miseria de los ciudadanos que no pueden acceder a todos los alimentos con el salario de hambre que perciben”, expresa Ana Mijares, habitante de Simón Rodríguez.
En Ciudad Tiuna, residencias en el Fuerte Tiuna conocida como “Los Chinos”, una vecina, que prefiere no identificarse, afirma que hay niños desnutridos por la leche de mala calidad que llega en las cajas.
Protestas
Precisamente por las irregularidades tanto en la fecha correspondiente de venta del subsidio y en el contenido de los Clap se han generado innumerables protestas, incluso desde que Maduro creó los comités el 12 de marzo de 2016 “para combatir la guerra económica y proteger al pueblo venezolano contra la especulación y el acaparamiento de alimentos básicos”.
El coordinador general del OVCS asevera que sólo el año pasado se registraron 1 mil 257 acciones de calle para exigir el derecho a la alimentación. “Sobre todo en sectores más vulnerables las protestas no fueron para rechazar los Clap, sino porque no se les vendían a tiempo y porque llegaban con menos productos. Lamentablemente se ha llegado a un punto en el que muchas familias dependen de esa bolsa porque el mismo sistema de control ha llevado a esa dinámica”.
Señala que esas 1 mil 257 manifestaciones estuvieron enmarcadas en un contexto de un incremento acelerado de la protesta social en 2018. Afirma que sólo el año pasado se documentaron 12 mil 715 protestas, de las cuales 89% fue por derechos sociales.
Alberto Hernández, habitante del sector Eje 1 en Los Valles del Tuy, dice que la caja correspondiente a diciembre la entregaron el 22 de enero, justamente un día antes de la marcha por un “gobierno de transición” que convocó el diputado Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional y proclamado por la oposición presidente encargado.
“En Los Valles del Tuy la gente está muy molesta, también porque el Gobierno prometió que entregaría la caja cada 15 días y no cumple. Sé que uno no debe conformarse con eso, pero mientras esta crisis se soluciona es vital recibir la caja, ha sido una ayuda porque todo está muy caro en el mercado”, expresa Hernández.
Ana Méndez, habitante de Ciudad Tiuna, señala que no cree en otra promesa de Maduro porque sabe que en otros sectores no reciben la caja cuando corresponde. Denuncia que todos los productos, menos la pasta, son desagradables, hasta la mayonesa y la salsa de tomate.
“A mi mamá le cae mal la harina de maíz precocida que viene en la caja. En mi hogar estábamos acostumbrados a consumir leche de buena calidad, pero en la caja viene una que tiene un sabor desagradable y que le daña el estómago a mucha gente. La otra vez me dio un antojo de tomar café con leche y qué va, lo preparé con ese producto y no me gustó. Quisiera ganar un sueldo justo y comprar en el supermercado lo que yo quiera, y no depender de una caja”.
Caracas / Carlos Seijas Meneses