La presidenta del Sindicato Venezolano de Maestros (Sinvema) en Anzoátegui, Maira Marín, denunció que los docentes de la entidad fueron presionados para que disminuyeran las protestas que han protagonizado en los últimos meses para exigir la restitución del contrato colectivo nacional y regional.
Manifestó que el Ministerio de Educación alegó que los derechos de los niños son vulnerados por la ausencia de los educadores en las aulas debido a las acciones de calle.
“Pero dónde quedaron los derechos de los niños el jueves y el viernes pasado cuando tomaron esos días para formación pedagógica, que en realidad era entrenamiento político, desde el punto de vista ideológico”, expresó.
La dirigente sindical también señaló, como otro ejemplo, el adelanto de las fiestas de carnaval en medio de la crisis económica y social que vive el país.
“Es absurdo presionar a los maestros que reclaman sus justos derechos, contemplados en un contrato colectivo, porque se violan los derechos de los niños ¿Y no se violan cuando los niños duran más de 100 horas sin clases con estas actividades que ha diseñado como política el Ministerio de Educación?”, se preguntó.
Mesa de conciliación
En el caso de los maestros regionales, Marín indicó que no les queda más opción que llevar los reclamos a la mesa de conciliación instalada, desde el pasado 18 de febrero, con representantes de la gobernación.
En estos encuentros, los docentes exigen que se llegue a acuerdos para que les ajusten sus salarios según la situación económica del país y que gocen nuevamente de la cobertura de seguro de Hospitalización, Cirugía y Maternidad (HCM) y de seguro funerario.
“En cuanto al contrato estadal, sólo hay una atención fúnebre básica para los titulares, la cual cubre urna, velación en su casa y traslado, pero para los familiares directos sólo dan un aporte de Bs 150 mil. En la mesa de conciliación se estudia incrementar este aporte y demandamos la contratación de una póliza para que sea un servicio funerario digno para los titulares”, enfatizó la presidente de Sinvema en la entidad.
Barcelona / Elisa Gómez