La crecida de los ríos Cachamaure y Tarabacoa en San Antonio del Golfo, estado Sucre, puso a correr por sus vidas a los habitantes de esa población, para evitar que la furia de las aguas se los tragara.
Francisco Bautista Febles relató que fue a buscar a una hija en la calle cercana al cauce y luego que la sacó de la casa, les tocó correr hacia el cerro cercano, para que la crecida no los alcanzara.
El vecino de San Antonio contó que el río tenía unos 40 años que no alcanzaba esos niveles y en esta ocasión, pasó por encima de un muro de contención que se construyó para frenar la fuerza de las crecidas. "Menos mal que hay un playón y se desvió hacia allá, porque sino se lleva todas las casas".
El coordinador de Protección Civil (PC) en Mejía, Leoncio Marval, precisó que el río Cachamaure creció súbitamente y afecto cuatro comunidades del municipio y unas 50 viviendas, las cuales estaban siendo atendidas por las autoridades estadales y locales.
En total, unas 62 familias resultaron con pérdidas de enseres. Una de las que perdió todo, fue la de Zuleyma Márquez, del sector Las Casitas, quien declaró que el afluente los dejó sin nada.
"El río nos dañó las casas, no tenemos cocina, no tenemos agua, no tenemos comida, quedamos totalmente damnificados por ese desbordamiento".
La vecina señaló que vivieron una situación terrible, pues cuando intentaron salir de las casas ya el río estaba desbordado y tuvieron que auxiliarse entre todos para salvar las vidas. "Todo fue rápido, no pudimos hacer nada", dijo, al tiempo que agradeció a Dios porque están vivos.
Se trata del tercer evento climatológico que este año causa daños en una población del estado Sucre. En julio, Cumanacoa se vio afectada por la crecida del Manzanares. En septiembre fueron Valdez y Mariño los municipios que sufrieron daños por las crecidas de ríos y quebradas producto de fuertes lluvias. Esta semana, la crecida de afluentes daño casas y provocó que 62 familias perdieran todos sus enseres y electrodomésticos.
Sucre / Yumelys Díaz