Aunque la Hidrológica del Caribe (Hidrocaribe) ha anunciado en varias ocasiones el arranque de la planta potabilizadora José Antonio Anzoátegui, para surtir de agua a Barcelona, algunos sectores de la ciudad continúan presentando fallas en el suministro, incluso desde hace un mes.
Esta situación ha afectado la cotidianidad del ciudadano común y también de los comerciantes, quienes se han visto limitados o imposibilitados de laborar por la falta del servicio en sus negocios.
Este es el caso de Rodney Ramos, dueño de un centro de recarga de botellones, ubicado en la avenida Centurión del sector Nueva Barcelona, quien pasó de llenar 80 envases diarios a ninguno por la ausencia del vital líquido.
"Desde hace un semana, aproximadamente, no ha entrado agua al local. Los cuatro tanques que tengo, con capacidad de mil litros cada uno, están vacíos", dijo.
Añadió que no ha contratado camiones para abastecerlos porque "el agua viene con mucha tierra y puede dañar los equipos de filtración".
Indicó que se mantiene económicamente gracias a la venta de productos alimenticios y de limpieza, y que así seguirá "hasta que mejore la situación".
La realidad no es distinta para la peluquera Roselys Aparicio, quien trabaja en la avenida Caracas, pues al igual que Ramos ha perdido clientela por la escasez del recurso hídrico.
"Si alguien se quiere hacer un tratamiento con químicos me tengo que negar porque no tengo cómo lavarle el cabello", lamentó.
Por esa razón, debe avisarles a los clientes que vayan al negocio con el cabello previamente lavado para poderles cortar, secar o planchar pero que, incluso, se ha topado con casos que van con intención de lavarse el pelo ante la falta de agua en sus casas.
"Es terrible esta situación. Ni siquiera hemos podido limpiar el local como se debe para disminuir los riesgos de contagios por la pandemia de coronavirus", agregó.
Reservar y racionar el agua
Michael Rodríguez, quien se dedica a lavar vehículos en el sector Buenos Aires, aseguró que en esa zona "antes no fallaba el agua".
"Ahora la ponen cada 3 o 4 días por cinco horas, como mucho. Sigo laborando porque aprovecho de llenar varios tambores cuando llega y, en tal caso, cuando llueve", señaló.
Sin embargo, resaltó que la semana pasada se vio obligado a no atender a nadie durante un día porque en la jornada anterior se le acabó lo que tenía en reserva.
Indicó que otros de los factores que limita su trabajo es la escasez de gasolina en la zona norte del estado Anzoátegui. "Viene menos gente porque tratan de ahorrar el combustible", comentó.
Elimar Henríquez también mantiene "a flote" su salón de belleza, ubicado en un centro comercial del bulevar 5 de Julio, gracias a que el edificio cuenta con tanque subterráneo y que, además, "en el casco central de Barcelona siempre entra primero el agua que en otros lados".
No obstante, la semana pasada el personal de mantenimiento le advirtió que el depósito estaba a niveles muy bajos y que, por lo tanto, debía hacer un uso racionado del recurso.
Henríquez señaló que por el contrario, en la comunidad Villas Olímpicas, donde reside, ante la grave crisis "de los grifos secos", ella y sus vecinos están cubriendo sus necesidades domésticas con agua de lluvia.
"Tenemos más de 20 días sin el servicio de agua por tubería", resaltó.
Barcelona / Andrea Aroca