Responsable y excelente persona. Fueron las palabras que usaron unos amigos y colegas al referirse al nefrólogo pediatra Víctor Enrique Mundarain Rodríguez, de 33 años de edad, quien fue asesinado en horas de la tarde de este sábado en su domicilio, ubicado en la vía que conduce de Barcelona a El Rincón.
A unos compañeros de labores les extraño que el médico no fuera a cumplir con la guardia en el Centro de Especialidades Médicas Anzoátegui de Lechería, ni al sitio en donde se reuniría con ellos, y que tampoco respondiera a las llamadas telefónicas.
Una amiga le pidió a una vecina que fuera a ver si Víctor estaba en su apartamento, ubicado en el Conjunto Residencial Terrazas de Guadalupe, Cuando la chica llegó al inmueble, llamó al médico. Enseguida, alguien que estaba en el recinto, cerró una ventana y le subió el volumen a la música.
Unos residentes notificaron de esta situación a unos policías. En el sitio se apersonaron funcionarios del Eje de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), quienes observaron el cadáver que yacía en el pasillo del inmueble.
Los restos, con unas 25 cuchilladas repartidas en el rostro, cuello, costados y espalda, fueron llevados a la morgue del Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses (Senamecf), en la urbanización Tronconal III.
Allí la ingeniera Karen Mundaraín hizo diligencias para reclamar el cadáver de su único hermano, a fin de trasladarlo a su tierra natal: Carúpano, estado Sucre.
Unos profesionales de la Medicina manifestaron que Víctor trabajaba también n el hospital del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (Ivss) César Rodríguez de la urbanización Guaraguao en Puerto La Cruz.
Par de homicidas
Una fuente extraoficial expresó que como a las 4:00 pm de este sábado, Víctor Mundaraín entró, junto con dos hombres, a su apartamento en el condominio Terrazas de Guadalupe. Allí lo mataron para robarle su teléfono celular y dinero.
Pesquisas del Cicpc prosiguen con las averiguaciones para conocer los nombres de los individuos que le segaron la vida al nefrólogo pediatra.
Barcelona / Yraida Núñez