María Franco despidió a su hijo Robert Franco en la mañana del 27 de diciembre de 2021, pues se iba a comprar los ingredientes para hacer “unas hallaquitas” y en la madrugada del 28, su hija, que es su vecina, no tuvo más remedio que decirle que “Cuqui”, como todo el mundo conoce al dirigente sindical natural de Carúpano, en el estado Sucre, se lo habían llevado detenido.
Una persona la llamó de Cumaná para preguntar sobre la detención de su hijo y prendió las alarmas, por lo cual la hija debió decirle la verdad. “Ahí comenzó el calvario”, relató la adulta mayor, que hoy día vive sola, porque su hijo era quien la acompañaba después que inició su divorcio.
Al principio no sabían dónde estaba, debieron denunciarlo como desaparecido, pero después corroboraron que lo habían llevado a Caracas.
La señora, muy atribulada, relató que ese día Robert salió y se consiguió con unos amigos en una tradicional parranda navideña, después se fue a un sancocho y de allí fue que se lo llevaron detenido los organismos de seguridad.
El docente de Educación Física era directivo del Colegio de Profesores de Venezuela (CPV) en la zona de Carúpano-Paria y fue sentenciado después de las elecciones presidenciales del 28 de julio a 30 años de cárcel, por los delitos de traición a la patria, asociación para delinquir y homicidio intencional en grado de tentativa.
A Franco se le involucró en el caso del fallido magnicidio contra el presidente Nicolás Maduro, ocurrido en agosto de 2018 en la avenida Bolívar de Caracas, aunque nunca se ha confirmado oficialmente su participación. Uno de los cargos es por un intento de homicidio.
Su madre, con pesar, señaló que no sabe ni cómo catalogar las acusaciones. “Vivir una situación como esta es bastante fuerte para mí y para toda la familia”.
El dirigente, de 53 años de edad, es padre de seis hijos y estaba en proceso de divorcio. “Hemos vivido un calvario. Lo presentaron un poco de veces y aparentemente todo salía normal, hasta que llegó el 28 de julio y sale una bendita resolución con la condena a 30 años de cárcel”.
Dijo que la sentencia ha sido para ella “el acabose”, solo están a la espera de una nueva audiencia donde se presentarían los alegatos de la defensa.
Relató que no les permiten abogados privados, aunque recibe la asistencia de los juristas del Foro Penal, quienes desde el principio le prestan asistencia legal.
Aunque el dirigente gremial no fue apresado en el curso de las protestas post electorales, forma parte del grupo de presos políticos y las distintas organizaciones lo incluyen en las listas que se manejan.
Sobre la situación de Robert Franco, su madre señaló que se muestra entero y animado, probablemente para darles fortaleza, “pero uno conoce a sus hijos y al verlos sabe cuál es la apariencia ante esta grave situación que está viviendo. Ya sabemos lo que estamos viviendo en el país con estas limitaciones para la gente poder hablar, decir lo que se siente. La situación se puso más difícil”.
Durante los tres años que su hijo ha estado preso, María Franco, quien tiene 77 años, viajaba periódicamente para verlo, pero confiesa que ya no puede hacerlo porque las piernas las tiene débiles. Es muy difícil para mí. Ya se sabe cómo es Caracas”.
El contacto con la familia lo siguen ejerciendo las hermanas y el resto de los allegados, aunque la situación económica dificulta aún más la situación.
Al parecer, luego de la audiencia hay la posibilidad de que pueda tener un abogado privado. Reconoce que al tratarse de un caso político es muy complicado, “parece mentira, pero es lo que estamos viviendo”.
Al ser consultada sobre la posibilidad de una liberación, no mostró mucho optimismo de ver retornar a Robert al pueblo natal.
María Franco le pidió a su hijo que mantenga la fortaleza, lo bendijo y le deseó salud. “Que tenga mucha fe y esperanza, porque solo Dios todopoderoso sabe lo que aquí puede ocurrir en cualquier momento”.
Carúpano / Yumelys Díaz
