Una nota de prensa enviada el 24 de marzo del año pasado enlutó a todo el sistema de orquestas venezolano. Anunciaba que el maestro José Antonio Abreu había fallecido.
La noticia empezó a correr por redes sociales, páginas web y, al día siguiente, en los pocos periódicos impresos del país se leía el titular.
Muchos lo consideraban como un firme creyente del poder transformador de la música. Y ese calificativo se lo ganó tras la creación del Sistema Nacional de Orquestas Sinfónicas Juveniles, Infantiles y Preinfantiles de Venezuela.
Lo implementó como un método de educación juvenil innovador en el que la música fuera la principal vía para el mejoramiento social e intelectual. Así alejaría a una población potencial de los vicios.
Un polifacético
Aunque la composición de piezas musicales, la ejecución del piano, el órgano y la dirección de conciertos era su pasión, José Antonio Abreu también era economista y político, aunque esas dos facetas no las ejerció a cabalidad.
40 de sus 78 años de vida estuvieron dedicados al sistema de orquestas, el cual, hasta el año pasado atendía a unos 500 mil jóvenes venezolanos.
Ese modelo de educación fue copiado en ciudades como en ciudades como Boston, Los Ángeles, Nueva York, Londres, Milán, Roma, Oslo, Toulousse y Ámsterdam y ha sido reconocido también en otras partes del mundo.
Influyentes
La pianista Doralisa de Medina, Moisés Moleiro, Evencio Castellanos y Vicente Emilio Sojo son algunos de los que empezaron con la formación musical del maestro Abreu en su niñez.
Puerto La Cruz / Redacción web