Para el abogado penalista, el odio y la venganza no conoce distingos ni hace concesiones. Dice que el régimen se propone sembrar el terror en la colectividad ante la amenaza de cárcel por cualquier expresión que considere fascista. Asegura que las escasas manifestaciones de democracia “encontrarán un torniquete más para la vía autoritaria”.
–Según el diccionario político, fascismo es “un movimiento que intenta subordinar por la fuerza a todas las esferas de la sociedad a su visión de la comunidad, a través de un Estado totalitario”. ¿Qué opina del proyecto de “Ley contra el fascismo, neofascismo y expresiones similares” presentada por la Asamblea Nacional e impulsada por un régimen de evidente corte autoritario y totalitario?
–Este proyecto constituye un paso más en la misma línea de las reformas penales emprendidas por este gobierno, con dispositivos tales que la propia fiscalía, bajo el poder que ejerció Isaías Rodríguez, objetó algunas normas por considerarlas contra las garantías y derechos ciudadanos. Una de las novedades de la reforma de 2005 fue la introducción del “terrorismo mediático” para sancionar cualquier información falsa que cause pánico en la colectividad.
–¿Violaría esta ley la Constitución, en especial el artículo 57, que garantiza la libertad de expresión y censura previa?
–Este proyecto se propone sembrar el terror en la colectividad ante la amenaza de cárcel por cualquier expresión que se considere fascista o similar.
–¿Y los tratados de derechos humanos, suscritos por la República Bolivariana de Venezuela?
–Esta propuesta viola el art. 57 de la Constitución, pero, ¿esto importa? Ya cambiamos el concepto de flagrancia y ahora es flagrante lo que quiere el juez que lo sea.
–¿Y lo que queda de democracia?
–Evidentemente, las escasas manifestaciones de democracia que tenemos encontrarán un torniquete más para la vía autoritaria.
-¿Cuáles elementos fascistas observa usted en el gobierno?
–Sobre todo que propicia y favorece las acciones extremas contra sus adversarios.
–¿Y en la oposición?
–También está la oposición extremista, que igualmente se mueve con la sola consideración del lenguaje amigo-enemigo: para los amigos, todo; para los enemigos, nada; para los indiferentes, la ley vigente.
–Presentada en año electoral, ¿cree usted que esta ley favorece electoralmente al régimen?
–Yo creo que en un año electoral esta ley se vuelve contra quien la promueve. El odio y la venganza no conoce distingos ni hace concesiones y los que están en el poder ya saben lo que ocurre cuando se cae en desgracia
–¿Será posible que el régimen termine acabando con las redes sociales, tal y como lo refleja este proyecto de ley?
–Acabar con las redes sociales es muy difícil.
–Entre otros fines, la ley contempla la prohibición de “mensajes que hagan apología o promuevan la violencia como método de acción política o denigren de la democracia, sus instituciones y valores republicanos”. En fin, ¿cree que esta ley se convertiría en soga para el cuello del gobierno?
–La represión siempre encuentra el reverso de la razón.
–¿Piensa que el grueso de la ciudadanía entenderá las verdaderas intensiones de este proyecto?
–Las leyes penales no son del agrado del colectivo y, además, hecha la ley, hecha la trampa.
–¿Analistas la consideran una extensión de la Ley contra el odio, la intolerancia y por la convivencia pacífica?
–Sin duda, el odio y el fascismo están en la misma vía ascendente.
–¿Cree usted que sea finalmente aprobado este proyecto de ley?
–Esta ley se aprobará y se aplicará como siempre, a discreción de quien tiene el poder.
(Leyenda de foto):
“La represión siempre encuentra el reverso de la razón”, señala Alberto Arteaga Sánchez.
De perfil
Alberto Arteaga Sánchez (1938) es abogado egresado de la Universidad Central de Venezuela, en 1965. En 1967 cursó estudios de Postgrado en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), donde se especializó en Derecho Penal. En 1973 culmina sus estudios de Especialización y trabajos de investigación en Derecho Penal en la Universidad Degli Studi Di Roma, como becario del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la U.C.V. Desde 1965 se ha desempeñado como Profesor en el Instituto de Ciencias Penales y Criminológicas de la máxima casa de estudios. Fue Jefe del Departamento de Ciencias Penales y Criminológicas y Jefe de la Cátedra de Derecho Penal, en 1979; miembro de la Delegación Venezolana ante la Conferencia especializada sobre la Extradición, organizada por la OEA, en 1981; Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, en 1984, reelecto para el período 1987-1990. Se ha destacado como ponente en diversos seminarios, cursos y conferencias. Ha escrito varias obras jurídicas y artículos de opinión en materia jurídico-penal. Es individuo de número de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales.
Caracas / Jolguer Rodríguez Costa
