Para el periodista y analista Alonso Moreiro, el desbarajuste institucional parte de que el chavismo, aún “sin respaldo popular” y “sin soportes legales”, asumió la existencia de un estado revolucionario.
Así, los funcionarios, de ministros pasan a embajadores, de diputados a fiscales, y de gobernadores de estado a jueces, sin ninguna idea de República. “La Constitución, o la democracia como concepto, tienen una importancia muy secundaria”, considera.
–Durante los meses previos al 28 de julio de 2024, usted denunciaba la existencia de un CNE “presidido por un militante del Psuv y amigo personal de los que están en Miraflores”. Luego consideró: “En un escenario electoral tan trastornado podría haber sorpresas”. ¿Cuál de las dos declaraciones coincide más con lo ocurrido el día de la elección?
–Lo que ha pasado en Venezuela está a la vista.
–¿Por qué la oposición venezolana lleva 26 años siendo oposición?
–La oposición venezolana ha cometido varias chapuzas en momentos decisivos que hoy están pesando el doble. También ha tenido sus aciertos, y logró consolidar finalmente una mayoría social que ya es inobjetable. Cuando lo logró, llegó la represión y nadie pudo hacer más nada.
–¿Es Edmundo González Urrutia otro Juan Guaidó?
–Comienzan a parecerse. Sobre todo en este empeño en andar diciendo que el gobierno de Maduro está “débil”, sabiendo que no lo está.
–¿Cómo concibe la llamada “oposición democrática” de la Asamblea Nacional?
–Son un puñado de políticos que tienen acuerdos parciales y visiones compartidas con el chavismo.
–¿Qué prevé con la reforma constitucional?
–Garantizar el continuismo chavista en el poder consolidando mecanismos electivos de segundo grado. La misma receta de las democracias “populares” del socialismo real. Son populares, pero no tienen pueblo. Se ven al espejo, levantan el puño, dicen “somos de izquierda”, y siguen.
–¿Lo efectos para Venezuela ante el acercamiento entre Washington y Moscú?
–Venezuela tiene una importancia geopolítica mucho más secundaria de lo que estamos creyendo. Todo parece indicar que se van a profundizar los lazos con Rusia y China.
–¿A quién afecta más el cese de operaciones de Chevron en el país: al gobierno o a la población?
-A la población. El gobierno seguirá ahí.
–¿Es el gobierno bolivariano la República Bolivariana de Venezuela?
–Es lo mismo. La concreción de la revolución consiste en eso, en fusionar estado y gobierno. Sin decirnos nada, hace unos años, ya sin soportes legales y sin la mayoría social para hacerlo, el chavismo asumió la existencia de un estado revolucionario. Los objetivos revolucionarios son los que valen; la Constitución, o la democracia como concepto, tienen una importancia muy secundaria. Los funcionarios, de ministros pasan a embajadores, de diputados a fiscales, y de gobernadores de estado a jueces. Sin contrapesos, sin alternabilidad, sin diálogo institucional con la oposición, sin contraloría pública, sin rendición de cuentas. Sin ninguna idea de República. Todo a los mamonazos. Esa es la Venezuela de hoy.
–¿TermInará el FBI deteniendo a Juan Guaidó por el uso de los fondos Usaid?
–Es un escenario muy remoto.
–¿Y los “200 torturadores del chavismo” residenciados en los Estados Unidos ?
–Imposible saberlo.
–¿Consumará el régimen venezolano la condena de los “traidores de la patria”?
–Desde agosto pasado en Venezuela vivimos ya en una cacería de brujas y sin garantías constitucionales.
–¿El destino de María Corina Machado?
–Muy intrincado, pero no debemos subestimar su entereza.
–¿Mantiene el gobierno la popularidad que tenía el 28 de julio del año pasado?
–El gobierno de Maduro no es nada popular. Venezuela fue un país mayoritariamente chavista, y hace rato que ya no lo es. Lo único hay que hacer es salir a la calle, hablar con la gente y leer encuestas.
–¿Ha mermado la oposición?
–Los partidos de la oposición, salvo excepciones, han tenido un desempeño bastante decepcionante en estos últimos años. Eso explica el crecimiento del liderazgo de María Corina Machado, que llevaba tiempo cuestionando lo que hacían. La oposición ha tropezado de nuevo con la misma pared. Aquí no hay con qué restaurar la democracia. La población quiere un cambio político, pero se tendrá que calar al chavismo. El desarrollo de la campaña electoral de la oposición fue brillante, pero se ha subestimado de nuevo al adversario. Además, se habla más de la cuenta, se hacen anuncios inminentes que no tienen correlato en los hechos. Jamás pude entender el empeño de González Urrutia en estar diciendo que venía a tomar posesión en enero si sabía que eso no era posible. Hay una compulsión un poco alocada en creerse la historia de que este es un gobierno “débil y acorralado”.
–¿Tendrá un final el “hasta el final”?
–Mientras no haya final, se seguirá diciendo que la cosa es hasta el final.
–Así las cosas, ¿hacia dónde va Venezuela?
–Creo que, lamentablemente, pasaremos un tiempo más metidos en este período histórico oscuro.
DE PERFIL
Alonso Moleiro nació en Caracas en 1972. Es periodista egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), además de escritor y locutor. Fue reportero y columnista del diario El Nacional durante varios años. Se desempeñó como ancla del Circuito Unión Radio, columnista y miembro del Consejo Directivo del rotativo Tal Cual. Fue Vicepresidente del Colegio Nacional de Periodistas y es parte del Consejo Asesor del Instituto de Prensa y Sociedad, IPYS; director de la revista Contrabando y colaborador eventual de publicaciones culturales y urbanas. Ha sido columnista regular en la revist Clímax y lapatilla.com. Ha escrito tres libros, uno de los cuales Solo los idiotas no cambian de opinión fue reeditado. Actualmente es corresponsal del diario español El País en Caracas.
Caracas / Jolguer Rodríguez
(Leyenda de foto):
“Es alocado creer que este es un gobierno débil y acorralado”, señala Alonso Moleiro.